Daniel   Galvalizi
Periodista
Casado, Díez Ayuso y Martínez Almeida. (Oscar DEL POZO | AFP)
Casado, Díez Ayuso y Martínez Almeida. (Oscar DEL POZO | AFP)

«Dumping» fiscal en Madrid: una estrategia para los ricos que desfinancia a todo el Estado

Las rebajas de impuestos de la comunidad que gobierna el PP hace un cuarto de siglo benefician casi solo a la clase alta y funcionan como una aspiradora de recursos de otras regiones. El factor capitalidad profundiza el efecto. Pese a sus haciendas propias, Euskal Herria sufre datos colaterales.

Hace unos días, la presidenta de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, y el alcalde de la capital, José Luis Martínez Almeida, eran los protagonistas de la portada de ‘ABC’. Ambos afirmaban que seguirían bajando «aún más los impuestos» y los acompañaba en el título la frase «Desafío a Sánchez». Si el problema acabara en la disputa con el presidente del Gobierno, sería normalidad política. Pero el desafío del PP madrileño en realidad es al resto de las regiones y al Estado de Bienestar.

La fiscalidad de la Comunidad de Madrid (CAM) ha estado en debate este año no solo por la sobreactuación del PP con las rebajas de impuestos, con Ayuso como emblema, sino por los cuestionamientos de otras autonomías, como la Generalitat valenciana, que impulsó la publicación del informe “Madrid: capitalidad, economía del conocimiento y competencia fiscal” en septiembre, en el que se detallan los beneficios asimétricos que recibe.

Sobre fin de año, una de las razones por las que ERC dijo apoyar los Presupuestos fue el compromiso de Moncloa de actuar sobre el «dumping fiscal de Madrid», algo que disparó las broncas en Puerta del Sol. Sin embargo, el Ministerio de Hacienda ya viene trabajando en un proyecto de armonización de los tributos autonómicos (sucesiones, donaciones, al patrimonio y de transmisiones patrimoniales), para que las CC.AA. no puedan bajarlos ni subirlos más allá de un mínimo y máximo. Según se quejó el consejero de Hacienda madrileño, Javier Fernández-Lasquetty, esta armonización tendría un impacto fiscal de 5.900 millones de euros para los madrileños.

Un dato que hoy en el PP no recuerdan: el exministro Cristóbal Montoro también había valorado homogeneizar la fiscalidad regional. No sería por progresismo sino por el simple hecho que los barones del partido de Casado con responsabilidades de gobierno también se ven perjudicados por este sistema que cada vez más está empujando la balanza en beneficio de una sola comunidad.

Una aspiradora a favor de los más ricos
Según detalla el informe “Paraísos fiscales, wealth taxation and mobility”, producido por profesores del Institut d’Economia de Barcelona de la UB, en los cinco años posteriores a la supresión del impuesto al patrimonio en Madrid la comunidad recibió a 6.000 contribuyentes de otras autonomías para escapar del pago de ese tributo. Entre 2010 y 2015 crecieron 10% los contribuyentes con domicilio en Madrid que eran susceptibles de pagar ese impuesto pero que no lo hicieron gracias a que el PP lo bonificó allí al 100%. El estudio señala que los contribuyentes «nuevos» que recibió la CAM eran declarantes con un patrimonio por encima de los 700.000 euros.

El gobierno de Madrid, desde los tiempos de Esperanza Aguirre hasta ahora, además de bonificar al 100% patrimonio, también rebajó sucesiones y donaciones, IRPF, transmisiones patrimoniales, IVMDH (ventas de determinados hidrocarburos) y AJD (actos jurídicos). Según datos de la Consejería de Hacienda, desde 2006 (año donde empiezan las mayores bonificaciones) se han evitado pagar 48.000 millones.

Sin embargo, la clave de esto es que de ese total casi 41.000 millones son por sucesiones y patrimonio, el que más pagan las clases altas. En porcentaje de población, la rebaja del IRPF ha favorecido a todos los trabajadores (más de tres millones) pero sólo por 6.000 millones. En cambio, el ahorro de 41.000 millones se lo ha embolsado el 6% más rico de los madrileños.

«Hace 15 años Madrid hace un uso abusivo de bajar impuestos, cuando Esperanza Aguirre se rodeó de gente de la FAES, el think-tank ultramontano. Y para los que dicen que no hay ‘dumping’ porque el término técnicamente implica un acto ilegal, yo digo que es un término socioeconómico, sociológico. Sí, Madrid no es un paraíso fiscal pero en términos de ventajas comparativas sí lo es», dice a NAIZ-GARA el economista Eduardo Gutiérrez, diputado de Más Madrid.

Gutiérrez señala que el PP regional «hace una trampa» al destacar el ahorro fiscal de todos los madrileños. «En el IRPF hay medio punto (de rebaja) respecto del tipo nacional y ese medio punto afecta a todos, en torno de los 200 de euros promedio por persona, aunque a los que tienen menor renta les beneficia muy poco. Pero el de patrimonio afecta sólo a 18.000 españoles que están forrados y fijan su domicilio fiscal en Madrid para pagar menos. Recordemos que sólo tienen obligación de declarar a partir de los 2,5 millones de euros de patrimonio».

