2025 IRA. 28 PANORAMIKA Conceptual Una de las obras de la exposición «Another day. Another night», de la estadounidense Barbara Kruger, que en el Museo Guggenheim de Bilbo reúne piezas realizadas durante cinco décadas. (Oskar Matxin Edesa | FOKU) Iker Fidalgo {{^data.noClicksRemaining}} Artikulu hau irakurtzeko erregistratu doan edo harpidetu Dagoeneko erregistratuta edo harpideduna? Saioa hasi ERREGISTRATU IRAKURTZEKO {{/data.noClicksRemaining}} {{#data.noClicksRemaining}} Klikik gabe gelditu zara Harpidetu {{/data.noClicksRemaining}} El arte conceptual es una corriente surgida durante las vanguardias artísticas del siglo pasado, en la que la importancia sobre la obra artística se desplaza del objeto a la idea. Esto significa que la habilidad técnica o la destreza en el uso de determinados materiales pasan a un segundo plano frente al concepto o motivo principal que presenta la pieza. El arte conceptual, desde su irrupción, ha marcado y sigue marcando muchas de las maneras de trabajar la producción artística. El conceptual no se olvida totalmente de la disposición formal de la obra final pero, de alguna manera, el valor se encuentra en aquello que dice y no en cómo lo dice. Una de las figuras más representativas de esta corriente en la segunda mitad del S.XX es la autora norteamericana Barbara Kruger (EEUU, 1945). Su irrupción como artista coincide con los años setenta y se desarrolla durante esa década cercana al arte concebido desde posiciones feministas y utilizando su capacidad creativa como un espacio de lucha política y denuncia. La consolidación profesional le llegó en los años ochenta, provocada por su paulatina entrada en circuitos comerciales e institucionales, hasta convertirse en la figura que es a día de hoy. El estilo de Kruger es inconfundible. Suyas son algunas de las piezas más reconocibles, pues la base de su trabajo ha sido la realización de composiciones entre fotografía y texto. A veces tocando realmente cerca el diseño de cartelería y, en ocasiones, remitiéndose a un lenguaje mucho más cercano al de la publicidad que al del arte contemporáneo. De esta manera, puede que la artista haya sido capaz de llegar a un público mucho más diverso, utilizando una manera de trabajar con resultados directos y visualmente potentes de gran calado en la cultura popular. Para conocer el trabajo de Kruger, el Museo Guggenheim de Bilbo inauguró una exposición que estará disponible hasta principios del próximo noviembre. “Another day. Another night” presenta un recorrido por obras de cinco décadas que se van desplegando por las salas destinadas a la muestra. Como en toda la trayectoria de la artista, las frases y el texto ocupan un lugar protagonista como herramienta para la crítica social y, en esta ocasión, la creadora ha adaptado sus piezas con traducciones al euskara y castellano. Bien es cierto que, por momentos, la presentación en sala acaba saturando nuestra percepción. Los mensajes se agolpan como reflexiones incisivas, pero con un tiempo de consumo tan rápido que parecen perderse en la acumulación. A pesar del esfuerzo por convertir el trabajo al lenguaje instalativo, siempre permanece la duda sobre si lo realmente revolucionario eran aquellas obras que, por sencillas y directas, no dejaban indiferente a nadie. De cualquier manera, Barbara Kruger es un referente ineludible, cuyo legado bien merece una visita.