Alberto PRADILLA MADRID

Lakua prevé encuentros de víctimas de «distinto signo» para avanzar en «convivencia»

Encuentros entre víctimas de la violencia en Euskal Herria en un entorno protegido del acoso mediático. Este es uno de los programas que Lakua plantea para «contribuir a construir convivencia».

Encuentros entre «víctimas de distinto signo» que permitan «contribuir a construir convivencia». Este es uno de los programas que el Gobierno de Lakua tiene previsto poner en marcha dentro de sus inciativas abiertas tras el cese definitivo decretado por ETA. La directora de Víctimas y Derechos Humanos, Monika Hernando, lo explicó ayer durante su intervención en el curso de verano de la Universidad Complutense de Madrid. «Todavía estamos pensándolo, aunque no parte de cero», señaló, tras poner énfasis en que estas reuniones contarían con «espacios protegidos» para evitar la presión mediática y estarían centrados en el protagonismo de los propios afectados. «Serán ellas las protagonistas y quienes decidan cómo, cuando y qué trasladan», aseguró durante la mesa redonda centrada en la atención a víctimas y su papel de cara al nuevo ciclo abierto en Euskal Herria. Además de Hernando, estuvieron presentes Mari Carmen Hernández (viuda de Jesús Mari Pedrosa, concejal del PP muerto en atentado de ETA en 2000) y José Manuel Rodríguez Uribes, exdirector general de Atención a las Víctimas del Terrorismo durante el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero.

El plan avanzado por Hernando, que todavía no cuenta con fechas, parte de demandas trasladadas por diferentes víctimas para profundizar en el conocimiento mutuo y de otras realidades de sufrimiento causadas en el contexto del conflicto vasco y se sumaría a otros programas como «Gertu», pensado para «reforzar la atención» a afectados por acciones de ETA, GAL o Batallón Vasco Español, así como el destinado a que los damnificados presten su testimonio en las aulas de la CAV desde un mensaje común de «rechazo a la violencia».

La iniciativa de Glencree

Sobre este «conocimiento de otras historias de sufrimiento» habló Hernández, participante, junto a otras 24 víctimas de ETA, GAL, BVE y Fuerzas de Seguridad españolas, en los encuentros de Glencree, desarrollados de forma discreta durante cinco años hasta que se presentaron en 2012. Desde su experiencia, Hernández remarcó que «ha habido mucho sufrimiento». «No se trata solo de las víctimas de ETA, sino también de otras violaciones de los Derechos Humanos, de otros terrorismos», afirmó, tras remarcar su objetivo de «ayudar a una construcción para que quede un país mejor para la gente que venga por detrás».

«El dolor es el mismo. Ahora tengo relación con víctimas de otros terrorismos. Y ellos también tienen más conocimiento sobre las víctimas de ETA», afirmó, calificando como «muy especial» el largo período en el que todos ellos mantuvieron los encuentros al margen de la presión mediática y política. Unos encuentros que, según indicó, llevaron a la «autocrítica sobre lo que se ha hecho mal» y al «reconocimiento equitativo».

Hernández también participó en uno de los denominados «encuentros restaurativos», celebrados en la prisión de Nanclares y, además, presta su testimonio dentro del programa que acerca a las víctimas de la violencia política a las aulas de la CAV. «El dolor ha sido injusto por otras partes», concluyó, abogando por el «respeto» y «escuchar» distintas posiciones.