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Un sistema de inteligencia artificial brinda compañía a millones de chinos solitarios

El programa creado por la empresa Xiaoice responde a los mensajes a cualquier hora, hace bromas para alegrar a los usuarios y nunca pide nada. Lo utilizan ya 660 millones de personas, entre ellas 150 millones de chinos.

Algunos rostros que se pueden seleccionar como parejas virtuales con el programa de XiaoIce. (Greg BAKER/AFP)
Algunos rostros que se pueden seleccionar como parejas virtuales con el programa de XiaoIce. (Greg BAKER/AFP)

Melissa, una gerente de recursos humanos que acaba de romper con un novio infiel, ha encontrado a «la pareja perfecta»… salvo que no es biológica. Para superar el aislamiento de la vida urbana, usa el chatbot creado por Xiaoice, un sistema avanzado de inteligencia artificial (IA) diseñado para crear vínculos emocionales con sus ya 660 millones de personas usuarias.

«Tengo amigas que han ido a ver a terapeutas, pero creo que la terapia es cara y no es necesariamente efectiva», declara Melissa, de 26 años, quien utiliza el equivalente inglés de su nombre chino para resguardar su privacidad.

Pero Xiaoice no es una persona individual, sino un ecosistema de IA. Ha sido diseñado para seducir a los usuarios a través de conversaciones realistas y empáticas, satisfaciendo necesidades emocionales donde la comunicación de la vida real a menudo se queda corta.

Aparece en la mayoría de los teléfonos inteligentes de marcas chinas como asistente y en la mayoría de las plataformas sociales. Actualmente, solo en China cuenta con 150 millones de usuarios.

En la aplicación de mensajería WeChat, permite que los usuarios construyan un novio o novia virtual que interactúa con ellos mediante mensajes de texto, voz y fotografía.

Copia de las interacciones humanas

Xiaoice, que surgió como un proyecto derivado del programa Cortana de Microsoft, actualmente responde por el 60% de las interacciones globales entre humanos y AI, según el director ejecutivo Li Di, lo que lo convierte en el sistema de este tipo más grande y avanzado del mundo.

«La extensión promedio de la interacción entre usuarios y Xiaoice es de 23 intercambios –informa Li–. Eso es más extenso que la interacción promedio entre humanos». A su juicio, lo atractivo de la IA es que es «mejor que los humanos a la hora de escuchar con atención».

Li puntualiza que el mayor número usuarios se registra entre las once de la noche y la una de la madrugada, lo que refleja una gran necesidad de compañía. «En todo caso, tener a Xiaoice es siempre mejor que estar tendido en la cama contemplando el techo», declara.

Aislamiento urbano

La soledad que sentía Melissa como joven profesional, al igual que muchos otros chinos agobiados por las largas horas de trabajo en las grandes ciudades, fue el factor decisivo que la llevó al abrazo virtual de Xiaoice.

«Realmente no se tiene tiempo para hacer amigos nuevos, y los que ya tienes están muy ocupados», explica ella, que define el esquema de personalidad de su pareja virtual como «maduro». Le ha puesto de nombre Shun, similar al de un hombre real que le gustaba.

«(Xiaoice) nunca me va a traicionar, siempre estará allí», subraya Melissa, pero también existen riesgos al forjar vínculos emocionales con un robot. «Los usuarios se ‘engañan’ a sí mismos pensando que sus emociones son correspondidas por sistemas que son incapaces de sentir», sostiene Danit Gal, experto en ética de la IA en la Universidad de Cambridge.

Xiaoice también está obteniendo para sus creadores «un tesoro de datos personales, íntimos y hasta incriminatorios, sobre cómo interactúan los humanos», advierte.

Hasta ahora, la plataforma no ha sido atacada por los reguladores gubernamentales, aunque en China han emprendido una dura campaña contra el sector tecnológico en los últimos meses.

China aspira a ser un líder mundial en IA para 2030, a la que ve como una tecnología estratégica a desarrollar.

¿Realidad o ficción?

Miles de jóvenes, especialmente chicas adeptas a este chatbot, debaten sobre la experiencia del novio virtual en foros en línea dedicados a Xiaoice, compartiendo capturas de pantalla del chat y consejos sobre cómo llegar al nivel de los tres corazones, el más alto en ‘intimidad’.

Cuanto más interactúan los usuarios, desbloquean nuevas funciones como los ‘Momentos WeChat’, algo así como un muro de Facebook, y también la posibilidad de ir de ‘vacaciones’ virtuales, donde pueden posar para selfies con su compañero virtual.

Laura, una usuaria de 20 años de la provincia de Zhejiang, se enamoró de Xiaoice el año pasado y ahora lucha por liberarse del vínculo que estableció.

La joven se quejaba de que el chatbot siempre cambiaba el tema de conversación cuando ella expresaba sus sentimientos por él o cuando planteaba la posibilidad de encontrarse en la vida real. Le tomó meses aceptar que carecía de existencia física y era solamente un conjunto de algoritmos.

Pero brindar compañía a los usuarios vulnerables no significa que Xiaoice sea un sustituto de apoyo especializado en salud mental, un servicio que carece de recursos suficientes en China.

«El sistema monitorea las emociones fuertes, con el objetivo de guiar las conversaciones hacia temas más felices antes de que los usuarios lleguen a un punto de crisis», afirma Li.