2025 AZA. 23 James Cameron no lo ve claro La guerrera na'vi Neytiri, interpretada por Zoe Saldaña, vuelve a las salas de cine en diciembre con «Avatar: Fuego y ceniza», tercera película de la franquicia de Pandora. Mariona Borrull {{^data.noClicksRemaining}} Artikulu hau irakurtzeko erregistratu doan edo harpidetu Dagoeneko erregistratuta edo harpideduna? Saioa hasi ERREGISTRATU IRAKURTZEKO {{/data.noClicksRemaining}} {{#data.noClicksRemaining}} Klikik gabe gelditu zara Harpidetu {{/data.noClicksRemaining}} Al cineasta responsable de tres de las cuatro películas más taquilleras de la historia nunca le ha asustado el juego del dinero. Resulta lógico si nos atenemos a que “Titanic”, con la que ganó la friolera de once Óscars, así como las dos primeras entregas de la saga de “Avatar”, amasaran cantidades ingentes en la taquilla. Ni obras por las que no daríamos un duro, como el irreverente giro a la acción de “Aliens”, o la alternativa divertida al universo James Bond de “Mentiras arriesgadas”, ninguna de las películas de James Cameron puede calificarse como algo menos que un éxito rotundo. Solo en dos ocasiones al director le ha faltado el favor del público. Por un lado, la serie B “Piraña II” (1982), un rodaje en el que logró ser despedido a las dos semanas de empezar el trabajo y una película que años después remontó él mismo pero que no ha dudado en vilipendiar. Y luego, en “The Abyss” (1989), de la que escribimos como parte del canon del terror submarino, que por sus inacabables y descacharrantes escollos de producción fue apodada “The Abuse” (“El Abuso”); todo, para ser recibida con tibieza en una cartelera saturada de monstruos bajo el mar. Por lo demás, el cineasta canadiense ha tenido la gallardía de un magnate del tecnocapitalismo. Hijo de sus padres y del Sueño Americano, nació en la pequeña Kapuskasing, en las entrañas de Ontario, y ya de adolescente empezó a fabricar prototipos replicados de sus películas de ciencia-ficción predilectas y a hacer cortometrajes entre colegas. Luego abandonaría la carrera de Cine para dedicarse a hacer cine, ganándose el pan detrás del volante de un camión. Al poco financiaba con el dinero de una asociación de dentistas “Xenogenesis”, su cortometraje de presentación al mundo. El mítico Roger Corman lo vio, le fichó como técnico de efectos especiales y el resto es historia, una muy conveniente para imprimir mensajes meritocráticos y posibilistas en tazas… Que tampoco desmereceremos el ímpetu de Cameron, claro. Después del patinazo de “Piraña II”, tuvo que vender todos los derechos de “Terminator” a un dólar a su coproductora y coguionista Gale Anne Hurd a condición de dirigirla él mismo. El resultado, reconozcámoslo, tiene el ritmo y la gracia de una primera obra no demasiado lograda. Y, sin embargo, aún se encuentra entre las películas más “icónicas” de la historia. Pero hoy James Cameron no lo ve tan claro. El cineasta ha reconocido a “Variety” que por la inflación el presupuesto de “Avatar: Fuego y ceniza” se ha disparado y que no sabe si tendrá una recaudación al nivel de su trayectoria anterior. Incluso ha advertido que podría optar por postergar las partes cuatro y cinco de la franquicia de Pandora, porque al contrario que Francis Ford Coppola él sí valora su capital… Si el gigante Cameron duda, el mainstream estadounidense puede temblar.