China y su posición como aliado de Rusia ha copado estos días la atención mundial. No es para menos y no hace falta insistir en el papel de la gran potencia emergente mundial.

Quizás por ello ha pasado más desapercibido el dilema que afronta Irán, una potencia regional –no se olvide– cuyo rol puede a su vez tener consecuencias en la actual crisis.

Teherán negocia desde hace meses con los EEUU de Joe Biden la restitución del acuerdo sobre el programa nuclear iraní que Donald Trump se cargó unilateralmente en 2018 para contentar a Israel y a las satrapías del Golfo.

Las negociaciones en Viena, en las que participan como signatarios del acuerdo China, Estado francés, Alemania, Gran Bretaña y Rusia, iban a buen ritmo y el acuerdo era inminente hasta el inicio de la agresión rusa a Ucrania.

El pasado 5 de marzo, en la segunda semana de invasión, Moscú advertía que bloqueará el acuerdo si se levantan las sanciones contra Irán pero si las nuevas sanciones a Rusia le impiden comerciar con Teherán. Rusia viene advertir diciendo «¿Y de lo mío qué?».

Rusia e Irán, rivales históricos –tampoco se olvide–, son aliados de reciente data por coincidencia geopolítica (guerra siria, frente común ante EEUU) y cooperan a muchos niveles.

El problema es que el sostén de Moscú, potencia militar, no económica, no ha mitigado la crítica situación de Irán por las sanciones.

Teherán necesita su levantamiento inmediato, entre otras cosas para sacar a la venta todo su potencial petrolero.  Lo que interesa a EEUU, y Occidente, para que la oferta abarate los disparados precios del crudo.

Hossein Amir-Abdollahian, ministro de Exteriores iraní, está hoy de visita en Moscú. Su anfitrión ruso, Serguei Lavrov, ha asegurado que Rusia habría recibido garantías por escrito de EEUU sobre la cooperación ruso-iraní en torno a la central nuclear de Boucher.

Una pugna sobre el que planea la guerra, por delegación, y de sabotaje, entre Irán e Israel. Los Guardianes de la Revolución atacaron el domingo un ataque con misiles contra «un centro estratégico israelí» en la capital kurda de Irak, Erbil. Una semana antes, dos altos mandos del grupo militar de élite morían en un bombardeo en Siria que imputaron a Israel.

Actores, intereses cruzados y dilemas..