Txoli Mateos
Txoli Mateos
Soziologoa

El infierno y el cielo

Siempre ha habido gente preocupada por el bienestar de los demás, simplemente porque no soporta la injusticia. Desde un donante de sangre hasta un líder político, hay personas que miran más allá de sí mismas.

Una mañana leí un reportaje demoledor, de esos que te dejan el corazón encogido, sobre la cadena perpetua impuesta en Alemania a un coronel sirio bajo cuyo mando fueron torturados unos 5.000 presos en la cárcel Al-Khatib de Damasco. 58 presos llegaron a morir por el salvaje maltrato recibido. La cárcel era conocida con el nombre de "El infierno en la tierra". Se dice que la capacidad de raciocinio es la cualidad que nos distingue a los seres humanos del resto de animales, pero la crueldad racional, fría y calculada que representa la tortura nos hace dudar de la condición humana. Que yo sepa, somos las personas las que infligen malos tratos al resto de animales y no al contrario. En cualquier caso, sobre la tortura y su impunidad sabemos bastante en la sociedad vasca. La semana pasada volvimos a oír los casos espeluznantes de Iratxe Sorzabal y Xabier Atristain.

Ese mismo día, pude ver una película dirigida por Icíar Bollaín inspirada en la historia de amor y solidaridad de la maestra catalana Victoria Subirana, que dedicó su vida a la educación de niños y niñas nepalíes que vivían en una extrema pobreza, dominados por la creencia en el sistema de castas. Su empeño y generosidad la llevaron a donar todas sus posesiones para la construcción de una escuela, abandonando a su familia, su país y más tarde, a su pareja. La película se llama "Katmandú, un espejo en el cielo". El título alude a la idea, no sé si budista, de que cada trozo de tierra que amamos refleja una parte del cielo. Me pareció una especie de compensación por el mal trago de la mañana. Siempre ha habido gente preocupada por el bienestar de los demás, simplemente porque no soporta la injusticia. Desde un donante de sangre hasta un líder político, hay personas que miran más allá de sí mismas, en continua pelea con el egocentrismo insolidario.

Se calcula que existen dos billones de galaxias en el universo. Somos un granito de arena en el infinito. Me pregunto cómo este mero producto del azar –la vida en la Tierra– ha podido generar tanta maldad y tanta belleza y altruismo.

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