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GASTEIZ

Denuncia europea de la cadena de connivencia que mantiene la tortura

El comisario para los Derechos Humanos del Consejo de Europa vuelve a denunciar toda la cadena de responsabilidades que permiten la permanencia de la tortura en el Estado español. Desde el Legislativo que mantiene la incomunicación a los policías que practican los malos tratos, desde los jueces que se inhiben al Gobierno que indulta a los pocos condenados.

El comisario para los Derechos Humanos del Consejo de Europa, Nils Muiznieks. (COUNCIL OF EUROPE)
El comisario para los Derechos Humanos del Consejo de Europa, Nils Muiznieks. (COUNCIL OF EUROPE)

El comisario para los Derechos Humanos del Consejo de Europa, Nils Muiznieks, visitó el Estado español entre el 3 y el 7 de junio de este año y este miércoles ha hecho público un informe en el que vuelve a constatar, no solo la existencia de malos tratos y otros abusos policiales, sino que denuncia la cadena de responsabilidades que permiten que, pese a las constantes críticas de organismos internacionales, la tortura siga persistiendo amparada por los poderes públicos.

El informe señala que «los malos tratos infligidos por los miembros de los organismos encargados de hacer cumplir la ley y la impunidad de la que dichos miembros gozan es una cuestión de derechos humanos sumamente inquietante y de larga data en España».

Nils Muiznieks constata en primer lugar el marco legal que permite el primer espacio de inmunidad para el ejercicio de la tortura y que es el periodo de incomunicación. Por ello, una vez más, «exhorta a las autoridades a que erradiquen la práctica de la detención incomunicada». Junto a ello, recomienda la posibilidad de que los detenidos consulten a un médico de su elección, a que notifiquen su detención y su paradero a sus familias, y a que tengan una vigilancia por vídeo las 24 horas del día en las zonas de detención».

Agentes encapuchados

En este ámbito de incomunicación en el que se producen los interrogatorios en los que se dan casos de malos tratos, el informe del comisario europeo denuncia «el hecho de que la mayoría de los detenidos no puedan identificar a los presuntos autores de los abusos, ya que se les suelen vendar los ojos durante los interrogatorios». Recoge también la queja de la propia Defensora del Pueblo de que en ocasiones los agentes se dirijan a los abogados de los detenidos «portando capuchas».

Además, Nils Muiznieks «toma nota con preocupación de que la incapacidad de las autoridades para identificar a los autores de los malos tratos sea el principal motivo por el que se desestiman las denuncias presentadas contra agentes de las fuerzas del orden». En este punto hace referencia expresa al caso de Mikel San Argimiro, en el que el Tribunal de Estrasburgo ya dictó sentencia contra el Reino de España en la que se señalaba que de haber querido las autoridades, hubiera sido posible la identificación de los agentes que le interrogaron.

Los forenses y los jueces

El trabajo de los jueces tampoco sale bien parado del informe, en el que puede leerse que «al comisario le preocupa que las alegaciones de graves malos tratos infligidos durante la detención, aunque indicadas a menudo por médicos forenses, no hayan conducido en muchos casos a la apertura de investigaciones eficaces».

En todo caso, el informe señala también las diferentes sentencias del Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo que dan cuenta de «la falta de exámenes forenses diligentes e independientes de los detenidos incomunicados, lo cual conduce a investigaciones ineficaces de las alegaciones de malos tratos» por parte de los distintos cuerpos policiales.

En este apartado, el comisario del Consejo de Europa detalla que «toma nota con gran inquietud de que los jueces suelen desestimar los cargos relativos a alegaciones de malos tratos infligidos por las fuerzas del orden».

A lo largo de todo el informe se recogen en varias ocasiones las condenas del Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo por la falta de una investigación suficiente de las denuncias de torturas. También figuran en el documento datos de Amnistía Internacional sobre el escaso número de denuncias que terminan en condenas.

Los indultos

La cadena de la impunidad de la tortura tiene su último eslabón en los indultos. La decisión política de permitir los malos tratos por parte de agentes policiales, encuentra un primer ámbito de opacidad en la incomunicación, le sigue la falta de cooperación en la identificación, el escaso celo de los jueces y, si pese a todo se llega a una condena, el Gobierno acaba indultando a muchos de los condenados.

El comisario de Derechos Humanos sostiene que estos indultos «sabotean los esfuerzos encaminados a combatir la tortura» y «menoscaban los principios fundamentales del Estado de derecho».