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La fiebre, ¿amiga o enemiga?


SUKARRA: LAGUN EDO ETSAI?


En el 99% de los casos la fiebre es una respuesta frente a las infecciones debidas a virus o bacterias

sukarraAunque pocas personas definirían la fiebre como algo positivo, sobre todo después de sufrir las molestias que la acompañan, lo cierto es que puede ser una gran aliada para luchar contra las infecciones. A pesar de esta afirmación avalada por los expertos, son numerosas las dudas que surgen en las familias ante cuadros febriles, desde cómo medir la fiebre y controlarla de forma adecuada o qué fármacos resultan más efectivos. Para hallar respuesta a algunas de estas preguntas conviene conocer con exactitud cómo se origina.

El hombre -y los animales de sangre caliente- tienen una temperatura corporal determinada para proteger sus órganos vitales -cerebro, corazón e hígado- de las infecciones y otras agresiones. Esta temperatura está regulada por un mecanismo similar a un termostato que se encuentra en una parte del cerebro, el hipotálamo, y que se dispara cuando detecta algún factor que puede dañar órganos vitales. Esto significa que la fiebre, por muy molesta que nos resulte, no es una enfermedad, sino un mecanismo de defensa, un síntoma de que algo no marcha bien en nuestro organismo. En el 99% de los casos, es una respuesta frente a las infecciones debidas a virus o bacterias, entre otros microorganismos. Pero puede originarse por otras causas, como un sobrecalentamiento por estar demasiado abrigados, que puede conducir a un golpe de calor, enfermedades de la piel, metabólicas, autoinmunes e incluso, por determinados medicamentos.

De las décimas a la fiebre peligrosa

El cuerpo humano debe mantenerse a una temperatura corporal determinada, en torno a 36,8 ºC, cuando se toma en la axila. A medida que esta asciende, recibe un nombre distinto y aumentan las posibilidades de que se vuelva peligrosa para el organismo:

  • Temperatura normal, entre los 36º C y los 37º C
  • Febrícula o "décimas", cuando la temperatura axilar se sitúa entre 37º C-38º C
  • Fiebre, cuando llega a 38ºC o más.
  • Fiebre alta, cuando supera los 39ºC.
  • Hipertermia, cuando rebasa los 40ºC, la fiebre se considera muy alta y peligrosa.

A mayor temperatura, más síntomas

La elevación de la temperatura corporal se asocia, además, a la aparición de otros síntomas acompañantes, que el médico también valora y que le dan una orientación sobre la gravedad de la fiebre y le ayudan a decidir cómo actuar. Entre ellos figuran los siguientes:

*Fiebre entre 38º C y 39º C. En este rango de temperatura axilar, el organismo de la persona afectada puede responder con enrojecimiento (o rubor), aumento de la frecuencia cardiaca (taquicardia) y de la frecuencia respiratoria (taquipnea).

*A partir de 39º C. Los niños más pequeños pueden presentar convulsiones.

*A partir de 40º C. Por sí sola, es motivo suficiente para llevar a los niños a urgencias. Se pueden sufrir mareos, náuseas, dolor de cabeza y una sudoración tan acusada que conduce a la deshidratación.

*A partir de 41º C. Los afectados precisan de atención urgente y pueden sufrir confusión, alucinaciones y somnolencia.

*A partir de 42º C. Un adulto con esta temperatura corporal o más puede sufrir un coma, acompañado de hipertensión o hipotensión graves y taquicardia extrema.

*A partir de los 43º C. Los afectados no escapan al daño cerebral ni de la parada cardiorrespiratoria.

Sigue leyendo: Cómo y cuándo medir la temperatura

 

Fuente: consumer.es