2016 URT. 10 VUELVEN LOS HÉROES DEL CÓMIC El regreso de los cómics Corto Maltés, Isabel de Marnaye, Dieter Lumpen y Justin Hiriart comparten un nexo común, forman parte de un modelo aventurero lindante con lo romántico. Estos personajes nacidos entre tinta y viñetas han retornado en nuevas y cuidadas ediciones de cómics que nos permiten redescubrir un modelo de vida lejano, agreste y en el que predomina una idea común, «siempre un poco más lejos». Koldo Landaluze {{^data.noClicksRemaining}} Artikulu hau irakurtzeko erregistratu doan edo harpidetu Dagoeneko erregistratuta edo harpideduna? Saioa hasi ERREGISTRATU IRAKURTZEKO {{/data.noClicksRemaining}} {{#data.noClicksRemaining}} Klikik gabe gelditu zara Harpidetu {{/data.noClicksRemaining}} Creado en 1967 por Hugo Pratt, Corto Maltés es uno de los personajes más reconocidos y celebrados del cómic mundial y una prolongación idealizada de su propio creador. El recordado autor veneciano fue un hombre profundamente marcado por la literatura y por los viajes. Así lo demuestra la ambiciosa exposición “Encuentros y pasajes” que, veinte años después de su muerte, le ha dedicado hasta hace escasas fechas el Museo Hergé, en Lovaina la Nueva (Bélgica). Reinterpretación fiel a Corto Maltés. El errante marino de Malta y quien diseñó sobre viñetas su ruta imprevisible han vuelto a acaparar protagonismo en esta monumental muestra. Pero, sobre todo, gracias a la edición de una nueva obra que tiene a Corto como protagonista, pero que ha sido elaborada por dos creadores que han querido ser fieles al original y al ideario marcado por un Hugo Pratt que siempre se mostró convencido de que las aventuras de su personaje continuarían a pesar de no fuese él quien llevara el timón creativo. Según Patricia Zanotti –compañera de Pratt y directora de la sociedad que gestiona los derechos universales del dibujante veneciano (Cong)–, «la obra de Hugo Pratt es inseparable de su vida, de los libros que leyó, de los encuentros con las personas que inspiraron sus personajes». Para Didier Platteau –cofundador de ediciones Moulinsart y amigo de Pratt–, su primer álbum, “La balada del mar salado”, «marcó un cambio en la historia del cómic y su obra posterior, ambientada a principios del siglo XX, determinan una época de confusión en que él surge como un símbolo de libertad, de amistad, del hombre que se salta las fronteras, justo lo que necesita el mundo hoy, de ahí su vigencia». Para certificar esta plena vigencia, la editorial catalana Norma editó el pasado mes de setiembre una nueva propuesta que prolonga el imaginario de Pratt. Titulado “Bajo el sol de medianoche”, este complejo reto ha sido asumido por el guionista Juan Díaz Canales y el dibujante Rubén Pellejero, dos creadores sumamente respetados dentro de la industria del cómic, elegidos para llevar a cabo esta empresa por la propia Zanotti y que han sido considerados como «discípulos espirituales de Pratt». Tal y como ha señalado Canales, «más que una continuación de la saga, esta nueva aventura es una fascinante reinterpretación del mito con la que Corto entra pisando fuerte en el siglo XXI. Nosotros hemos intentado encontrar un equilibrio entre el personaje que recuerdan los lectores y, a la vez, aportarle nuestra trayectoria profesional. No es una copia ni una imitación del Corto de Pratt. Tampoco un Corto de Canales y Pellejero. Simplemente es la continuación de la serie y pretendemos que sea tan interesante para los lectores clásicos como para los nuevos». Por su parte, Rubén Pellejero añade que «hemos querido captar la atmósfera, el alma del personaje, más que copiar a Pratt, lo que resultaría imposible. Hemos respetado una serie de parámetros, pero es nuestra interpretación de Corto. Nos han dejado libertad para realizar nuestra propia versión, y hemos disfrutado mucho haciéndola, lo que creo que ha quedado reflejado en el resultado final». En cuanto a lo que nos encontramos en “Bajo el sol de medianoche”, su trama arranca en 1915, en un escenario desconocido para Corto Maltés: las vastas extensiones del Gran Norte, entre Estados Unidos y Canadá, a donde llega portando un mensaje de su gran amigo Jack