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mira raI, UNA CORREDORA QUE ROMPE MARCAS

De guerrillera a la élite de la ultra TRAIL

Mira Rai, 26 años, mujer y nepalí, niña soldado y ex guerrillera maoista, corredora de montaña que ha entrado con fuerza en los primeros puestos de la élite mundial de ultra trail y primera estrella del deporte femenino en su país. Esta podía ser su carta de presentación. Ahora también protagoniza un documental.


En octubre del pasado año, en la Ultra Pirineu (Bagà, Barcelona) la sueca Emelie Forsberg no conseguía quitarse de encima a una corredora nepalí recien llegada a los circuitos llamada Mira Rai. Y eso que Forsberg llevaba cinco años metida en las primeros lugares del trail running, no en vano era considerada como una de las mejores en el mundo en este deporte, una suerte de mezcla entre la práctica de la alta montaña con las maratones de larga duración. La Ultra Pirineu había conseguido entrar precisamente en 2015 en la Skyrunning World Series, que es la créme de la créme de las pruebas del circuito internacional donde se baten las primeras espadas de esta disciplina relativamente joven a la vez que sumamente espectacular. Después de casi 14 horas de carrera, Mira Rai cruzó el arco solo cuatro minutos después que la sueca. Aquella segunda posición suponía, en realidad, una victoria de primer orden para la nepalí, ya que demostraba que podía codearse con lo mejor de la élite mundial en ultramaratones de montaña. Lo cierto es que la relativa juventud de este deporte tiene eso a su favor: cada poco tiempo asistimos al nacimiento de algún nuevo corredor o corredora que sale de la nada para ponerse a rivalizar, de la noche a la mañana, con los que llevan años dominando este deporte. Pero, a Mira Rai ¿quién se lo hubiera dicho un año antes que iba a ser una heroína en su país?

Una chica de aldea metida a guerrillera. En la aldea donde nació Mira Rai en 1989 solo viven tres familias. Ubicada en un lugar remoto de las montañas de Bhojpur, al este de Nepal, es un lugar humilde, con casas de barro, sin electricidad ni agua corriente. Allí siguen viviendo sus padres y sus cuatro hermanos, y allí le siguió la cámara de Lloyd Belcher, un corredor y fotógrafo asentado en Hong Kong que ha rodado un documental sobre su extraordinaria historia. Frente a la cámara, Mira enseña a su familia las revistas de otros lugares del mundo con fotografías a todo color de las que ella es la protagonista: la han entrevistado agencias internacionales, diarios como el inglés “The Guardian” o revistas generalistas y también las especializadas en el mundo del ultra trail. Al verla en ropa de correr, su madre le suelta con una sonrisa: «Pareces un chico», a lo que la corredora contesta: «No, no, todos me llaman hermanita».

Un asunto espinoso, claro está, aunque Mira Rai reconoce que «mis padres eran de vivir y dejar vivir, lo que me ha dado más oportunidades». Sin embargo, como mujer y pobre, su futuro estaba prefijado. «A las niñas en Nepal se les dice que tienen que quedarse en casa, ir a buscar la leña, cuidar de los animales y de la cocina. Las ‘cosas grandes’ son para los hombres. Es difícil conseguir un cambio de mentalidad, porque las personas tienen por costumbre ignorar la verdad, aunque sepan que es así», afirmaba en una entrevista reciente. La cuestión es que tuvo que dejar la escuela cuando tenía 8 años, para ayudar en casa. Como su familia era pobre, caminaba durante horas para recoger leña y pasto y era la que iba hasta el mercado más cercano caminando para obtener sal, aceite o comerciar con el arroz. Pongamos un ejemplo: salía a las 4 de la mañana hacia el mercado para regresar a las 7 de la tarde tras transportar una carga de «solo» –«era pequeña entonces», apostilla– 28 kg de arroz. Aquellas largas caminatas y las carreras por los caminos la convirtieron en una atleta –«poco a poco empecé a amar aquellos paseos», espeta– y también en alguien rebelde que quería algo más en la vida que casarse y pasar una existencia mísera cuidando de un hombre y de sus hijos.

Cuando tenía 14 años, en una época convulsa de guerra civil, la guerrilla maoista llegó a su pueblo y su discurso igualitario y revolucionario la convenció, así como la promesa de que le darían las mismas oportunidades que a los hombres. Fue la única del pueblo en unirse a los rebeldes, para disgusto de su madre. Se escapó sin avisarles. «Los maoistas nos trataban como iguales. Vi como las mujeres podían combatir como los hombres, ser valientes. Fue con ellos gracias a quienes yo adquirí confianza en mí misma», reconoce. Aunque era demasiado joven para luchar, se formó como guerrillera y atleta, aprendió a disparar y se endureció con otros guerrilleros en las carreras, en las que se buscaba aumentar el aguante de los soldados.

Cuando se alistó en 2003, los maoístas estaban en plena huída. El ejército nepalí, con el apoyo de Estados Unidos, India y Reino Unido, andaba pisándoles los talones. Las ejecuciones sumarias, la tortura y las desapariciones eran el día a día. Eran tiempos peligrosos, pero también esperanzadores para esta adolescente. Los insurgentes «tenían canchas de fútbol y de voleivol y pistas de atletismo», recuerda. «Me arreglaba muy bien. Corría mejor que los chicos –explica–. Me quedé con los rebeldes hasta que se incorporaron al Ejército nepalí y fui desmovilizada». En 2006, cuando terminó la guerra, se inscribió en el programa de rehabilitación del Gobierno.

