No es mi intención hacer una crítica de cine. Para eso ya tenemos a Gaizka Izagirre. Si quiero hablar de "Los domingos", de Alauda Ruiz de Azúa, es porque no recuerdo ninguna película que haya generado tanta controversia entre la gente que conozco. Incluso hay quien se niega a verla casi como un acto de militancia. «¿Tú con qué personaje te identificas?», me preguntaba una amiga, dando por sentado, con razón, que alguno de ellos me tenía que resultar insoportable y que todos, sin excepción, representaban formas absolutamente diferentes de ver el mundo. Ya sabemos de qué trata: una chica de 17 años se plantea, con dudas, ingresar en un convento de monjas de clausura. Esto provoca una tormenta en su entorno familiar a la vez que podemos ver la lucha interior de la joven, la cual, sinceramente, me pareció emocionante.He oído de todo. Las mujeres que han sufrido estudiar en un colegio de monjas salen enfadadas, con razón, pero la experiencia personal no es siempre un criterio válido. Quienes ven la espiritualidad religiosa como algo irrelevante afirman que es una locura que una adolescente se meta a monja «sin haber vivido». Y vivir es, por ejemplo, tener relaciones sexuales. Según eso, hay mucha gente que se morirá sin haber llegado a vivir. Hay un tercer tipo de crítica que considera que a esa edad no se puede tener claro qué hacer en la vida: sobrevuela la sospecha de la manipulación. Lo gracioso, en este caso, es que nos resulta esperanzador ver a la juventud comprometida socialmente y no se nos pasa por la cabeza que esté manipulada. Hay, además, un tipo de crítica feroz contra la Iglesia católica como institución, crítica con la que estamos de acuerdo, pero eso no resta nada a la complejidad y profundidad del tema. En mi opinión, lo que está en el fondo de muchas discusiones es el respeto hacia una creencia religiosa y una decisión que nos cuesta entender. ¿Pero es necesario comprender racionalmente algo para respetarlo? Yo creo que no.