«El virus de Al Qaeda se extiende como la pólvora por todo el norte de África»
Entrevista con Adam Rami Kerki, líder de la As. N. Tubu de Libia.

¿Qué ha cambiado para su pueblo tras la revolución de 2011?
Si bien hoy no sufrimos persecución, el actual Gobierno libio insiste en identificar a Libia como país «árabe», lo mismo que hacía Gadafi. El nuevo ejecutivo se agarra a las mismas tesis arabo-islamistas que defendiera el dictador. De hecho, en Libia no escuchamos la palabra «árabe» hasta la llegada de Gadafi al poder en 1969. No somos árabes pero sí libios. aunque parece que a un sector importante de la sociedad le cuesta entender este paradigma. Dígame, ¿qué determina que un individuo sea árabe? ¿su color de piel? ¿su religión? ¿su lengua? Lo que está claro es que nosotros no somos árabes pero sí libios. De hecho, se han encontrado rastros humanos en nuestra región que datan desde hace más de 30.000 años. La mayoría de aquellos que se dicen «árabes» en Libia no son más que arabófonos, norteafricanos que han perdido su lengua, principalmente el tamazight.
Ya que lo menciona, los amazigh -principal minoría del país- denuncian sentirse excluidos del cuerpo que ha de redactar la nueva Constitución. ¿Es ese su caso?
Exactamente el mismo. Las minorías -amazigh, tuareg y tubu- contamos con seis asientos en el llamado Comité de los 60. Para trazar las líneas principales del documento queremos un sistema basado en el consenso, y no en la mayoría, de lo contrario no podremos garantizar nuestros derechos más elementales.
¿Qué modelo de Estado proponen ustedes?
Uno de los principales problemas de Libia es que nadie tiene una idea clara del modelo de Estado que persigue. Unos hablan de un Estado Islámico, otros de un califato, otros de un Estado árabe... Estamos en el siglo XXI y los tubu queremos un país construido por y para todos los libios basado en la democracia.
¿Apostarían por un modelo federal como el de la Cirenaica?
No necesitamos un Estado federal siempre y cuando se respeten nuestros derechos en Libia. En el caso de Bengasi -capital de la Cirenaica- sus líderes no son políticos sino tribales. Volver a eso sería un atraso parejo al de un Estado islámico.
De momento, parece que este último es el que más opciones tiene.
Desgraciadamente, el virus de Al Qaeda se extiende como la pólvora, y no solo por Libia sino por todo el norte de África y el Sahara. El vacío de poder en Libia, Túnez y Egipto tras los levantamientos es un escenario perfecto para ellos. Hoy es difícil distinguir entre los Hermanos Musulmanes, Al Qaeda, Ansar al Sharia, los salafistas... es difícil saber quién es quien. Sin ir más lejos, le diré que en torno a 15 miembros de el GNC -cuerpo legislativo libio- comulgan con sus tesis.

El Patronato del Guggenheim abandona finalmente el proyecto de Urdaibai

Descubren un colosal «valle de los dinosaurios» en el Stelvio con miles de huellas fósiles

85 urte dituen Juaristi enpresaren egoera larriaz ohartarazi dute berriz langileek

«Espainolisten oldarraldiaren aurrean» independentziaren alde agertu dira ehunka gazte Bilbon

