2015 ABEN. 20 IRITZIA El enemigo interno DAVID BROOKS {{^data.noClicksRemaining}} Artikulu hau irakurtzeko erregistratu doan edo harpidetu Dagoeneko erregistratuta edo harpideduna? Saioa hasi ERREGISTRATU IRAKURTZEKO {{/data.noClicksRemaining}} {{#data.noClicksRemaining}} Klikik gabe gelditu zara Harpidetu {{/data.noClicksRemaining}} Los incidentes en San Bernardino y París han detonado un ensordecedor ruido de incesantes comentarios en los medios, con una retórica rabiosa entre los políticos y el contagio del temor entre la población. Todo hace suponer que este país está o estará bajo amenaza de ataque por parte de extranjeros enloquecidos, cuyo propósito es matar a los estadounidenses. Pero resulta que, empíricamente, la mayor amenaza a la seguridad pública y nacional de Estados Unidos no es la que proviene de fuera, sino es muy estadounidense y se expresa, por un lado, con una ultraderecha que usa casi el mismo vocabulario de guerra religiosa que la ultraderecha musulmana. Por otro, una sociedad armada hasta los dientes, que se dispara entre sí al ritmo de un promedio de un muerto por bala cada 16 minutos. El consenso entre los encargados de la seguridad pública y nacional es que la mayor amenaza de violencia armada proviene de la proliferación de individuos y agrupaciones estadounidenses de ultraderecha. Como informa “The New Yorker”, desde el 11-S de 2001 Estados Unidos ha sufrido 65 atentados vinculados con agrupaciones o ideologías de ultraderecha (antifederales, supremacistas blancos, extremistas antiaborto), y solo 24 por extremistas musulmanes. Tras realizar sondeos en más de 400 agencias policíacas del país, los expertos concluyeron que para los oficiales de seguridad pública la mayor amenaza armada en Estados Unidos no proviene de los extremistas musulmanes violentos, sino de los extremistas derechistas. En 2014 existían al menos 784 grupos de odio en el país, según el Southern Poverty Law Center, organismo especializado en asuntos de crímenes de odio y grupos extremistas de derecha. Casi nunca se llama terrorismo a actos de violencia masiva de fundamentalistas cristianos contra, por ejemplo, clínicas abortivas o de supremacistas blancos contra iglesias afroestadounidenses. A la vez, en esta sociedad, una de las más armadas del mundo, se compra armamento hasta de más. El resultado de cada tiroteo masivo o atentado, junto con una creciente sensación de inseguridad, es la adquisición de más armas para defendernos de los «malos» que las tienen. Hubo una notable alza de las ventas en EEUU después de lo de San Bernardino y el tiroteo masivo por un estadounidense blanco en Colorado pocos días antes. Lo mismo ocurrió justo después del peor tiroteo masivo en tiempos recientes, donde murieron 26 personas en una escuela primaria en Connecticut en 2012. De hecho, después del pasado Día de Acción de Gracias, se registró el número más alto de solicitudes al FBI de verificación de antecedentes en un día (185.345 personas), paso previo para adquirir armas de fuego (y eso que el 40% fueron adquiridas en el país en ferias y otras transacciones que no requieren ese trámite). «Es un escándalo moral y una desgracia nacional que civiles pueden comprar legalmente armas diseñadas específicamente para matar gente con velocidad y eficiencia brutal… estas son guerra», escribió el “New York Times” en un editorial –el primero publicado en primera plana desde 1920– sobre las armas. Un texto que condenaba a los políticos que alzan oraciones por las víctimas mientras rechazan todo intento por imponer restricciones a la venta de armas, y los acusaba de distraernos con argumentos sobre la palabra «terrorismo». Seamos claros: estas matanzas masivas son, todas a su manera, actos de terrorismo. Esta combinación perfecta, para los ultraconservadores, de un enemigo externo y más armas para defenderse es cultivada diariamente sobre todo por los derechistas republicanos que buscan la presidencia. Llaman a que los ciudadanos se armen para defender el país de las amenazas externas, sean musulmanes, migrantes o refugiados. Donald Trump no cesa de repetir que son tiempos muy peligrosos y que tenemos que atacar a los que nos amenazan. Ted Cruz promete bombardear hasta el olvido al Estado Islámico y pocas horas después de lo de San Bernardino convocó a sus seguidores a un evento para tirar al blanco con rifles. El rector de la políticamente influyente, cristiana y fundamentalista Universidad Liberty, Jerry Falwell Jr., declaró ante sus estudiantes que si más «gente buena» tuviera permiso para portar armas, podríamos poner fin a esos musulmanes antes de que entren y matarlos, como informó el “Washington Post”. Toda esa retórica demagógica, que llega a adquirir tintes fascistas, anima a sectores desesperados a cometer actos de violencia con armas como actos de autodefensa. Estos mensajes de intolerancia justifican lo que constituye, en los hechos, nada menos que un tipo de locura social que consiste en armarse para matarse entre sí, aunque sea un espejo de las políticas bélicas llevadas a cabo en este país durante los últimos años. Hay que disparar para defender el nosotros contra la amenaza de los otros. El enemigo sí está aquí adentro, pero no son ellos, sino nosotros. Algunos califican el tiroteo de San Bernardino como el peor atentado registrado en EEUU desde el 11S. Con ello florecen de nuevo las especulaciones sobre un enemigo en el interior del país.