2025 OTS. 16 No hay película intachable La brasileña Fernanda Torres, protagonista de la película «Aún estoy aquí», se hizo con el Globo de Oro a Mejor Actriz por su interpretación. MARIONA BORRULL Pocas carreras al Óscar se recordarán tan comprometidas como la que estos días da sus últimos coletazos. La polémica ha golpeado el ventilador bien cerca de todas las películas favoritas… Incluso de las intachables. Desde el fango en el que ella misma se encharcara antaño con tuits racistas, islamófobos y contra la diversidad, Karla Sofía Gascón ve cómo sus números para obtener una histórica primera estatuilla interpretativa a una mujer trans van menguando. Los dichosos tuits llegaban como colofón de las alegaciones de la protagonista de “Emilia Pérez” -una de las protagonistas, vale, pero La protagonista en cuanto a ruido mediático- sobre un supuesto boicot orquestado por los círculos de su mayor contrincante para el premio, la actriz brasileña Fernanda Torres. Karla Sofía Gascón se ha disculpado de forma rápida y clara tanto por tuits como por alusiones, pero la bola de nieve había tocado ya a Fernanda Torres, quien había acelerado en las apuestas después de hacerse con el Globo de Oro a Mejor Actriz. Y que ha tenido que dar debidas explicaciones por el sketch que protagonizó para un magacín de variedades televisado hace 17 años, en el que se maquillaba de persona negra (blackface, una forma de degradación racista aún muy presente en nuestras cabalgatas). También Torres se ha disculpado, claro. Sin embargo, fíjense que ni la protagonista de la candidatura políticamente más clara se ha salvado de ser arrollada en redes. Es de justicia no dejar el agravio pasado por resolver, pero que dichos embarrados hayan surgido como toma y daca sumapuntos en medio de una carrera de premios -el timing lleva a pensar eso-, bueno, es de un ensañe interesado… Y no por los derechos humanos. Hablemos de “Aún estoy aquí”, la magnífica columna trajana dirigida por Walter Salles (“Diarios de motocicleta”) sobre el duelo de la viuda del congresista Paiva, político “desaparecido” durante la dictadura brasileña. Hermanada de “Argentina 1985,” la película de Salles esculpe a partir de las formas de diva clásica de Torres (sufrida, si bien siempre con elegancia) un canto universalizante a la dignidad humana, la que sobre el callo del tiempo siempre lleva a la victoria moral. “Aún estoy aquí” puede desajustarse en su búsqueda de la lágrima, pero conserva sabrosos cogollos de emoción difíciles de narrar fuera de sí mismos. ¿Cómo justificar el frangollo de rabia, miedo y servitudes aprendidas de quien coopera, a sabiendas de que es la carne del asador? Guardémonos de simplismos, pongámoslo en imágenes: Fernanda Torres, Eunice, atendiendo diligente a los homicidas de la secreta mientras esperan aburridos en su cocina. Pero cómo, y la película dirá, «¿y cómo no?». El cine acoge verdades contradictorias, complejas e incómodas como la vida misma, válgame el aforismo barato. Volvamos al cine.