Dabid Lazkanoiturburu
Dabid Lazkanoiturburu
Nazioartean espezializatutako erredaktorea

Cuando varias fallas tectónicas confluyen en una falla política abisal

La geología explica la frecuencia de terremotos, a cual más devastador, que sacuden a la Península Anatolia por la conjunción de varias fallas sobre una placa. Así, la placa, que recibe el nombre de la región,  Anatolia (este), se ve presionada por las fallas Arábiga (este), Euroasiática (norte) y Africana (sur),

Uno se queda sin palabras al atisbar el alcance del drama al que asistimos desde que el doble seísmo de la madrugada de ayer convirtió en escombros-tumbas miles de casas, en barrios, pueblos y ciudades en un área donde viven, malviven, 23 millones de personas.

Un área en la que confluyen a su vez varias fallas o fracturas políticas y que son escenario de presiones y desplazamientos de bloques, locales, regionales y mundiales.

Está, de un lado, la fractura kurda, la que sigue sin resolverse desde que, tras la I Guerra Mundial (tratados de Sevres y de Lausana), dejó sin estructuras políticas comunes, sin Estado, a un pueblo que suma hoy 40 millones de almas repartidas en cuatro países, a cuál más impresentable (Irán, Turquía, Siria, e Irak).

Está la falla panárabe, la que dejó hace decenios de ser una alternativa en clave de avance y que ha derivado en monstruos, como la Siria del clan al-Assad o el Egipto de rais como Mubarak o, actualmente, al-Sissi.

Está el seísmo salafo-yihadista que, en un intento de sustituir desde el milenarismo religioso al panarabismo, pretende emular califatos de hace 14 siglos, ayer el ISIS en Raqa y Mosul, hoy la sucursal de Al Qaeda en la devastada Idleb.

Está, en resumen, la falla democrática en una región cuya mayoría, desde las malogradas Primaveras Árabes, y desde antes, pide a gritos eso, que los bloques dejen de chocar en las entrañas mismas de su deseo de tejer un futuro que no esté condicionado por su raza, etnia, religión o distancia respecto a las elites mafiosas que ostentan el poder.

Porque las consecuencias de semejante catástrofe natural no solo dependen de las condiciones arquitectónicas de los hogares de sus pobladores, sino de la robustez, o debilidad, de sus estructuras políticas.  

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