Patxi Irurzun
Elkarrizketa
Marea
Publican ‘Los potros del tiempo’

«Nuestra misión es mantener el fuego»

Marea presenta ‘Los potros del tiempo’, un disco sobre el paso del tiempo y la sombra de la muerte que los de Berriozar, en su 25 aniversario, convierten en un trabajo luminoso con su fórmula infalible: rocanrol y amistad. Charlamos con ellos en una de las contadas entrevistas que dará la banda.

Loa Marea, en el Kutxitril.
Loa Marea, en el Kutxitril. (Iñigo Uriz | FOKU)

La cita es en el lugar habitual, el Kutxitril, en la Plaza Marea de Berriozar, y a la misma acuden por sorpresa —esperábamos solo a Kutxi— cuatro de los cinco Marea. Falta Edu Beaumont ‘Piñas’, el bajista, pero para compensar en mitad de la charla aparece Kuxe, ‘el sexto Marea’, el ‘pegamento de la banda’, el que fuera en sus inicios, hace ya veinticinco años, mánager, furgonetero, backliner, hombre para todo… Ahora sus funciones se reparten entre él y las cincuenta personas que acompañan al grupo en las giras. Kuxe trae varias cajas con algunos de los ejemplares en diferentes formatos del último disco del grupo, ‘Los potros del tiempo’.

El trabajo se publicó el 23 de diciembre, pero uno de esos formatos en que se lanzó, la caja Deluxe (en la que se incluye un concierto en DVD de la banda y ‘La mirada de un dios tuerto’, un libro de fotos de otro de los inseparables de Marea, Fernando Lezaun), ya se ha agotado.

Es una historia que se repite con cada nuevo disco de los de Berriozar. En una crisis galopante de la industria discográfica y con el rock en estado terminal, ellos, cabezones, navarros, siguen vendiendo miles de discos y llenando pabellones.

Bodas de plata

Ha pasado ya un cuarto de siglo desde que estos cinco amigos se reunieran una Nochebuena para su primer ensayo. El lanzamiento de ‘Los potros del tiempo’ tiene, pues, algo de conmemorativo, aunque desde el grupo tampoco quisieron forzar las bodas de plata. «Nos molaba que coincidiera con el aniversario», toma la voz cantante —nunca mejor dicho— Kutxi Romero. «Pero como con nosotros nunca sabes qué va a pasar tampoco dijimos nada. Por suerte, por primera vez en la historia de los Marea no ha habido ningún problema y, contra todo pronóstico, hemos llegado a tiempo».

«Veinticinco años es un hito, un buen momento para hacer balances. ¿Cómo recordáis aquellos inicios?», lanzamos la primera pregunta. «Yo no me he enterado de nada», contesta el maestro Kolibrí Diaz, guitarrista y productor del grupo. «Y creo que eso es buena señal. Nos lo hemos pasado bien, no hemos sufrido, hemos vivido todo con mucha naturalidad desde el primer día, y esa estabilidad hace que no te des cuenta del paso del tiempo. Bueno, te das cuenta por tus hijos, que los ves cada vez más grandes».

«En mi caso me acuerdo más de los principios, de aquel primer ensayo en Artsaia, que del último concierto. La furgoneta, los viajes… Ahora te llevan, tocas, vuelves a casa e igual no sabes ni dónde has estado», replica César Ramallo, el otro guitarrista. «Antes cada bolo era un reto y eso lo recuerdas con más intensidad», tercia Kutxi.

«Para ir a tocar al gaztetxe de Altsasu tenías que montar un belén. De todos modos el balance sería que nosotros ya hemos ganado. Somos la banda de rock más longeva en activo con los mismos componentes», añade (y a continuación se abre un pequeño debate al respecto. «Igual los Zea Mays». «O Leihotikan». «Pero tuvieron un batería los primeros meses y luego lo cambiaron». «¡Ah, ah, entonces ya no vale!»…).

