A los 86 años de edad ha fallecido el científico de Lizarra Adolfo Eraso, una de las principales autoridades del mundo en el estudio de los glaciares. El ‘centinela del hielo’, como lo definen sus familiares en su esquela, nació en Lizarra en 1934. Era doctor en Geología, licenciado en Ciencias Químicas y diplomado en varias especialidades, como Hidrogeología General o Geoestadística Aplicada.

Además, era miembro de la Academia de Ciencias de Nueva York, autor de varios libros, así como de numerosos artículos científicos e informes profesionales, y profesor invitado a decenas de prestigiosas universidades.

Entre otros méritos, contaba con el prestigio de haber sido reconocido como una de las máximas autoridades a nivel mundial en todo aquello que tiene que ver con la Glaciología, la ciencia que estudia la evolución de los glaciares y su impacto en el medio ambiente.

Fue investido doctor honoris causa por la Universidad Pública de Nafarroa en 2014 y a lo largo de su dilatada carrera profesional ha obtenido numerosos premios y reconocimientos, entre ellos el premio ‘Francisco de Javier’ concedido por el Gobierno navarro.

Una prueba de su valía la constituye el hecho de haber desarrollado un método de predicción de las principales direcciones de drenaje en el karst y que ha sido aplicado en más de ochenta ocasiones en diferentes lugares del planeta.

Más de 80 expediciones polares

Eraso ha realizado más de 80 expediciones de investigación polar. Sus investigaciones espeleológicas, campo en el que inició su actividad científica, le han llevado cavernas de macizos montañosos de Europa, América y Papuasia. Y sus trabajos sobre glaciares le han supuesto recorrer la Antártida, Groenlandia, Ellesmere, Svalbard y Alaska, entre otros lugares del planeta.

Junto con la divulgadora científica María del Carmen Domínguez, era fundador de GLACKMA, una asociación científica sin ánimo de lucro que lleva años realizando trabajos de manera ininterrumpida en lugares estratégicos del planeta con el fin de estudiar la evolución de los glaciares como sensores naturales del calentamiento global, integrando ciencia, investigación, divulgación, aventura y atracción por lo desconocido.