2025 IRA. 28 LITERATURA La soledad sonora Kepa Arbizu {{^data.noClicksRemaining}} Artikulu hau irakurtzeko erregistratu doan edo harpidetu Dagoeneko erregistratuta edo harpideduna? Saioa hasi ERREGISTRATU IRAKURTZEKO {{/data.noClicksRemaining}} {{#data.noClicksRemaining}} Klikik gabe gelditu zara Harpidetu {{/data.noClicksRemaining}} Incluso aquellos comportamientos que hoy observamos como normalmente asumidos, en el pasado significaron diques, en este caso destinados a contener la libertad de las mujeres, a la espera de ser derribados. Un papel de demolición que, desde el ámbito artístico pero también en lo que respecta a su propia existencia, ejerció esta autora nacida en una pequeña localidad de la región de Borgoña, convertida en pionera involuntaria por el mero hecho de no querer vivir enjaulada por las convenciones sociales de su época. Una premisa que caracteriza a la protagonista de esta novela, a la que conoceremos ya como una actriz de variedades y sobre la que descubriremos paulatinamente el fracaso matrimonial que le ha llevado hasta habitar ese bohemio contexto. Un lugar al que llegará cargada de heridas sentimentales y, sobre todo, bajo esa conciencia históricamente adulterada para negarle el derecho de emprender su recorrido en solitario, sin la sombra constante de un hombre que capitalice su destino. Un proceso de emancipación, pero igualmente de autoafirmación, reflejo autobiográfico del padecido por su creadora, enunciado sin triunfalismos y siempre sometido a un difícil y doloroso discurrir. Cuestionamientos de una realidad, propia y global, expresados bajo un característico estilo florido y sensorial que a su paso enuncia el retrato colectivo de una sociedad junto a una inmersión en el ánima oculta de su personaje principal. Sin desprenderse nunca de ese melancólico suspiro de romanticismo, en el padecer de la protagonista se arremolinan admiradores que anhelan convertirla en su bello trofeo, interrogantes sobre el rol femenino en el arte y, por encima de todo, la necesidad de combatir la losa del paso del tiempo, juez inmisericorde especialmente intransigente cuando de dictar sentencia sobre el cuerpo de la mujer se trata. Colette, por desgracia, nunca necesitó acudir a la imaginación para alumbrar sus ideas ni recurrir a la experiencia ajena para perfilar a sus seres de ficción, la suya propia era lo suficientemente significativa como para servir de sustrato creativo. Su presente entorpeció, que no derribó, unas ansias de libertad que brotan dolientes pero decididas en esta novela, igual de vehemente en su construcción de la belleza narrativa como de desplegar una osada mirada intimista. Es precisamente allí desde donde se entona la elogiosa indisciplina de no querer ser exclusivamente el delicado complemento a la voz masculina, sino una ruidosa celebración del propio camino. La novela refleja un proceso de emancipación, pero igualmente de autoafirmación, enunciado sin triunfalismos y siempre sometido a un difícil y doloroso discurrir