Guardando el fuego

Veinticinco años es un hito significativo también para mirar hacia delante, y más en un disco con este título tan existencialista, ‘Los potros del tiempo’. ¿Cómo se imaginan a sí mismos los Marea dentro de otro cuarto de siglo? ¿Habrá todavía grupos de rock? «Igual nos merecemos que el rock se haya quedado en un anacronismo, en algo para pollaviejas», contesta Kutxi.

«Hoy en día el mensaje ya no lo tiene el rock, en los 70, los 80, los 90 era la música que los adolescentes queríamos oír, ahora ya no, ahora los chavales encuentran el mensaje en otros sitios, en el rap… En nuestro caso, de todos modos, ya no tenemos por qué hacer ningún alarde, no estamos para sprints, nuestra misión ahora es solo mantener el fuego, por si todavía hay alguien que se quiere calentar en él. Yo creo que los Marea somos los únicos que mantenemos esa llama, que mantenemos vivo el rock tal y como se hacía hace treinta años, y ahí estamos, por si alguien le interesa todavía, que parece ser que sí, porque afortunadamente estamos arrasando con este nuevo disco» (en la fecha en que transcribimos esta entrevista ‘Los potros del tiempo’ es indiscutible número uno en ventas en el estado).

Making of

Kutxi afirma esto con una mezcla de chulería y descreimiento, del mismo modo que cada vez que Marea publica un nuevo trabajo repite que ellos lo único que han hecho ha sido cambiar el título y la portada. Pero lo cierto es que en esta ocasión tanto una cosa como otra destacan por su excelencia.

‘Los potros del tiempo’, la estrofa que da nombre al décimo trabajo en la discografía de los de Berriozar, está tomada de una taranta de El Cabrero. «El verano pasado habíamos empezado a ensayar y un día que estaba escuchando flamenco en casa, al oír esas estrofas de José ( ‘Los potros del tiempo pasan/ nadie los puede parar/ parece que no te alcanzan/ pero te dejan atrás’), me dije que estaría guay hacer un disco entero sobre todo eso, el paso del tiempo, la muerte… Fui cogiendo anotaciones durante todo el año, y ya en abril, cuando Kolibrí y los Marea habían hecho la maqueta con las melodías, empecé a escribir las letras. De momento no me he arrepentido de ninguna», confiesa Kutxi, quien nos regala después un making of sobre su proceso creativo: «Al ochenta por ciento de las canciones lo primero que les pongo es el título, en otras igual sale una frase cuando estamos en el local improvisando. En este, por ejemplo, eso de ‘Azul, no queda nada azul’, fue una improvisación en el local y así se ha quedado. La gente en esas situaciones suele cantar en inglés inventado, yo lo hago en castellano inventado, voy juntando palabras, para que luego cuando le ponga la letra buena quede parecido, pero claro, igual entonces no digo más que estupideces, palabras que me vengan bien fonéticamente, pero a veces de tanto decir hay algunas que hilan… Pero es por estadística, no es porque yo sea un genio, si dices quince mil palabras en un ensayo, seis juntas van a ir bien. Pues esas son las que yo, que soy vago por naturaleza, pongo», dice Kutxi.

«Yo creo que los Marea somos los únicos que mantenemos esa llama, que mantenemos vivo el rock tal y como se hacía hace treinta años»

Aunque eso es mucho decir, o muy poco, porque lo cierto es que es prácticamente imposible encontrar a un letrista con la hondura lírica, la riqueza léxica, la emoción y el talento de Kutxi Romero. Sus letras, de hecho, son las que explican buena parte del éxito de la banda, pues ejercen sobre sus seguidores una especie de hipnosis, ese rapto propio y misterioso de la poesía de alto voltaje.

