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PARÍS

Hollande se enfrenta a un voto de castigo a su política

El presidente francés, François Hollande, comienza la semana con la presión del fuerte rechazo a su política demostrado por los electores franceses en la primera vuelta de las elecciones municipales, con una abstención récord y un avance de la extrema derecha.

Con una tasa de abstención del 38,72% nunca vista en este tipo de comicios, los franceses expresaron su desconfianza en el PS en el poder, en su primer test electoral tras la elección del presidente. El PS no supo poner el foco de la elección en los asuntos locales y recibió el castigo paralelo a la caída en barrena de la popularidad del presidente, François Hollande.

Y aparece como gran ganador el Frente Nacional de Marine Le Pen, que, aunque no se presentó en la mayoría de los municipios, se sitúa como la tercera fuerza política en el país. Su resultado especialmente elevado en algunos ayuntamientos le da la oportunidad de conseguir la alcaldía de ciudades importantes en la segunda vuelta, como Béziers o Perpignan, una situación inédita desde 1995.

El candidato del FN Steeve Briois ya ha sido elegido en la primera vuelta en Hénin-Beaumont, derrotando al alcalde saliente del PS. «Estamos en la vanguardia de la conquista nacional», aseguró ayer triunfante.

El PS, sus aliados ecologistas en el gobierno y el Partido Comunista en la oposición, anunciaron su agrupamiento para la segunda vuelta para hacer frente al FN. Además, el PS se retiró de algunas ciudades donde se ha situado detrás de los candidatos derechistas.

La izquierda ha recibido una fuerte bofetada. Según los resultados provisionales del Ministerio del Interior, la derecha obtendría el 46,45% de los votos en la primera vuelta y la izquierda un 37,74%. El FN solo se presentaba en una pequeña cantidad de ayuntamientos, lo que explica su resultado del 4,65%.

Para la segunda vuelta el PS cuenta con movilizar a votantes que se han abstenido y agitar el miedo a la ultraderecha.

El castigo recibido ha avivado las especulaciones sobre una profunda remodelación del gobierno y un salida del primer ministro, Jean-Marc Ayrault.

«Es un voto de decepción» y «un voto de cólera», opinó el ex primer ministro Jean Pierre M Raffarin (UMP). «Esperamos que el gobierno escuche todo esto».

Pero la portavoz del Ejecutivo, Najat Vallaud-Belkacem, aseguró que no espera un cambio en el gobierno. «Al contrario, creo que esto obligará al gobierno a mantener el rumbo».

La UMP renace

Por su parte, el UMP y sus aliados, aunque mermados por el FN en algunas ciudades, es el gran beneficiado global del descontento, y cuenta con conseguir un gran triunfo en la segunda ronda a pesar de los escándalos que rodean al expresidente, Nicolas Sarkozy.

Para su presidente, Jean-François Copé, el gran partido derechista «está a punto de renacer después de dos años difíciles». Y no va a plantear frentes contra el FN. La UMP ha anunciado su rechazo a retirar candidatos en favor de un socialista mejor situado para impedir la elección de un alcalde del partido de Le Pen. Aunque Copé aseguró que no habría «ninguna alianza de ningún tipo» entre la UMP y el FN, añadió que no habría «tampoco llamamientos a votar por el PS» o la izquierda.

Ya que «solo funciona en una dirección», «la muerte del frente republicano es ahora manifiesta», estimó el diputado del PS Yann Galut. El magro consuelo para el partido gobernante es que la candidata al ayuntamiento de París, Anne Hidalgo, parece en posición de ganar la segunda vuelta. Y dos ministros, Laurent Fabius (Exteriores) y Michel Sapin (Trabajo), han salvado su honor al imponerse con contundencia las listas de las que forman parte en Grand-Quevilly y Argenton-sur- Creuse.