Corriendo con zapatillas de 4 dólares. «Mira antes no había corrido más de 21 kilómetros, ni siquiera sabía que había un deporte llamado trail running antes de meterse en una carrera de 50 kilómetros», explica Richard Bull, organizador de carreras y uno de los padrinos deportivos de la corredora nepalí gracias a la Trail Running Nepal, una organización que busca patrocinadores para los corredores del país.

Cuando el ejército maoista se disolvió, Mira se trasladó a Katmandú y continuó corriendo por diversión. Pero en Nepal este deporte no tiene muchos adeptos... ni infraestructura. Lo poco que puede hacer corriendo en Nepal es alrededor de una pista o por las calles de la ciudad o, como en el caso de Mira, por la contaminada circunvalación de Katmandú. Pero Mira decidió presentarse a su primera carrera, de 21 kilómetros, animada cuando alguien le dijo que la inscripción era gratuita para las mujeres. Sin dinero ni nada que llevarse a la boca, corrió con el estómago vacío y se desplomó a 400 metros de la meta. Luego descubrió el ultra running y la primera vez que participó en una de extenuantes carreras fue en marzo de 2014, en una carrera de 50 kilómetros que se desarrolló en el valle de Katmandú. Fiel a su estilo, corrió con hambre y unas zapatillas que le habían costado 4 dólares. A mitad de camino, al punto del colapso, alguien le prestó 50 rupias (unos 0,73 dólares) para comprar unos fideos y una caja de zumo de naranja... y ganó.

Richard Bull era el organizador de aquella carrera y vio que se encontraba ante un diamante en bruto. «Le pregunté qué necesitaba para seguir corriendo y me dijo –explica– que solo comida». A partir de ahí comenzó su ascenso, primero compitiendo en la zona de Asia, en pruebas como la Mustang Trail Race –que ganó– y de ahí dio el salto a Europa. «Fue una época llena de tensión –recuerda Richard Bull–. Su visa llegó seis horas antes de que tomara el avión. Y luego nos dimos cuenta que no había volado nunca».

Entre sus logros está el haber batido un record al correr los 80 kilómetros de la ultra trail del Mont Blanc, una de las pruebas más duras del mundo y que se celebra en los Alpes franceses. La ganó al terminar 22 minutos antes que su rival más próxima.

Ahora, con un acuerdo de patrocinio con la firma Salomon y potencial para convertirse en el nepalí más famoso después del sherpa Tenzing, su futuro parece de lo más prometedor. Sus próximas citas son el 30 de abril próximo con la Yading Skyrun, en Sichuan (China), la prueba con la que se inaugura el circuito mundial de ultra trail –un calendario que incluye el 22 de mayo a la maratón Zegama-Aizkorri– y el estreno el próximo 30 de marzo del documental que recoge su historia.

¿Por qué una película sobre ella? El primer objetivo a la hora de rodar el documental “Mira Rai” ha sido, evidentemente, el de impulsar la carrera de esta corredora. El segundo, tal vez el más importante, tiene que ver con la lucha contra el modelo patriarcal. En Nepal, la igualdad de género no es precisamente un hecho; de hecho, el Foro Económico Mundial sitúa al país en el puesto 121 de la lista de 136 países con mayor brecha de género.«Las niñas de las escuelas de Nepal están muy necesitadas de modelos positivos –explica Lloyd Belcher–. La película, rodada en la lengua materna de Mira, demuestra lo que las mujeres pueden lograr en una sociedad sesgada. Mira también espera que inspire a las jóvenes, más allá de las nepalís, porque ella tiene una historia poco común (y aún lo que le queda por vivir) al obtener el éxito partiendo de cero gracias al trabajo duro y una determinación inquebrantable. Es inspirador».

La realidad es que la situación de la mujer en Nepal ha empeorado tras los terremotos que devastaron al país en abril y mayo de 2015 y que dejaron casi 9.000 muertos. Según un informe hecho público por diversas ONG el pasado año, ha habido un repunte del número de personas que está en riesgo de ser vendida, para ser forzadas a prostituirse o trabajar como empleadas domésticas en malas condiciones. Y eso que el problema ya era muy grave antes del desastre: 10.000 y 15.000 personas traficadas cada año, especialmente mujeres y niños, según las estimaciones de la ONU y de distintas ONG. Pero siempre cabe la posibilidad de defenderse y en eso trabaja la ONG Her-Turn, una organización que organiza talleres para concienciar a las jóvenes y niñas de las zonas rurales más vulnerables. El documental sobre Mira entra dentro de esta estrategia: «Queremos mostrar esta película en nuestros talleres de empoderamiento para las niñas nepalíes rurales. En Nepal hay muy pocos modelos femeninos en los que las niñas pueden fijarse, así que es maravilloso poder enseñar el éxito de Mira», en palabras de Ola Perczynska, directora de programas de Her-Turn. Y una última frase de Mira Rai: «Una oportunidad es como una hoja en un río, la tienes que coger rápidamente o se habrá ido para siempre».

Financiado en régimen de crowfunding, el documental “Mira Rai” será distribuido en Nepal de forma gratuita en forma de DVD y se podrá ver en Vmeo por streaming online. Más información en www.miraraifilm.com