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Kiev

El plan de paz de Poroshenko, enfangado a un día del fin del alto el fuego

El plan de paz para el este de Ucrania presentado por el presidente, Petro Poroshenko, tiene pocos visos de salir adelante cuando queda un día escaso para que concluya la tregua entre el Gobierno de Kiev y los rebeldes prorrusos.

Poroshenko, en una imagen tomada el pasado lunes. (Sergei SUPINSKY/AFP)
Poroshenko, en una imagen tomada el pasado lunes. (Sergei SUPINSKY/AFP)

En casi seis días de alto el fuego, las irreconciliables posturas de los dos bandos no se han acercado ni un ápice, mientras que los enfrentamientos armados han continuado, aunque con mucha menos intensidad.

«No hubo tregua y el alto el fuego no se respeta. No veo por ahora la posibilidad de continuar con las conversaciones. Lo que hizo el grupo de contacto (acordar la tregua en el que fue el primer contacto entre Gobierno de Kiev y rebeldes) no ha tenido ninguna importancia práctica», decía este miércoles uno de los líderes de los activistas prorrusos, Alexandr Borodái.

Los rebeldes mataban el martes a nueve soldados ucranianos al derribar el helicóptero en el que iban, al tiempo que las fuerzas ucranianas han continuado hostigando con fuego de artillería la ciudad de Slaviansk, bastión y símbolo de la insurgencia prorrusa en la región de Donetsk.

«Cinco milicianos han muerto y unos 15 resultaron heridos ayer», aseguraba el gobernador popular de la llamada república popular de Donetsk, Pável Gúbarev.

Las escaramuzas también han seguido en la frontera con Rusia, que sigue parcialmente en manos de los rebeldes.

El portavoz del Consejo de Seguridad Nacional y Defensa de Ucrania, Vladímir Chepovoi, ha denunciado «cuarenta ataques» contra puestos del Ejercito ucraniano y la destrucción de nueve infraestructuras desde la declaración del alto el fuego unilateral por parte de Poroshenko.

A pesar de las dudas sobre una pronta solución pacífica al conflicto, la comunidad internacional no pierde la esperanza de que las primeras conversaciones entre los bandos, que cristalizaron en una tregua hasta las 10.00 de este viernes, continúen para, al menos, prorrogar el cese de hostilidades.

El propio Poroshenko, que siempre se ha negado a dialogar con los líderes rebeldes y que advertía hace una semana de que no estaba dispuesto a un alto de fuego prolongado en el tiempo ni a «negociar por negociar», ha saludado el inicio de las consultas con los insurgentes.

«Sé que la sociedad ha recibido con cautela el mero hecho de las consultas. Hay 'halcones' que exigen acciones militares duras y rápidas. Otros exigen compromisos de envergadura, para evitar a cualquier precio la guerra», ha reconocido el líder ucraniano en una reunión con jefes de administraciones locales.

Poroshenko ha cerrado la puerta a cualquier posibilidad de negociar la escisión de las dos regiones prorrusas: «nuestro objetivo es la paz, pero no una paz a cualquier precio. No nos temblará la mano para responder con dignidad al agresor armado que amenaza la unidad e integridad de nuestro Estado».

Tampoco está dispuesto a renunciar a otras dos condiciones ineludibles de su plan de paz: la desmilitarización de Donetsk y Lugansk y la recuperación del control sobre la frontera con la vecina Rusia.

La mejor noticia desde la declaración del alto el fuego llegó precisamente desde Rusia, donde el Senado revocaba este miércoles el permiso para enviar tropas a Ucrania que había otorgado al presidente ruso, Vladímir Putin, una semana después de la destitución del entonces presidente ucraniano, Víktor Yanukóvich.

Según los activistas de Donetsk, las fuerzas ucranianas mantienen a más de 400 personas detenidas por su supuesta relación con los militantes prorrusos.