
Dice Paulo Coelho, uno de los escritores cariocas más conocidos en todo el mundo, que «hay momentos en que las tribulaciones se presentan en nuestras vidas y no podemos evitarlas. Pero están allí por algún motivo. Sólo cuando ya las hemos superado entenderemos por qué estaban allí». Una buena metáfora de lo que está padeciendo la selección canarinha en estos momentos. Aún en shock tras la goleada sufrida ante Alemania, alargó su agonía ante Holanda. Brasil se ha quedado girando en su particular rotonda futbolística, desideologizada, perdida en el universo del cemento armado y en las antípodas del jogo bonito.
Lejos queda ya el maravilloso equipo que disputó el campeonato de México, el talento de Pelé, Gerson, Rivelino, Jairzinho, Tostao o Carlos Alberto. En aquella época, Brasil viajaba con toda clase de médicos, dentistas, sicólogos y disfrutaba de los métodos más avanzados. Sin embargo, la retirada de Pelé y el mal resultado en el Mundial de 1974, llevaron a la federación a buscar un cambio. En plena dictadura brasileña -que se prolongó desde 1964 a 1985- nombraron seleccionador a Claudio Coutinho, un técnico formado en la disciplina marcial. Militar de carrera, se graduó en Educación Física, trabajó en la NASA y fue un estrecho colaborador de Kenneth Cooper, el inventor del test. Con él nació la conocida como Escuela Atlética.
Muy criticado, impuso métodos de disciplina férrea que incluyeron la prohibición del alcohol, tabaco, las llamadas desde la concentración e incluso el llevar el pelo largo. En lo futbolístico, su ideal estaba basado en la polivalencia y el trabajo defensivo. De hecho, tal era su obsesión que en los entrenos organizaba partidos de 11 contra 12. Tras el Mundial de Argentina dejó la selección, pero su legado quedó, el inicio de la involución. Coutinho murió en 1981 practicando pesca submarina en Ipanema.
El paso de Tele Santana por la Seleçao supuso un oasis en el desierto. Un equipo fantástico al que le faltaron unos títulos que sí que llegaron con el estilo atlético. Era el Mundial de Eder, Sócrates, Falcao, Zico o Junior e Italia fue su vérdugo. Aquella generación tuvo su última oportunidad en 1986, pero Francia acabó con aquel sueño. «El día que Brasil no encontró los resultados que merecía su gran equipo, como ocurrió en el 82 y el 86, empezaron a jugar a otra cosa», escribía ayer el argentino César Luis Menotti.
Desde entonces, volver a ganar la Copa del Mundo se convirtió en una obsesión, la europeización iniciada por Coutinho se aceleró. Técnicos de corte defensivo pasaron a ocupar el banquillo de la Verdeamarelha. En el Mundial de 1990, Sebastiao Lazaroni implantó el 3-5-2 y alineó un líbero. El talento contaba con cada vez menos espacio y la consecución del Mundial de EEUU de la mano de Parreira afianzó la apuesta.
La renuncia a los extremos, sustituidos por el `cuadrado mágico', es otro de los iconos. Vanderlei Luxemburgo lo usó en el Palmeiras para juntar a Rivaldo y Djalminha. Posteriormente fue seleccionador brasileño y en una entrevista concedida a ``As'' en 2005 señalaba que «las bandas solo existen en la música».
Anclas como Alemao, Galvao, Mauro Silva, Mazinho, Dunga, Sampaio, Emerson, Kleberson, Gilberto Silva, Melo, Luiz Gustavo y Paulinho han contado con un importante peso en los últimos 25 años. Las victorias en 1994 y 2002 reafirmaron la deriva iniciada por Coutinho. Los entonces triunfadores Parreira y Scolari han ocupado los puestos de mánager y entrenador en el recién terminado Mundial.
Tras Scolari, más de lo mismo
Los dos nombres que aparecen como principales candidatos para acceder al cargo de seleccionador no suponen precisamente una vuelta a los orígenes. El que más opciones tiene es «Tite», extécnico del Corinthians que ganó la Libertadores y el Mundial de Clubes en 2012. Entrenador de corte defensivo, sus equipos se han caracterizado por su disciplina táctica y la dureza. Otra de las posibilidades que se baraja es la del seleccionador juvenil Alexandre Gallo.
Si exceptuamos el Mundial sub´20 de hace tres años -y ni uno solo de aquellos jugadores ha estado ahora en Brasil- y la Confederaciones del pasado verano, Brasil se ha estrellado de forma sucesiva en el Mundial de 2010, la Copa América de 2011, los Juegos de 2012, el Sudamericano juvenil de 2013 y el Mundial de 2014. Al margen del nuevo técnico, parece evidente que la renovación girará en torno a Neymar. Jugadores como Oscar, David Luiz, Thiago Silva, Hulk o Willian podrían continuar, mientras que Julio César, Alves o Marcelo lo tienen más complicado. Fred ya ha anunciado que deja la selección. Descartes del Mundial como Lucas Moura, Coutinho, Miranda, Filipe Luis, Diego Alves, Marquinhos, Casemiro o Fernando Reges podrían incorporarse.
No hay delanteros de garantías
Lo que más preocupa es la falta de talento y goleadores. Se especula incluso con la vuelta de viejos roqueros como Ronaldinho, Luis Fabiano o Robinho. El puesto en teoría estaba reservado para Pato, que no ha tenido suerte con las lesiones y se ha quedado en otro proyecto malogrado. Otras opciones son Kardec, Ederson o Walter, pero suscitan dudas. La sequía es total, ya que Willian José -delantero de la selección juvenil campeona del mundo en 2011- tiene 23 años y aún está en el filial del Madrid.
El panorama no es halagüeño, la Canarinha necesita innovar y mirar a sus raíces para no persistir en una renuncia que le ha otorgado éxitos efímeros y ahora la ha arrastrado al abismo. Antes del Mundial, Thiago Silva indicaba a ``So Foot'' que «debemos recuperar que todos quieran jugar como Brasil». Ahora es la Verdeamarelha la que necesita un estilo propio. ¿Será capaz de volver a sus orígenes o reinventarse? Cuestión de supervivencia, o como diría el popular Caetano Veloso «existir, ¿a qué será que se destina?».
Apoteósico recibimiento en Berlín a los campeones del mundo
Más de 400 000 hinchas vitorearon ayer junto a la Puerta de Brandeburgo, en el corazón histórico de Berlín, a la Nationalmannschaft, los vencedores de la final ante Argentina. Cansados pero con la felicidad dibujada en la cara y luciendo camisetas negras con un gran número 1, los futbolistas y el cuerpo técnico al mando de Joachim Löw alzaron la Copa ante el júbilo de la multitud que se convirtió en un mar de banderas. «Sin ustedes no estaríamos aquí. ¡Somos todos campeones del mundo!», arengó el seleccionador Joachim Löw. GARA

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