El secretario general de la Liga Arabe, Nabil Elarabi, ha señalado en un comunicado que la decisión «progresiva» de Israel de construir 3.000 nuevas viviendas cerca de Jerusalén podría poner fin a las esperanzar de relanzar el proceso de paz, según ha informado la agencia palestina de noticias Maan.

El plan del Gobierno de Benjamin Netanyahu contempla la «delimitación preliminar y los trabajos de planeamiento» para construir 3.000 viviendas en la denominada zona E1 de Jerusalén. Si Israel cumpliera sus planes y construyera viviendas en esta zona dejaría dividido en dos el territorio de Cisjordania, minando las esperanzas de los palestinos de poder crear su futuro estado.

Elarabi ha indicado que los comunicados de condena no son suficientes para poner fin a «las violaciones en el interior de los territorios palestinos», por lo que ha pedido que se pongan en marcha medidas de castigo contra Israel.

Ha calificado de «ineficaz» al Cuarteto para Oriente Próximo –compuesto por Naciones Unidas, la Unión Europea, Rusia y Estados Unidos–, al tiempo que ha solicitado a los países árabes que acudan a la ONU para presionar a Israel y conseguir que se retire de los territorios palestinos.

«Espero que los países árabes acudan ante el Consejo de Seguridad muy pronto y digan que no queremos todo esto. Está la resolución 242 [del Consejo de Seguridad], que estipula que los territorios ocupados han de ser desocupados. Llevémoslo a cabo», ha insistido.

«O el Consejo de Seguridad hace frente a sus responsabilidades o tendremos que convocar una conferencia internacional. Esta posibilidad está en el aire», ha apostillado, en referencia a la reunión que celebrará el domingo en Qatar el comité de la Liga Árabe sobre el proceso de paz.

Gran Bretaña, los estados español y francés, Dinamarca y Suecia han convocado a los respectivos embajadores israelíes para transmitirles su malestar por la decisión del Gobierno de Netanyahu.

Sin embargo, el Ejecutivo israelí ha asegurado que no tiene intención de dar marcha atrás en su decisión de autorizar la construcción de 3.000 viviendas en Cisjordania y Jerusalén Este.