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SORBURUA

Poda de hortensias


La poda de las hortensias es diferente según su variedad. Así, la hortensia paniculada florece en la madera del año y su poda permite estimular la formación de muchas ramas de las que saldrán las inflorescencias. Empezad por cortar las ramas jóvenes del año anterior para que no queden más que los muñones. Las plantas con años se pueden cortar severamente según la altura que deseemos tenga la planta. Los nuevos brotes alcanzan una longitud de 60 a 100 cm. Cuando hay daños después de una helada, se poda hasta las ramas viejas cercanas al suelo. Esta operación la aprovecharemos para reestructurar las plantas.

En el caso de la hortensia de hojas grandes, que produce unas bolas florales de colores llamativos, se aconseja dejar bastante madera vieja sin podar. El corte no debe pasar de los 50 cm. En primavera solo se suprimen las inflorescencias viejas justo hasta el primer par de yemas ya bien desarrolladas. Recordad que las hortensias tienen las yemas por parejas. En resumen, se corta menos que en la hortensia paniculada.

En la hortensia bola de nieve, la poda será a medio camino entre las dos clases citadas. Recortar la planta en función de la altura que se le quiera dar. Cada tres o cuatro años hay que cortar los brotes viejos a ras del suelo. Con una poda adecuada, las bolas de nieve conservarán su vitalidad. Los tallos que están envejecidos y tienen varios años se pueden suprimir totalmente desde abajo.

Debemos recordar que, en verano, todas las hortensias necesitan un aporte de agua y nutrientes para que salgan nuevos tallos florales. Y que las hortensias bolas de nieve necesitan un lugar sombreado.

Por su parte, la poda de la viña en espaldera se hace en febrero o marzo, evitando los periodos de heladas. La mayor parte de las variedades se podan dejando dos ojos. El ojo es una yema bien colocada sobre un sarmiento joven de un año. El corte de febrero permite desarrollar dos brotes o ramas, una que lleva los racimos y otra que será la rama de reemplazo. De mayo a julio se hace el despunte para evitar el crecimiento de la punta, ya que así el azúcar de la savia irá directamente al racimo, y se cortan las hojas excesivas para que el sol llegue a los racimos.