London. «Esta aventura se sitúa, cronológicamente, después de ‘La batalla del mar salado’ –añade Canales–. Durante su trayectoria, Pratt y Corto Maltés evolucionaron enormemente, tanto gráfica como narrativamente, y nosotros hemos comenzado la serie en su momento más clásico, cuando se centraba en la aventura y en las relaciones de Corto con el convulso momento histórico que vivía, ese mundo situado entre las dos Guerras Mundiales». Mujeres rebeldes y combativas. La siguiente etapa en este reencuentro con un modelo de aventura que coquetea con lo clásico y lo romántico nos ubica muy cerca, en la propia Euskal Herria y más en concreto en Bilbo, donde se asienta una de las editoriales más renombradas del panorama actual, Astiberri. Esta editorial independiente, que ha impulsado notoriamente el auge de lo que hoy en día se denomina «novela gráfica», incluye en su multipremiado catálogo tres piezas cumbre que siguen la estela de los viajeros sin brújula: “Los pasajeros del viento”, “Los compañeros del crepúsculo” y “Dieter Lumpen”. El volumen integral de “Los pasajeros del viento” recopila los cinco tomos de las aventuras de Isabel de Marnaye, una joven rebelde y atrevida a quien se le robó la identidad y que embarca de incógnito en un buque de la Armada francesa a finales del siglo XVIII. Disfrazada de hombre, y junto con el marinero Hoel y el cirujano Saint-Quentin, comenzará un largo periplo hasta África, donde conocerá la guerra, las cárceles, y descubrirá el horror de la trata de esclavos. El responsable de estas ediciones para la editorial Astiberri, Laureano Domínguez, revela a 7k que estos volúmenes simbolizan un antes y después en la historia del cómic moderno porque, a partir de sus primeras publicaciones, «el cómic pasó a ser adulto». En el caso de François Bourgeon, autor de “Los pasajeros del viento” y “Los compañeros del crepúsculo”, «transformó en su momento el cómic de aventuras en un producto cultural adulto y cuidado –añade Domínguez–, donde la mujer desempeña un papel imprescindible, como es el caso del personaje de Isabel. El propio Bourgeon confiesa que «Isa soy yo. Tenemos en común una fibra humanista y el rechazo a la injusticia. Aunque ella es más provocadora que yo. No me gusta agredir, desconcertar. No sé hacerlo». La serie de “Los pasajeros del viento”, que empezó en los años 80, ha marcado a generaciones de lectores; ha sido traducida a más de 18 idiomas y lleva vendidos más de 5 millones de ejemplares. Bourgeon obtuvo en 1980 el premio al mejor dibujante en el Festival de Angulema con el primer tomo de esta saga y treinta años más tarde, ha creado una continuación de la serie, “La niña Bois-Caïman”, que Astiberri publicará el año que viene. En el caso de “Los compañeros del crepúsculo”, Bourgeon se mantiene fiel a su puntillismo a la hora de recrear sobre el papel la escenografía y personajes que habitan un medievo que hasta la fecha no había sido mostrado con tanta crudeza. Para Laureano Domínguez, «tanto en ‘Los pasajeros del viento’ como en ‘Los compañeros del crepúsculo’ topamos con un discurso único en lo relativo a lo que supone el concepto de aventura para Bourgeon. Si bien es cierto que su talento artístico es innegable, en ambos viajes, distanciados por el tiempo, prevalece la importancia de la ruta iniciática sobre la aventura geográfica». Este aspecto queda mejor retratado en “Los compañeros del crepúsculo”, donde se muestra una Europa brutal con toda la crudeza y naturalidad que cabría suponer en aquella época. Ambientada al principio de la guerra de los Cien Años, la trama de esta trilogía, agrupada por Astiberri en una edición integral, se teje alrededor de tres personajes principales: Mariotte, una joven campesina audaz; Anicet, un campesino ingenuo y cobarde; y un caballero sin rumbo cuya cara le fue arrebatada por la guerra. Entre leyenda y realidad, duendes y bestias salvajes, François Bourgeon construye una gran epopeya en el corazón de la Edad Media, un fresco histórico que tiene algo de búsqueda mística y de viaje iniciático, donde las supersticiones y la magia contrastan con el horror de la guerra. En lo relativo al papel fundamental que Bourgeon