Eduba

Los pantalones y los chandals se les quedan pequeños, pero los asientos también. Si sois del 1900, seguro que recordáis esos pupitres duros, incómodos, pintarrajeados… Es fabuloso que el sistema educativo avance, y con él, el mobiliario. Este sistema de mobiliario educativo propone algo muy sencillo pero potente: que los propios alumnos construyan el espacio en el que aprenden. A partir de módulos ligeros y apilables, la clase puede pasar de ser un aula tradicional a un círculo de debate, una zona de trabajo en grupo o un pequeño auditorio improvisado, simplemente moviendo y recombinando las piezas. Los elementos funcionan casi como bloques de construcción a escala real: sirven de asiento, de mesa, de separador y de estructura. La clave está en que el mobiliario deja de ser un fondo fijo y se convierte en herramienta pedagógica; el espacio responde al tipo de actividad y al grupo, no al revés. Es una buena referencia para pensar en escuelas, talleres o espacios flexibles donde el diseño acompaña el aprendizaje activo.

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Small Baruch Candle

Las velas escultóricas siempre funcionan bien como regalo, pero esta va un paso más allá: es casi una pieza de arte. La silueta apilada hace que parezca una vela de columna apoyada sobre su propio pedestal. Una sola ya tiene presencia; varias juntas se convierten en una pequeña instalación. Es de esas piezas que, si te tocara la lotería, no lo contarías… pero se notaría en detalles como este. A primera vista, Baruch parece una vela colocada sobre un portavelas del mismo color. En realidad, es una vela completamente exenta: un objeto escultórico cuya aparente sencillez esconde un proceso de fabricación manual complejo y por etapas. Desde la creación del molde hasta el taladrado y la unión de las dos partes, cada paso se realiza cuidadosamente a mano. La mecha de algodón y la calidad de la cera están pensadas para que la vela queme de forma limpia y uniforme, manteniendo la pieza bonita mientras se usa. https://hoogeland1770.com/

Memoreel: la música que genera emociones

Empezamos con los nuevos gadgets que mezclan Inteligencia Artificial con “cosas”. Memoreel es un dispositivo que intenta traducir algo tan intangible como las emociones en música e imágenes. A partir de datos biométricos y de contexto, el sistema registra estados de ánimo y momentos clave y, con ayuda de IA, los transforma en composiciones sonoras y visuales que funcionan casi como pequeños diarios emocionales. La propuesta mezcla nostalgia y tecnología: no se trata solo de guardar fotos o vídeos, sino de archivar cómo te sentías en un momento concreto y poder “revisitarlo” después a través de una pieza audiovisual generada. Es interesante como referencia de diseño especulativo y de nuevos rituales alrededor del recuerdo: menos archivo literal, más interpretación sensible de la memoria.

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Tsubomi

El diseñador japonés Kazuhiro Yamanaka presenta una lámpara de papel plana que se monta casi como si fuera un origami: parte de una pieza totalmente plegada que se transforma en volumen con unos pocos gestos. La estructura se basa en pliegues precisos que dan rigidez al papel y generan una luz suave, muy doméstica, casi de ritual diario. La gracia de la pieza está en ese equilibrio entre lo ultra sencillo (papel, pliegue, luz) y lo técnico: el patrón está pensado para que la lámpara pueda enviarse en plano, ocupar muy poco espacio y montarse sin herramientas. Es de esas luminarias que funcionan igual de bien en un salón minimalista que en un estudio pequeño, donde cada objeto tiene que justificar el espacio que ocupa. kazuhiroyamanaka.com

Lumia 2

Lumia 2 son unos pendientes inteligentes que llevan el seguimiento de salud a un formato casi invisible. En lugar de una pulsera o un reloj, toda la tecnología se integra en unas pequeñas piezas de joyería que miden el flujo sanguíneo y otros datos vitales directamente desde la oreja, uno de los puntos más estables del cuerpo para este tipo de lectura. La gracia del diseño está en esa mezcla entre accesorio y dispositivo médico: por fuera parecen unos pendientes minimalistas, por dentro concentran sensores y electrónica en el que probablemente sea el “wearable” más pequeño que hemos visto hasta ahora. Es una buena referencia para pensar en tecnología que se camufla en el día a día y en cómo los objetos que ya usamos por estética pueden convertirse también en herramientas de cuidado y monitorización. https://lumia2.lumiahealth.com/