Dabid Lazkanoiturburu
Dabid Lazkanoiturburu
Nazioartean espezializatutako erredaktorea

Kenosha o la tabla de salvación de Trump

la irrupción de milicias blancas fuertemente armadas, «vigilantes voluntarios» se autodenominan, tras el tiroteo por parte de un policía que ha dejado, como poco, paralítico de por vida al joven negro Jacob Blake, en la ciudad de Kenosha (Wisconsin) ha provocado ya dos muertos y varios heridos entre los manifestantes que protestan por el enésimo caso de violencia racista policial.

Y ha encendido no pocas alarmas sobre la estrategia que podría estar siguiendo la Casa Blanca y el núcleo duro del viejo Partido Republicano (Old Party) para dar la vuelta a los sondeos que auguran una difícil victoria en las presidenciales del 3 de noviembre.

Los informes periodísticos que advierten de que milicias similares están ya en orden de batalla en multitud de estados y ciudades evidencian que estamos ante algo más que la reacción de un joven blanco armado que dispara tras verse rodeado de manifestantes.

La infiltración de estos grupos en la(s) policía(s) de buena parte del pais desmiente asimismo la versión del sheriff de Kenosha, quien justificó que dejaran patrullar a las milicias por la falta de efectivos para «proteger la seguridad y las propiedades».

No. Estamos ante una estrategia del equipo de Trump para dar la vuelta a unos sondeos que ponen muy cuesta arriba su reelección. Ante la última tabla de salvación de un magnate que ha visto cómo la economía de EEUU ha retrocedido años, cuando no decenios, en los datos macroeonómicos y de empleo. Todo ello al albur de una pandemia sobre la que su gestión puede calificarse, como mínimo, de desastrosa, cuando no de colaboradora necesaria -y por tanto delictiva- en la expansión del virus.

Trump y los suyos han decidido agarrarse al clavo ardiendo del orden y de la seguridad. Los muertos les importan bien poco, e incluso podría decirse que les sirven para reforzar su última y desesperada baza.

Convendría que, en el otro lado, todos los que legítimamente protestan tuvieran en cuenta la trascendencia del momento que vive el país. Y que la comprensible ira no lleve a algunos a exteriorizarla con imágenes de caos y asaltos.

No sea que Trump logre capitalizar el miedo a la respuesta al miedo

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