El efecto Hood-Robin, por llamar de alguna forma a las ayudas a los más ricos, también se produce en sucesiones: «El 99% de la cuota la han bonificado, por eso todos los ricos vienen a morir a Madrid. De las 220.000 sucesiones al año, el 99% son herencias inferiores a los 800.000 euros, por lo que ese 1% se queda con 1.600 millones de los 2.300 millones de euros ahorrados. De hecho, la agencia tributaria del gobierno valenciano ha abierto recientemente 60 expedientes a familias con patrimonios grandes que simularon residencia fiscal en Madrid y también Catalunya está abriendo expedientes a contribuyentes que pagaban impuestos allí y de repente aparecieron en Madrid».
    
Madrid contra España
Pero las bonificaciones del PP madrileño no sólo provocan una regresión en la distribución del ingreso sino también un desfinanciamiento del Estado y en contra  del resto de las autonomías. «Las rebajas que decide Madrid hacen que la parte de impuestos que se recaudan por la CAM sea menor y esta decisión afecta a todo el Estado, que es el que monopoliza la recaudación. Automáticamente, el PP está determinando que el conjunto del Estado recaude menos, en lo que acabará siendo repartido a todos en el sistema de financiación autonómico», explica Gutiérrez.

«Aunque los impuestos los recauda cada autonomía, cuando se hace la bolsa común para ver cómo se reparte según parámetros como población, dispersión, renta per cápita o edad de la población también se tiene en cuenta cuál es la recaudación autonómica que tiene cada comunidad. Ocurre que en ese cálculo de recaudación propia, Madrid tiene menos de lo que podría y al resto del Estado le dice que tiene necesidades, pero las tiene porque ha decidido dejar de recaudar» señala.    

Además, Gutiérrez recalca que también existe un «efecto frontera y efecto succión clarísimo» de Madrid en detrimento de las provincias castellanas que la rodean. La paradoja: las regiones que más votan a la derecha estatal son las más perjudicadas en su desarrollo por la «succión» de la CAM.

La CAV y Nafarroa, con sus haciendas propias, también se ven perjudicadas indirectamente por esto: al tener el Estado un déficit fiscal estructural (por la crisis, en 2020 será del 14% del PIB), cuanto menos impuestos se recauden, mayor deuda se necesitará contraer. Todas las autonomías que rebajen impuestos afectan a la gran caja estatal porque obligan a tomar más préstamos. Madrid es la que más bonificaciones tiene y por su tamaño es la que más desfinancia al Estado en el aspecto de la recaudación.

«Pero lo de la CAM no es un tema fiscal únicamente. Aunque otra comunidad decidiera bajar los impuestos, no podría conseguir los mismos resultados porque es un tema de orientación del Estado. Por mucho que se descentralice el gasto, si todas las sedes y organismos públicos están ubicados en Madrid, la comunidad se beneficia de esa cercanía al poder», subraya a NAIZ-GARA el politólogo Sergi Castañé, investigador del Observatori Socioeconómic d’Osona, financiado por la Diputació de Barcelona.

Castañé recuerda que la capitalidad y la forma en que se organizó el Estado hacen que en cuestiones como la contratación pública las empresas tengan que tener residencia fiscal en la CAM: «Por ejemplo, uno de los criterios para ganar una concesión de obra pública de Adif es que se tenga residencia en la capital Por eso la armonización fiscal no es suficiente para acabar con este tipo de competencia».

«Hay dos sectores que crecen en la CAM muchos más que en el resto. Uno es información y comunicación. El 90% de sus grandes empresas y el 95% de su facturación está en Madrid, lo que imposibilita que se desarrolle en otras porque en el momento que una empresa pequeña quiera crecer, necesita estar cerca del regulador, y el de comunicación es uno de los mercados más regulados. Si se quiere tener influencia y crecer más allá de lo local, están obligados a estar cerca de la capital porque es el entorno donde se gestiona. Esto afecta a todas las denominadas ‘empresas del BOE’», añade.

El segundo sector que la CAM concentra desproporcionadamente gracias a su capitalidad es el de las actividades profesionales y técnicas (consultorías, investigaciones, etc): «Son todas empresas centralizadas, lo que se llama el ‘efecto BOE’. Madrid es la que se lleva todo el crecimiento de las intensivas en conocimiento vinculadas a los servicios, como consecuencia de la centralización y la concepción del Estado. Se han creado dinámicas y espacios de poder. Esto, por ejemplo, no pasa en Alemania, en donde no está todo centralizado en Berlín».

Según Castañé, esto no es nuevo y viene de «cuando las élites castellanas vieron el poder económico de Barcelona, a fines del siglo XIX y después de la Expo. Madrid tenía que ocupar el lugar de gran capital europea y se crean condiciones económicas para favorecerla y todas las infraestructuras van en ese sentido. Luego en el franquismo se desarrolla mucho más y cumplirán un papel importante los monopolios estatales, creando un ecosistema alrededor de este poder central. Hoy en día, Catalunya es la que más resiste y se ve en la parte que representan esos dos sectores en su PIB. A quien más perjudica es al resto de Castilla y a Galicia», destaca.

Pero Castañé rehuye de acentuar una grieta territorial: «No diría que Madrid sea el enemigo, allí vive gente de todos lados. Es el dilema político que ha tenido España, una apuesta política por una gran capital. Los propios castellanos no son conscientes del precio de tener una capital potente a costa de perder oportunidades. Un cambio para solucionar esto no sería en contra de los madrileños, sino que ayudaría a un equilibrio territorial. Y los asturianos o extremeños que fueron a Madrid a buscar un futuro podrían volver a su tierra con oportunidades que ahora no tienen».