Visiblemente emocionado y sin poder contener las lágrimas, el presidente estadounidense, Barack Obama, que ha dicho estar sumido en una «abrumadora pena», ha calificado de «crimen atroz» el tiroteo y ha prometido una «acción significativa» para poner fin a este tipo de tragedias.

«La mayoría de aquellos que han muerto eran niños, preciosos niños pequeños de entre cinco y 10 años», ha afirmado Obama, que ha lamentado que las víctimas aún tenían «toda una vida por delante: cumpleaños, graduaciones, casamientos, hijos propios».

«Como país hemos pasado por esto demasiadas veces», ha continuado el presidente de EEUU, que ha tenido que hacer varias pausas en su corta alocución en la Casa Blanca para contener la emoción.

«Tenemos que unirnos y realizar una acción significativa para evitar nuevas tragedias, independientemente de la política», ha agregado, sin llegar a especificar si se refería específicamente a algún tipo de control de armas o a otra medida.

Poco antes, su portavoz, Jay Carney, había indicado que no era momento para sacar a relucir la cuestión del control de armas, un tema casi tabú para ciertos sectores políticos del país.

Antes de su comparecencia en la Casa Blanca, Obama ha decretado un luto nacional de cuatro días, durante los cuales las banderas ondearan a media hasta en todos los edificios y lugares públicos, así como en las legaciones en el extranjero.