7K - zazpika astekaria
CONSUMO

¡Oh, cara Navidad¡


Nieve. Un blanco sueño y un cantar. Recordar tu infancia podrás, al llegar la blanca Navidad». Tocando fibras sensibles se llega a los bolsillos porque, con las emociones a flor de piel, resulta difícil usar la cabeza. Y es que para hacer frente a los excesivos gastos navideños, conviene tener al personal en otra onda. Es la técnica más común y se conoce como neuromarketing, porque consiste en generar una emoción a la hora de promocionar un producto y las navidades se prestan a ello. ¿Si no de qué íbamos a pagar el turrón, los polvorones y el mazapán con un 20% de subida?

Eso como poco, ya que, teniendo en cuenta que el pescado y el marisco en su mayoría es, cuando menos, de piscifactoría, no se explica que lo equiparen al que de verdad cuesta pescar y que en gran parte acaba en los grandes restaurantes. Claro que siempre nos quedará el pescado menudo (caballa, chicharros, corvina...), que esos sí son oriundos del mar, pero parece que en Navidad la mesa se les queda grande. Nos olvidamos de que millones de alevines (de doradas, besugos, lubinas, almejas, langostinos...) engordados a destajo en las piscinas no necesitan picar el anzuelo; pasan docilmente del frío castellano a las baldas del supermercado, y damos por bueno que la ley de oferta y demanda marca en estas fiestas.

De las aves de corral ni tocar, pues andan confinadas por la gripe aviar. Preocupan estos avicultores que van a perder a espuertas, máxime con Santo Tomás al caer. Y de los cerdos y resto de ganado ya se presupone que rondan las subidas sobre el 25% del año normal. Hay que defender a los pequeños ganaderos, porque con el boom de las macrogranjas pasa como con las piscifactorías: estabulación masiva, poca mano de obra y muy barata. No vale decir que el pienso está caro: más caro sale segar la hierba, empacarla y diversificar su alimento.