2025 AZA. 09 PANORAMIKA Imagen de su tiempo «El pellizco», óleo sobre lino -45 x 45-, realizado por el artista catalán Iván Floro, que se puede ver en la exposición «Llámalo X» de la galería bilbaina SC Gallery. (Cortesía de SC Gallery) Iker Fidalgo {{^data.noClicksRemaining}} Artikulu hau irakurtzeko erregistratu doan edo harpidetu Dagoeneko erregistratuta edo harpideduna? Saioa hasi ERREGISTRATU IRAKURTZEKO {{/data.noClicksRemaining}} {{#data.noClicksRemaining}} Klikik gabe gelditu zara Harpidetu {{/data.noClicksRemaining}} La galería bilbaina SC Gallery inauguró a mediados del pasado octubre una exposición individual del artista catalán Iván Floro (Barcelona, 1993). “Llámalo X”, que podrá visitarse hasta el 20 de este mes, nos propone una muestra crudamente pictórica. No hay artificios, pretensiones instalativas o relaciones interdisciplinares de ningún tipo. En la exposición nos topamos con la pintura en su esencia más pura: pigmento, composición, tela pincelada, gesto e imagen. Pero, ¿qué significa este sumatorio en el momento actual en el que vivimos? Es obvio apuntar que vivimos en una realidad plagada de imágenes. La revolución digital que permitió la accesibilidad a nuevos dispositivos de producción y distribución, convirtió la creación amateur en un flujo constante de contenido visual. Las redes sociales y esta nueva realidad mediada por lo digital han creado una revolución en nuestra manera de consumir e interactuar con la realidad y nuestro entorno social. Todas las imágenes nos suenan, todo parece remitirse a algo ya visto, a realidades que, aunque sin vivirlas, las conocemos de sobra. Todo lo que hacemos referencia a algo ya sucedido. Lo deseado, e incluso lo más odiado, forma parte de nuestra carga diaria de dopamina a través del pulgar resbalando por la pantalla, como una prótesis que alimenta nuestra necesidad de cargar la batería de la mirada. Es en este punto donde la propuesta de Floro se inserta de manera certera. A la vista está su destreza técnica, su habilidad en la resolución formal e incluso su semejanza en la utilización de paletas, texturas y gamas que recuerdan a viejos maestros y referentes de alto nivel. Pero en sus piezas podríamos quizás entrever algo que Hito Steyerl bautizó como “imagen pobre”. Un concepto que, aunque necesite de cierta revisión o actualización, nos invita a clasificar así toda aquella imagen que es compartida mil veces, pirateada, desprovista de resolución y cuya única misión es seguir expandiéndose. Las obras del artista tienen ese halo de contemporaneidad, de vigencia, de fotografías que pueden haber sido encontradas en internet o robadas de alguna publicación de un usuario cualquiera. Encuadres que, sin dejar de ser pintura, son fotografías tipo “selfie” o más cercanas a un fotograma de una serie de una plataforma de streaming e incluso resultados sexualizados que nos resuenan como parte de nuestra sociedad. Puede ser que responda a una cuestión generacional o quizás a un acierto instintivo en la búsqueda de inspiración o referentes visuales. Pero, de cualquier manera, “Llámalo X” reivindica la necesidad de la pintura como una óptica desde la que mirar el mundo con otra perspectiva. Una pausa conseguida a través del gesto que se entrevé en las pinceladas y entre una intención clara de no abandonar aquello que se le pide a todo artista: que sea fiel al tiempo que le ha tocado vivir.