7K - zazpika astekaria
LITERATURA

El riesgo de vivir


La figura del gris oficinista se ha convertido con el paso del tiempo en todo un arquetipo para la literatura contemporánea. Un estatus adquirido, por supuesto, gracias a patrimonializar la trama de algunas obras, como las firmadas por Guillermo Saccomanno, Herman Melville o Mario Benedetti, e incluso ocupando un espacio en el relato biográfico de determinados autores, siendo dicha labor la desempeñada paradójicamente por mentes especialmente lúcidas, tal es es el caso de Kafka o Pessoa. Nombres que, bajo un significado u otro, orbitan alrededor de esta sobresaliente novela publicada originalmente en 1959.

En esta ocasión, el cuarentón protagonista de “Un hombre cualquiera” hace honor a dicho título, apilando en su transcurrir unas poco estimulantes rutinas que le transforman en una sombra anónima más. Una pusilánime naturaleza con la que se fustiga sobre todo cuando se interpone en su anhelo de romper el silencio que le separa de una joven novicia a la que se encuentra regularmente en la estación. Una inmovilista condición que, como averiguaremos con el paso de las páginas, no es tanto reflejo de un estado de aislamiento, sino la falta de osadía por aparcar la anestesiante pero insatisfactoria comodidad en detrimento de la liberación de sus deseos. Una actitud que de hecho planea igualmente sobre todos los personajes y que palpita -bajo un cariz no exento de tintes políticos- en un contexto global que se presenta temeroso a la alteración.

Sagazmente, el lenguaje narrativo acompañará a ese destape de las pasiones, verbalizando el desentumecimiento emocional a través de un verbo que deja atrás su encorsetamiento para brotar más sensorial y turbulento, acercándose a ese costumbrismo de Cesare Pavese con el que, sin su truculencia, traza, como ejercitara Ernesto Sabato en “El túnel”, el hecho romántico bajo un desarrollo sinuoso y supeditado a la incertidumbre.

Lo que en sus primeras páginas podría parecer un acercamiento canónico, aunque de extremada calidad, a esa ya ampliamente expresada encrucijada moral, fluye de manera original hasta expandirse por un contorno mucho más complejo. Bajo su apariencia clásica, este libro se retuerce bajo una pirueta osada y exitosa, eludiendo enaltecer la mera acumulación de experiencias para ponderar como se merece aquello que realmente logra hacernos vibrar. Una determinación vital indispensable pero menos plácida de lo que pueda parecer, ya que allí donde hay sentimientos existe el riesgo de que anide también el dolor.