otorga a la mujer en su obra, el artista manifiesta que sus mujeres apuestan por ser «rebeldes y más combativas que muchos hombres de su época, en la que las mujeres solían ser apartadas. Disfruto particularmente dibujando a las mujeres, más que a los hombres. Un mundo sin ellas me aburriría sobremanera. Además, si se me pidiera hacer el retrato de la vida, me apetecería más dibujar a una mujer que a un hombre. Sin embargo, si se me pidiera que representara la muerte, no estoy seguro de que fuera femenina». Héroes con dudas. Finalmente, y en este recorrido a través del mapa de viñetas elaborado por Astiberri, topamos con “Dieter Lumpen”, un cómic dibujado por Rubén Pellejero –coautor del anteriormente mencionado cómic de Corto Maltés “Bajo el sol de medianoche”– y guionizado por Jorge Zentner, que apareció por primera vez en 1981 en las páginas de la revista “Cairo” y prolongó su existencia hasta el año 94. En relación a este personaje, Domínguez subraya que «entra de lleno en esa tipología de héroes repletos de matices y dudas que irrumpieron en los ochenta. Tiene tanto la imagen del clásico aventurero como del que no quiere saber nada de aventuras. No es extraño, pues, que sea la propia aventura la que se cruce en su camino y lo arrastre con ella». Con su imagen de tipo elegante y de modales amables, sin oficio ni beneficio conocidos, Dieter Lumpen prolonga la sombra de Corto Maltés y nos conduce de Turquía al Caribe pasando por escenarios tan clásicos de la aventura como China o Venecia. Odisea entre ballenas. El colofón a esta singladura de tinta y papel también parte de Euskal Herria y nos traslada hasta la agreste escenografía de Terranova. Publicada en un nuevo formato íntegro en euskara por Erein Argitaletxea y en castellano por Harriet Ediciones, regresa del pasado el ballenero vasco Justin Hiriart. Creado en los ochenta el dibujante murciano Francisco Fructuoso y el guionista hernaniarra Gregorio Muro Harriet, las aventuras de este intrépido capitán del siglo XVII nos invitan a participar de su odisea con la edición de la primera recopilación de todas las historias de este cómic clásico en una edición integral que incluye los cinco álbumes que el dúo Fructuoso-Harriet creó entre 1982 y 1988 y que descubrimos por primera vez en publicaciones tan emblemáticas como “Ipurbeltz” y “Habe”. Una obra referencial que alcanzó una gran difusión en Europa y un gran reconocimiento internacional, siendo uno de sus álbumes nominado a uno de los premios del prestigioso Festival de la BD de Angulema en 1988. El detonante dramático de “Justin Hiriart” se escenifica a comienzos del siglo XVII y tiene como protagonista a un capitán ballenero que da nombre a la serie. Justin y sus hombres navegarán por las aguas del noreste de América, en busca de ballenas, de bacalao, de pieles y de otros productos con los que comerciar, visitando lugares tan pintorescos y evocadores como la desembocadura del río San Lorenzo, Terranova, o la Península del Labrador, cruzando su destino con corsarios ingleses, aventureros franceses, tribus de indios y esquimales..., en un entorno donde los paisajes y el mar adquieren una dimensión que va más allá de su mero rol de escenografía y se transforman en un personaje más de una acción que recupera la esencia de la aventura clásica. El propio Harriet señala que hace treinta años recabaron una gran base documental que «nos permitió llevar a cabo un proyecto de estas características y ambición ya que requería de una detallada descripción de los pasajes reales que vivieron los balleneros vascos de ambos lados de la frontera en los primeros años del siglo XVII». Buena parte de su engranaje argumental se fundamenta en diversos episodios históricos relacionados con «el tráfico de pieles con Canadá que los franceses monopolizaban, los procesos contra la llamada brujería que fueron abanderados por el inquisidor francés Pierre de Lancre en Baiona, donde fueron a parar a la hoguera las compañeras de los balleneros que en esos dramáticos instantes se encontraban faenando en el otro lado del mundo, o las huelgas y constantes peleas que entablaron los marinos de Donostia y Bilbao».