2015 URR. 25 IRUDITAN Up in the air Conny Beyreuther {{^data.noClicksRemaining}} Artikulu hau irakurtzeko erregistratu doan edo harpidetu Dagoeneko erregistratuta edo harpideduna? Saioa hasi ERREGISTRATU IRAKURTZEKO {{/data.noClicksRemaining}} {{#data.noClicksRemaining}} Klikik gabe gelditu zara Harpidetu {{/data.noClicksRemaining}} Nos vamos acostumbrando a las vallas. Dejan de ser noticia, aunque cada vez hay más y más personas intentando cruzar las barreras. Quienes buscan un futuro mejor en Europa, o simplemente un futuro, llegan sin ninguna armadura social o económica, mucho menos política. Han sufrido penalidades, huyen de guerras, miseria, persecuciones, hambre... Esta valla que traemos al Iruditan es diferente, sin alambre de espino; los protagonistas son otros, el contexto distinto. Arrancada la camisa, sin “uniforme” ni armadura social, atrapado en su propia valla de seguridad, en busca de amparo al otro lado de la cerca, “su” lado, el de los poderosos, adonde trata de llegar ayudado por el servicio de seguridad. El subgerente de “recurso humanos” de Air France, Xavier Broseta, una suerte de George Clooney de gimnasio que acaba de caer en la trampa de su oficio de despedidor profesional en “Up in the air”. En su muñeca izquierda quedan restos del puño de la camisa blanca, la corbata corporativa aún al cuello, metáfora o amenaza, como un mensaje de los empleados que ocuparon las oficinas de la compañía aérea para protestar contra el plan de reestructuración que contempla 2.900 despidos (perdón, “bajas incentivadas”). Con la soga al cuello. Los trabajadores son despojados poco a poco de sus derechos; los sindicatos, impotentes. El de “recursos humanos” logró cruzar al otro lado de la valla en el aeropuerto de París-Charles de Gaulle. Las agencias francesas hablaron de «melé», como si se tratara de un partido de rugby. Otros aludieron a «asalariados agresivos». Mientras, tratan de reinstaurar el orden y la rasgada imagen de la compañía e incluso la del Estado francés (según Hollande, dado que el Gobierno es el principal accionista) con veinte sanciones. Cinco personas fueron detenidas de madrugada el 12 de octubre, puestos en libertad después de treinta horas, suspendidos de empleo y sueldo, esperando juicio el 2 de diciembre (pueden enfrentarse hasta a tres años de cárcel y 45.000 euros de multa). Los agresores, ya se sabe, siempre son quienes reclaman justicia, o un futuro digno, a este lado de la valla.