Dabid Lazkanoiturburu
Dabid Lazkanoiturburu
Nazioartean espezializatutako erredaktorea

Putin, la calma y las prisas

El presidente ruso, Vladimir Putin, anunció «calma» para lograr sus objetivos en la ofensiva militar rusa, que justificó para «minimizar pérdidas», en general, y que circunscribió al Donbass, para salvar a los enclaves pro-rusos de Donetsk y Lugansk, «de un genocidio por los neonazis ucranianos (sic)».

Justificó el repliegue del oeste de Ucrania negando que aspirara a ocupar la capital y las grandes ciudades ucranianas y asegurando que sus bombardeos y asedios buscaban fijar al Ejército ucraniano y debilitarlo.

Más allá de credibilidades –la de la Rusia de Putin está por los suelos, lo que no quiere decir que tengamos que comprar sin más los informes de «inteligencia» occidentales–,  el Ejército ruso ha redimensionado y acompasado sus objetivos.

El llamamiento de Putin a los mandos militares ucranios para que dieran un golpe de Estado cayó en saco roto mientras columnas de tanques rusos hacia la capital –y sus suministros, por carretera y tren– caían en emboscadas guerrilleras o eran inmovilizadas por la destrucción de puentes y de diques anegados.   

Esta reconducción de la «operación especial»  parece coherente con el nombramiento del general Alexander Dvornikov como comandante en jefe en Ucrania, anunciada por el M16 británico, y no confirmada –ni desmentida–, por Moscú. Todo ello entre rumores de dudas en el seno del entorno de Putin y después de que su gran amigo, según algunos su delfín, y ministro de Defensa, Serguei Shoigu, tardara semanas en reaparecer públicamente.

El Kremlin habría cerrado filas y apartado a los que apuestan por una salida negociada, entre ellos a cuatro expertos del Consejo de Seguridad ruso. No es el único. El presidente ucraniano, Volodymir Zelenski, no ha dudado en quemar naves y fusilar a un negociador pragmático y encarcelar al oligarca pro-ruso Viktor Medvedchuk, quien defiende la inserción autonómica del Donbass en Ucrania.

Con Mariupol (Donetsk) a punto de caer tras un mes de ofensiva devastadora, los bombardeos sobre Jarkov, segunda ciudad del país y mayoritariamente rusófona, no necesariamente pro-rusa, ¿Será Jarkov, y Odessa, siguiendo a Putin, objetivo de la misma maniobra supuestamente practicada con Kiev, Chernigov, Chernobyl y Summy? ¿O considera el Kremlin a los ocho oblast del este de Ucrania parte del Donbass?

Putin llama a la «calma» en un mensaje interno, con la vista puesta en los fastos del aniversario de la Gran Guerra Patriótica contra los nazis el 9 de mayo. Y en un mensaje a la UE, confiado en que minimizará las sanciones con el apoyo de China,la neutralidad del mundo oriental y del sur y las dudas por el efecto boomerang a la UE. Y con la vista puesta en la segunda vuelta de las presidenciales francesas. Si gana Le Pen, la UE, y sus suministros de armas crecientes a Ucrania, tiemblan.

Pero, si se confirma el nombramiento del general ruso Dvornikov, veterano y mando de la destrucción de Grozny y de las ciudades rebeldes sirias, ya pueden temblar todavía aún más  y acelerar los preparativos para huir los futuros nuevos refugiados ucranianos.

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