Dabid Lazkanoiturburu
Dabid Lazkanoiturburu
Nazioartean espezializatutako erredaktorea

Réplicas políticas del terremoto para Erdogan

Puede resultar inhumano -la política a menudo lo es- comenzar a conjeturar sobre los efectos políticos que puede tener el devastador terremoto. Habida cuenta de que miles de personas están atrapadas bajo los escombros en una dramática carrera contra el inexorable reloj ante la angustia de sus familiares y que cientos de miles, millones, pasan hambre y frío glacial a la intemperie por pavor a nuevas réplicas.
Pero es precisamente la magnitud del desastre, y de su inmensurable gestión, la que está poniendo ya en el foco al presidente turco, Recep Tayip Erdogan.

Erdogan, quien afronta unas elecciones-plebiscito cruciales en junio, llegó al poder, paradójicamente, a rebufo del terremoto de Izmir, en 1999, que dejó un saldo de  más de 17.000 muertos y afectó a barrios de la ciudad de Estambul.

El líder islamista había sido popular alcalde de la capital hasta un año antes, cuando tuvo que dejar el cargo tras ser condenado e inhabilitado por leer un polémico poema del escritor panturco Ziya Gökalp («las mezquitas son nuestros cuarteles, las cúpulas nuestros cascos, los minaretes nuestras bayonetas y los creyentes nuestros soldados»). En 2002, el AKP de Erdogan arrasó en las elecciones y sigue desde entonces en el poder.

El eterno líder turco –que comparte con su homólogo y amigo ruso Vladimir Putin la permanencia en el cargo con juegos chinos institucionales (hoy presidente, mañana primer ministro... y vuelta a empezar) y triquiñuelas constitucionales– había blindado su reelección inhabilitando a su rival del kemalista CHP y también alcalde de Estambul, Ekrem Imamoglu, e ilegalizando a la tercera fuerza política, los prokurdos del DHP.

Es precisamente desde Kurdistán Norte, duramente castigado,, desde donde llegan denuncias de que el socorro no llega. Al punto de que Erdogan, quien sabe que debe sus reválidas electotales al voto anatolio,  ha entonado cierto mea culpa.

Pero, cuidado, que su partido, el islamista AKP, cuenta con mucho músculo piadoso y se mueve como pez en el agua cuando de repartir limosna y auxilio desesperado se trata.

Atención a la intensidad y a la dirección de las réplicas políticas en Turquía

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