«Instamos a todas las partes implicadas, Rusia, los separatistas prorrusos y Ucrania, a respaldar un alto el fuego inmediato», ha afirmado en un comunicado el portavoz de la Casa Blanca Josh Earnest.
El portavoz oficial ha subrayado que el cese de las hostilidades permitirá asegurar el acceso «seguro y sin restricciones» de los investigadores internacionales al lugar del siniestro «con el fin de facilitar», ha dicho, «la recuperación de los restos».
En línea con lo señalado por el presidente estadounidense, Barack Obama, ha calificado de «crítica» la puesta en marcha «tan pronto como sea posible» de una investigación internacional «completa, creíble y sin impedimentos» sobre lo sucedido.
Ha destacado, por lo demás, que el papel de organizaciones internacionales como Naciones Unidas y la Organización para la Seguridad y Cooperación en Europa (OSCE) pueden ser «particularmente relevantes» en este esfuerzo.
Ha adelantado que Washington trabajará con los países afectados y sus socios en los citados organismos internacionales «en las próximas horas y días para determinar el mejor camino a seguir».
Mientras tanto, ha insistido, «es vital que no se manipule ninguna prueba» y que «todas las pruebas potenciales y restos en el lugar del siniestro permanezcan intactos».
«Estados Unidos sigue preparado para aportar asistencia inmediata a cualquier investigación internacional, incluida mediante recursos ofrecidos a través del Consejo Nacional de Seguridad en el Transporte (NTSB) y el FBI», ha afirmado Earnest.
Ha apuntado que aunque todavía no se han recabado todos los datos, «está claro que el siniestro se produjo en el contexto de una crisis en Ucrania alentada por el respaldo ruso a los separatistas, incluidas armas, material y entrenamiento».
Ha destacado que lo sucedido subraya la «urgencia» de que Rusia dé «pasos concretos de forma inmediata» para reducir la violencia en Ucrania y respaldar un alto el fuego «duradero y un camino hacia la paz que el Gobierno ucraniano ha dibujado de forma consistente».
El Boeing-777 de Malaysian Airlines se estrelló en la región oriental de Donetsk, escenario de combates entre las fuerzas gubernamentales de Ucrania y los rebeldes prorrusos, quienes nada más producirse se acusaron mutuamente de ser responsables del derribo del aparato.
La aerolínea malaya ha indicado que 154 de los pasajeros eran holandeses, 43 malasios (incluidos 15 miembros de la tripulación), 27 australianos, 12 indonesios, 9 británicos, 4 alemanes, 4 belgas, 3 filipinos, un canadiense y 41 sin nacionalidad verificada.