2025 AZA. 09 GASTROTEKA Los huevos siguen siendo una ganga El aumento del precio de los huevos está siendo noticia en los últimos tiempos. Tratándose de uno de los alimentos favoritos de Javi Rivero, en este artículo el chef de 7K le quita hierro al asunto. Además, incluye nuevas sugerencias para disfrutar de platos con huevos de distintas maneras. (Getty Images) Javi Rivero {{^data.noClicksRemaining}} Artikulu hau irakurtzeko erregistratu doan edo harpidetu Dagoeneko erregistratuta edo harpideduna? Saioa hasi ERREGISTRATU IRAKURTZEKO {{/data.noClicksRemaining}} {{#data.noClicksRemaining}} Klikik gabe gelditu zara Harpidetu {{/data.noClicksRemaining}} Decir que el ser humano es un animal de costumbres no es nada nuevo, familia. Se repite más el menú para cenar en mi casa que los besugos en la oferta de los asadores de Orio. Que, ojo, no me importaría que el menú fuera tal… pero es cierto que, si cenáramos besugos a diario, nuestro parecer con respecto a este producto cambiaría. ¿Sabéis de qué no me canso? De comer huevos. No penséis mal, que de tocarse uno la vaina o los huevos a comérselos hay un trecho. Curiosa expresión y licencia gastronómica esta. Lo dicho, serán 2-3 huevos de media por persona los que se consuman a diario en mi casa. En concreto, los de mi suegro. Matizo. Los de las gallinas -enanas, por cierto- de mis suegros. Si es que hay que explicarlo todo, amigos. El resultado del correcto cuidado de estos animales es poder tener el mejor ingrediente del mundo que da, por consiguiente, el mejor plato del mundo. Los mejores huevos frescos para los mejores huevos fritos. No os imagináis el manjar que son. Es que hasta con un pan de tercera se pueden disfrutar. En mi casa se dice que el día que escaseen se percibirán como un lujo por encima del caviar o extravagancias de este tipo. Y esta escalada hacia el Olimpo de los productos “no para todo el mundo” ya ha empezado. Leía y veía hace poco que el precio de una docena superaba fácilmente los 4 euros. Motivo para muchos de escándalo, dado que, si trasladamos esta subida a porcentaje, el resultado asusta. Pero, amigos, familia, no nos engañemos. Pagar 4 euros y pico por una docena de uno de los productos con mejor relación precio-placer del mercado, a mi parecer, sigue siendo una ganga. Todo es cuestión de preferencias y prioridades. A la tableta de chocolate de según qué marca seguro que no se le mira tanto el precio… (siendo consciente del precio de la cesta de la compra). ¿Sabéis quiénes no han subido tanto, o algunos nada, el precio de los huevos? ¡Efectivamente! Nuestros baserritarras. Cierto es que uno se puede topar con casos en los que la docena supera el precio del lineal, pero ahora que el lineal ha subido tanto, creedme que comprar huevos de caserío por el precio al que os los vais a encontrar en los mercados os dará mucha más perspectiva y hará que se os pase el enfado. Si, además, nada más comprar una docena, compráis también una hogaza de pan en el mismo mercado, vais a casa, os preparáis una tostada, os freís dos huevos y los colocáis encima de la tostada, la plegáis como si estuviérais cerrando un cuaderno y os coméis esta tostada/sandwich, os aseguro que seréis más felices. Comer huevos nos hace felices. (Getty Images) No tengáis miedo, pues cualquier mito, leyenda urbana o creencia acerca de cómo afectan al colesterol queda atrás. Es cosa del pasado. Está más que reconocido que, además de ser un alimento tremendamente completo, no afecta a la salud de la manera negativa en la que pensábamos. Cierto es que la cantidad hace el veneno, pero para este caso, para un adulto medio, 3 huevos al día no suponen ningún riesgo. Y los estudios que certifican que la felicidad está directamente relacionada al consumo diario de 3 huevos está todavía en fase de propuesta. Pero ya os digo yo que funciona. Entrando en materia, hay que decir que un huevo supone una fuente de proteína brutal. Las grasas que aportan son saludables y además de las vitaminas A, E, D y B, también contiene minerales como hierro, zinc y selenio. Todo esto por tan solo 4 euros y pico la docena. Es que me sigue pareciendo barato… mal acostumbrados que estábamos, familia. Si queréis hacer vuestros cálculos nutricionales en cuanto al consumo de este producto se refiere, podéis preguntarle a Chat GPT o podéis fiaros de mí, que de vez en cuando también acudo a la Inteligencia Artificial. Un huevo de tamaño M pesará unos 50 gramos sin cáscara. De estos 50 g, unos 15-18 g serán yema (50% agua y resto proteína y grasas) y los otros 32-35 g serán de la clara (85-88% agua y resto proteína). Sabiendo esto, no me resisto a dejaros algunas propuestas con las que poneros finos y hacerlo también de forma saludable. Ensalada de patata y huevo: Coced un huevo de tamaño M en agua hirviendo unos 7 minutos y seguido enfriadlo con agua fría para cortar la cocción. Dejad que se enfríe bien y lo pelamos con cuidado. Por otro lado, coced una patata con piel y dejad que se temple en la misma agua de cocción. Peladla con cuidado y chafadla con la ayuda de un tenedor. Añadid a esta patata chafada lascas de bonito en escabeche y lo chafáis todo junto. En proporción: 2 patatas / 1 bonito. Picad el tallo de una cebolleta y reservad. Colocad sobre la patata el huevo cortado a la mitad, poned a punto con mucha pimienta negra recién molida y terminad con el tallo de cebolleta picado. Poned a punto de sal y aceite (puede ser el aliño del escabeche) y a volar. Preparaos tostadas de pan de caserío para acompañar. Huevos fritos con salmón o trucha ahumada: Tan sencillo como suena. Combinación imbatible. Cortáis unos dados de patata del tamaño de un dado del parchís y los freís hasta que estén crujientes; el salmón ahumado o la trucha ahumada, cortadla a modo de tartar (muy picado) y reservad. En el momento de servir, freíd un huevo a toda leche, con bien de aceite y temperatura para que haga puntilla. Servidlo en el plato y por encima colocad pequeñas pelotitas de salmón picado y las patatitas fritas. Poned a punto de sal y pimienta y, si sois viciosos como yo, salsa valentina o siracha, para que pique. Huevos fritos con hongos y cebolla frita: Segunda versión de una forma de comer huevos que no se puede superar. Poned a calentar aceite de girasol, casi hasta que empiece a humear y añadid unos pedazos de boletus del tamaño de un gajo de manzana. Dejad que cojan color y los reserváis sobre papel absorbente. Seguido, en el mismo aceite, freíd los pedazos de cebolla en dados del tamaño de una uña. Cuando coja color tostado, se añade a los hongos. Y, por último, en el mismo aceite, se fríe, de la misma forma que en la receta anterior, el huevo. Colocad el huevo sobre este los hongos y la cebolla, y terminad con más cebolla cruda aliñada con aceite y sal y algunas láminas finas de hongo crudo, también aliñado. Vais a tener que volver al mercado a por más pan. On egin! Comprar huevos de caserío por el precio al que os los vais a encontrar en los mercados os dará mucha más perspectiva y hará que se os pase el enfado