Nagore BELASTEGI

A la espera de mejoras en los centros vascos

En Euskal Herria, los sistemas de emergencia han entrado en alerta tras el primer caso de ébola registrado en el Estado español. Previamente, los avisos de la OMS no fueron atendidos de forma escrupulosa.

Los trajes adecuados para evitar contagios por ébola deben ser impermeables, con calzas y capucha, además de una mascarilla y gafas. Ninguna parte del cuerpo debe quedar expuesta porque, aunque el virus no se expanda por vía aérea sino por los fluidos corporales, un estornudo puede ser suficiente para transferir saliva.

A principios de año, cuando la enfermedad se convirtió en una epidemia en determinados países africanos, la Organización Mundial de la Salud (OMS) instauró un protocolo a seguir, pero aquellos consejos, que solo se llevaron a la práctica en los lugares verdaderamente afectados, fueron insuficientes. Muestra de ello son los contagios sucedidos en Estados Unidos y el Estado español -el primer contagio en Europa-.

Con este hecho se puso en entredicho el mencionado protocolo y todo apunta a que no fue llevado a cabo correctamente. Antes de que la auxiliar de enfermería Teresa Romero acudiera a un centro sanitario indicando que podría tener ébola, se habían detectado otros casos de personas que podían haber estado infectadas, aunque realmente no fue así. Queda la duda de qué habría ocurrido si hubieran dado positivo, si el protocolo hubiera fallado y se hubieran dado más contagios, si el material y las indicaciones fueron las correctas. A raíz del contagio de Madrid se han agudizado las precauciones en todo el Estado español, también en Hego Euskal Herria.

Así lo relata a GARA Valentín Verdasco, enfermero del Hospital Virgen del Camino de Iruñea, donde se registró un posible caso de ébola hace dos meses, el 11 de setiembre. «Fue un desbarajuste -explica- porque vimos claramente que no se había seguido ninguno de los protocolos que se tenían que seguir: en planta, el paciente no estaba aislado porque había más en la misma ala; el personal sanitario que le atendía estuvo con otros pacientes; el personal de limpieza no tenía ni formación ni información de cómo tenía que hacer las cosas, lo que también nos pasaba a nosotros. Nos dio una sensación de total inseguridad y de temor».

En su caso, no hubo ningún cursillo de preparación. Colgaron una hojas informativas en el tablón explicando cómo debían ponerse y quitarse el traje de protección individual. «Los trajes no eran como los que se ven ahora: impermeables con calzas incorporadas, con capucha... eran un gorro, una mascarilla con un pedazo de plástico que tapaba los ojos y unas calzas de papel que nos poníamos por encima de los zuecos. Ademas la habitación era pequeña, no había sitio, no te podían supervisar como marca el protocolo», enumera.

Afortunadamente, el paciente dio negativo en ébola y no ocurrió nada más. Fue tras el contagio detectado en Madrid -Teresa Romero dio positivo el 6 de octubre-, cuando las instituciones sanitarias decidieron formar a su personal y poner un poco de orden. «Parece que ahora se están tomando las cosas con más interés y más seriedad. Por lo menos sí hay un protocolo de recepción del paciente en urgencias; se van a cambiar los trajes del personal sanitario; parece que las habitaciones van a reunir unas condiciones mejores... pero, como siempre, a toro pasado. Hasta que no ha pasado lo que ha pasado y se ha visto que el ébola puede ser una enfermedad que sí se contagia no han empezado a hacer nada», critica Verdasco.

Algunos trabajadores de este hospital navarro recibirán formación obligatoria mientras que para otros será voluntaria. Esto ayudará a gestionar otros posibles casos de ébola con mayor eficacia. «Con las medidas que hay ahora, atendería a otro paciente porque es mi obligación profesional, pero pasaría muchísimo miedo», se sincera nuestro interlocutor.

Entrenamientos inadecuados

Estos cambios también se están dando en otros puntos de nuestra geografía. Por ejemplo, en algunos centros de atención primaria (CAP), los cuales hasta ahora no estaban preparados pero que poco a poco se irán actualizando. Según indican a este diario personas que trabajan en el ámbito sanitario que prefieren no identificarse por temor a represalias, en algunos centros comenzaron las formaciones con material inadecuado: «No era de grado biológico 4 ni de lejos porque, con la humedad, traspasaba. Debieron suponer que ese material iba a servir para todos, de tal manera que, para cuando uno se ponía la mascarilla, ya se la había puesto el resto del equipo; que todos se pongan el mismo gorro, los mismos guantes, las mismas calzas, la misma bata... Por otra parte, no se guarda en un lugar higiénico, se queda amontonado encima de una mesa».

La formación ofrecida hasta ahora ha sido destinada a médicos, exclusivamente para los trabajadores fijos, sin tener en cuenta que tanto los eventuales como los enfermeros también tendrán contacto con el paciente (incluso más, en algunos casos) al poner vías o aplicar el tratamiento.

Las dudas y preocupaciones del personal sanitario fueron indicadas a los superiores, que han decidido ofrecer una mejor formación. «Se llegó a trasladar que lo adecuado sería reunirnos a todos, entrenar debidamente a un grupo de personas, cada uno con su equipo, y con la supervisión de alguien experto. Al parecer, un día un técnico nos reunirá para un entrenamiento más adecuado».

Dado que el protocolo actual indica que, si alguien sospecha de tener ébola, debe llamar a la ambulancia y quedarse en casa para limitar al máximo el contagio, se presupone que los trabajadores de los CAP no deberían tener contacto con este tipo de pacientes. Sin embargo, puede ocurrir. En tal caso, tienen la orden de llamar a coordinación y desde ahí se encargarán de realizar los trámites correspondientes.

Junto con los hospitales y los CAP, los bomberos también podrían servir de ayuda en determinados casos de infección. De los datos recogidos por GARA se desprende que este cuerpo es el más preparado, no tanto porque hayan recibido formación específica para el ébola, sino porque dentro de su formación continua se incluyen los riesgos nucleares, químicos y también bacteriológicos, incluidas las enfermedades infecciosas. «Tenemos unos equipos de protección individual que protegen ante este riesgo. La formación que reciben los bomberos es para riesgos genéricos, no para una bacteria concreta, ni para un producto químico concreto, ni para una fuente radiactiva concreta. El ébola, como virus, está incluido en esa formación genérica», explica el jefe de Bomberos de Donostia, Javier Bayona.

Periódicamente, entrenan cómo ponerse y quitarse los trajes especiales. En cualquier caso, en un momento dado, tendrían que responder a las indicaciones de SOS Deiak y contarían con el apoyo técnico de Osakidetza.

Enfermería

El Colegio de Enfermería de Nafarroa lamentó que el Gobierno de Barcina no contara con los profesionales del sector al diseñar los nuevos procedimientos, cuando son estos trabajadores quienes mayor contacto tienen con los pacientes.

Países en riesgo

Donde el ébola tiene mayor gravedad es en Guinea Conakry, Liberia, Sierra Leona, Nigeria y República Democrática del Congo.

Tranquilidad

Osakidetza envió un mensaje de tranquilidad y pidió a las personas que vengan de países con tasas altas de ébola y se sientan enfermos que no acudan a urgencias, permanezcan en su domicilio y llamen al 112 para que se active el protocolo.