A diferencia de sus dos colegas dimitidos, Bayraktar no solo ha defendido su inocencia sino que ha acusado al primer ministro, Recep Tayyip Erdogan, de compartir responsabilidades y ha acabado sugiriendo que también dimitiese.

A primera hora de la mañana han renunciado los responsables de Economía, Zafer Çaglayan, y de Interior, Muammer Güler, cuyos hijos están en prisión preventiva, acusados de haber participado en una red de sobornos.

Ambos han emitido sendas declaraciones redactadas en términos muy similares, que denuncian la investigación judicial como «un juego sucio» dirigido contra el Ejecutivo.

El titular de Urbanismo ha cambiado el tono al descartar verse afectado por la investigación, en la que fue también detenido su hijo, ahora en libertad con cargos, aunque ha reconocido que el primer ministro tiene derecho a pedir su dimisión.

«Pero no acepto que me digan ‘Dimita usted por el caso de los sobornos y haga una declaración pública que me tranquilice’», dijo el ministro, en lo que parecía una denuncia de presiones recibidas por parte de Erdogan.

«No lo acepto, porque una gran parte de los dossier de planificación urbano bajo investigación fueron aprobados por el primer ministro», ha destacado Bayraktar.

«Declaro, pues, mi dimisión del Ministerio y del Parlamento. Y expreso mi convicción que para tranquilizar a nuestro país, el primer ministro también debería dimitir», ha concluido.

Es la primera vez que un alto cargo del Partido de Justicia y Desarrollo (AKP), fundado por Erdogan, pone públicamente en duda la permanencia en el cargo del primer ministro.

Varios analistas turcos han señalado en los últimos días que el esquema más frecuente de corrupción urbanística en Turquía implicaba la agencia estatal de la Vivienda (TOKI) controlada directamente por Erdogan.