Ramón SOLA
IRUÑEA

La calle y el nuevo tiempo sacuden el búnker navarro

Desde finales del pasado año se daba por seguro que el PSN había iniciado una reflexión interna para salir del Gobierno de coalición con UPN allá por mitad de legislatura. Sin embargo, todo se ha acelerado y este ejecutivo inédito en la historia se ha terminado por pudrir en un tiempo récord: no ha durado ni doce meses.

La mayoría social de izquierdas en Nafarroa no ha logrado nunca llegar al Palacio de Diputación, pero se puede decir que este fracaso del histórico búnker navarro (UPN-PSN es la fórmula preferida por todos los núcleos de poder fáctico) supone su mayor victoria en muchos años. Ha sido la movilización en la calle contra los recortes de Barcina-Jiménez (sostenida en el tiempo, intensa en número y extensa geográficamente) quien ha derrocado ese Gobierno en un efecto dominó: su presión ha hecho que el PSN tuviera que desmarcarse continuamente y Barcina no ha podido tragar la «deslealtad».

Pero no solo la calle tiene que apuntarse ese tanto. También es una consecuencia del nuevo escenario abierto por la decisión de ETA. Este factor ya estaba muy presente en la reflexión interna del PSN de estos meses, y lo empieza a estar en algunas de sus actuaciones públicas. La actividad armada ha sido la coartada que se ha dado a sí ese búnker históricamente, en la medida en que el PSOE afirmaba que no dejaba opción de colaboración con los abertzales. Si ahora todavía quieren seguir de la mano de UPN, tendrán que buscar otra excusa.

La ruptura del Gobierno abre un auténtico punto de inflexión en Nafarroa, con incógnitas que quizás se empiecen a despejar en unas horas. Para UPN parece un suicidio afrontar casi tres años más de legislatura con la compañía insuficiente del PP y a tijeretazo limpio. El PSN tendrá que aclarar si ya es hora de normalizar su relación con el resto de la izquierda navarra o si se queda parado en la nada, en un sitio que políticamente no existe entre uno y otro: no nos engañemos, lo decidirá Rubalcaba. ¿Y al resto? Le toca seguir movilizándose, porque es gracias a eso a lo que, por fin, algo se empieza a mover en Nafarroa.