Baile de caballos

Y en ‘Los potros del tiempo’ hay algunas imágenes, algunas estrofas, algunas metáforas (el calostro de los bares, las mariposas alzando el vuelo desde la fosa mortuoria, la hoguera prendida con madera de ataúd, el baile de caballos…) que no solo rozan lo sublime sino que además, y a pesar de la temática y el envoltorio fúnebres del disco, dotan a este de una luz extraña que lo convierte tal vez en el trabajo más vitalista de Marea, o como corrobora Kutxi, «en una llamada al carpe diem, una invitación a vivir con esplendor».

Contribuye a ello también la extraordinaria portada y las ilustraciones del libreto, obra de Iosu Berriobeña, ante cuyo trabajo todos los miembros del grupo han caído rendidos y que convierten al mismo, a su formato físico, en un objeto artístico. «Sí, está ese componente del coleccionismo», nos cuenta Alén Ayerdi.  «De hecho el formato digital ha superado, gracias al maestro —señala a Kolibrí—, ya la calidad del CD. Nosotros, por ejemplo, hemos tenido que reconvertir el CD a peor calidad para poder plasmarlo en ese formato físico».

Alén, es, además del batería de la banda, el director de El Dromedario Records, la discográfica y oficina con la que Marea, tras su paso por Warner, publica ahora Los potros del tiempo, así que aprovechamos para preguntar cómo será la gira de presentación del disco. «El rock está hecho para el directo, para mí los discos cobran sentido entonces. Al público hay que darle siempre cosas nuevas, primero porque están esperándolas y segundo porque así demuestras que estás en activo, que no estás rentabilizando un fondo de armario». En el caso de Marea, de hecho, acostumbran a tocar en sus giras los trabajos nuevos completos.

Marea on the road

«Nuestro público ya sabe que tocamos el disco entero, así que se lo tienen que aprender», explica Kolibrí. «Para nosotros las giras tienen ese sentido, presentar las canciones nuevas, si no no las haríamos… Y además es un síntoma muy bueno, tocar las once canciones quiere decir que estamos orgullosos de ellas». Algo con lo que están de acuerdo todos, así como con la sensación (lo repiten varias veces a lo largo de la entrevista) de que este trabajo ha sido con el que más han disfrutado, en el que todo ha ido más rodado.

«Para los músicos en general la finalidad es tocar en directo, para mí lo gozoso es la creación. Al cuarto ya tengo la sensación de estar trabajando, que es lo peor sensación que se puede tener»

En lo que difieren es en cómo afrontan salir a la carretera (la gira ‘Sin riendas’ comenzará en mayo e incluye veinticuatro conciertos, uno de ellos el 1 de julio en Iruñea y el último de todos en Bilbo, el 23 de noviembre). A diferencia del resto del grupo, Kutxi  confiesa que las giras «no es que no me gusten, es que no me son necesarias, para los músicos en general la finalidad es tocar en directo, para mí lo gozoso es la creación, luego interpretar todo eso, los tres primero bolos bien, al cuarto ya tengo la sensación de estar trabajando, que es lo peor sensación que puede tener un ser humano, es peor que que te de una coz en la polla un borrico, lo mejor es estar trabajando y no tener esa sensación, pero claro, para eso hay que ser profesional, ya voy aprendiendo un poco, pero claro, ¿cómo sé si mañana a las nueve voy a tener ganas de cantar?».

Una banda sin egos

En todo caso, lo que está claro es que esa diferencia de opiniones no hará llegar la sangre al río. El pilar sobre el que se sostiene Marea es la amistad de sus cinco componentes, tal y como concluye Kolibrí: «Por encima del grupo y de las canciones están las personas, eso siempre lo hemos tenido claro, cuando tienes esa prioridad es fácil que todo vaya bien». En Marea, además, tal y como apuntilla Alén, «no hay egos, cada cual sabe perfectamente desde el principio cuál es su papel y no se intenta poner en el del otro».

La fórmula, de hecho, ha funcionado veinticinco años y, mientras los potros del tiempo no dejen atrás a ninguno de ellos, la marea seguirá subiendo y el fuego, en consecuencia, se mantendrá vivo.