Ingo NIEBEL COLONIA

Flores y felicitaciones a Merkel, la mujer más poderosa del mundo

Hace 25 años, Angela Merkel era solo la «chica de Kohl». Hoy, la revista «Forbes», la considera la mujer más poderosa del mundo. En Alemania. la apodan «Mutti» (madrecita), mientras que un embajador de EEUU la describió como la «canciller del teflón».

Muchos son los calificativos le han puesto a la canciller Angela Merkel, que quería «una pequeña fiesta de cumpleaños», pero a la que ayer acudieron mil invitados. Mucho se puede decir de ella, pero no que le guste alardear de los privilegios que conlleva el cargo de jefa de Gobierno. Su antecesor en la Cancillería, el socialdemócrata Gerhard Schröder (SPD, 1998-2005), exhibió con orgullo sus carísimos trajes y los puros cubanos. El líder del SPD destacó como «canciller mediático», pero perdió el poder porque su gusto por el lujo no compaginaba en absoluto ante los ojos de su electorado con los duros recortes sociales que impuso.

Merkel supo aprovechar esta ventaja en las elecciones anticipadas de 2005 que le hicieron tomar, como primera mujer, las riendas de Schröder formando la Gran Coalición con el SPD como socio minoritario.

En un mundo tan mediático, su mayor problema fue en un principio adaptar su aspecto a lo que los medios consideran «atractivo». El cambio exterior empezó a producirse ya un lustro antes cuando la «chica de Kohl» accedió a la presidencia de la CDU en medio de un escándalo de financiación ilegal que costó a su mecenas, el excanciller Helmut Kohl, la presidencia honorífica del partido. Después de la primeras elecciones de la Alemania reunificada, en 1990, el jefe de Gobierno se fijo en ella porque era mujer, originaria de la desaparecida República Democrática Alemania (RDA) y sin vinculaciones comprometedoras con el Estado socialista y su Ministerio de Seguridad del Estado, conocido como la Stasi.

Su partido la eligió presidenta cuando este cargo era similar al de sentarse sobre un asiento eyectable cuyo mecanismo iba a ser controlado más por otros que por ella misma. Merkel lideraba el comité regional más pequeño de la CDU y como venía del este alemán no controlaba los centros de poder de su partido. Sin embargo, encontró un puñado de correligionarios occidentales que le echaron una mano para hacerse con el control sobre el partido. Muchos de sus rivales tiraron la toalla, y ella se quedó, aguantando también situaciones difíciles.

Hoy por hoy, es Merkel quien decide su sucesor(a) frente a la CDU. Esta semana, el semanario «Spiegel» publicó rumores según los cuales podría dejar voluntariamente el cargo en 2017. Como sucesora se baraja el nombre de la ministra de Defensa, Ursula von der Leyen. Madre de siete hijos que también está retocando su imagen, dándose aires de «dura». Dado que Merkel se ha rodeado de un puñado de personas que destacan por su lealtad y discreción, habrá que esperar a que ella misma se pronuncie.

En el plano político no se ha despuntado hasta ahora por grandes obras como los históricos cancilleres de la CDU Konrad Adenauer y Kohl. Ha gestionado los problemas de Alemania y de la UE, sin resolverlos. Ha llevado a la CDU al centro político, eliminando de facto al Partido Liberaldemocrático (FDP) y diezmando al SPD. A nivel internacional, ha llamado la atención de Washington, expulsando al máximo representante de la CIA de Alemania.

Aún así, Merkel está lejos de dar un viraje a su política doméstica y exterior. Su popularidad se evidencia en el apodo «Mutti» (madrecita) cuyo significado el diario conservador «FAZ» lo explica así: «Mutti se ocupa de todo. Mutti modera, explica, educa y no muestra sus miedos. Mutti también sabe ser severa». Es un estilo que gusta a muchos ciudadanos y que otros políticos están copiando.

La fundación de la CDU teme que Helmut Kohl pueda quedarse con su archivo

¿De quién es el archivo privado del ex canciller Helmut Kohl (1983-1998)? ¿De la Fundación Konrad Adenauer (KAS) o de él? Después de haber perdido el poder en las elecciones generales, el apodado «Canciller de la Unidad» entregó 400 archivadores a la KAS.

Se trata de «actas de mano» que Kohl utilizó para su trabajo. En 2010, el anciano, de ahora 84 años, hizo llevar este fondo a su casa argumentando que lo necesitaba para escribir sus memorias. Este fondo lo completan las cintas de las entrevistas que su biógrafo le hizo en 105 ocasiones para esta obra. Después de su desavenencia con el matrimonio Kohl y un pleito perdido tuvo que entregárselas al político. La KAS pide ahora que Kohl y su segunda esposa, Maike Kohl-Richter, devuelvan el fondo. La relación entre Kohl y su partido se complicó en 2000 por un escándalo de financiación ilegal. I. NIEBEL