Pablo GONZÁLEZ Kiev

Las repúblicas de Donetsk y Lugansk quieren legitimarse con elecciones

La tensión aumenta en la región con el envío al frente de tropas adicionales. Las autoridades rebeldes están decididas a llevar a cabo los comicios con el apoyo de Moscú. Kiev y los países occidentales ya han dicho que no los reconocerán. El bloque militar es el máximo favorito a gobernar.

La tensión ha ido creciendo en los territorios rebeldes de Donetsk y Lugansk según se acercaban las elecciones de hoy. La amenaza de que Kiev intente mediante una ofensiva recuperar territorios perdidos y al mismo tiempo interferir los comicios ha ido ganando enteros. La movilización de tropas por ambos bandos no ha hecho más que elevar la tensión a límites máximos desde que se firmó el alto el fuego en Minsk a principios de setiembre.

Las autoridades locales se han apresurado a declarar que los comicios se van a llevar a cabo a pesar de la amenaza real de que las hostilidades se reanuden por todo el frente. Ello se debe a que necesitan cuanto antes legitimar el poder establecido tanto en Donetsk como en Lugansk y, después, buscar unificarse de manera real en el proyecto del estado de Novorossiya.

Kiev con el apoyo de los países occidentales ya ha declarado que considera estas elecciones ilegítimas y que no va a reconocer ningún resultado. Como contrapartida, y dando un apoyo importante a los rebeldes, Moscú sí tiene intención de reconocer al nuevo gobierno electo en ambas repúblicas.

En medio de esta disputa diplomática y militar está la población local. Según se acercaba el momento de votar, ha ido aumentando el eco de los cañones a las afueras de Donetsk. El retumbar de la artillería se ha activado la noche del viernes y ha continuado durante gran parte de la mañana de ayer. La zona de bombardeos es el aeropuerto de Donetsk, el punto más cercano a la capital del Donbass donde resisten los militares ucranianos.

Ya durante la tarde del sábado a Donetsk ha llegado un importante convoy militar rebelde presuntamente desde la frontera rusa. Un total de 62 camiones, la mayoría con munición para artillería, tres sistemas de artillería Grad, dos montajes antiaéreos y varios cisternas han venido a reforzar de manera significativa a las tropas rebeldes de la zona. Del otro lado de la línea del frente igualmente han llegado noticias de la llegada de refuerzos. Entre otros ha llegado el batallón Azov, cuestionado por su simbología neonazi, así como por las acusaciones de crímenes contra la población civil.

Este domingo abrirán un total de 300 colegios electorales por todo el territorio controlado por los rebeldes. Todos los ciudadanos a partir de los 16 años de edad pueden votar. También se podrá depositar el voto en puntos especialmente habilitados para ello en Rostov, Voronezh y Belgorod, tres ciudades rusas cercanas a la frontera y donde hay un importante número de refugiados ucranianos.

Los resultados se espera que sean públicos el martes. A partir de ahí empezará la construcción paulatina de un Estado independiente en el este de Ucrania. Independiente, pero fuertemente ligado a su valedor y parcialmente protector, Rusia. Es innegable el papel de Moscú en este proyecto separatista, ya que sin este apoyo es difícil imaginar que la región del Donbass hubiera defendido su independencia mediante las armas. Moscú seguirá siendo el garante de la existencia de un Donbass independiente. El proyecto despierta dudas entre la población que ve como su en otro tiempo rico territorio evoluciona hacia una nueva Transnistria, el Estado no reconocido dentro de Moldavia y apoyado igualmente por Rusia. Un Estado sin ley donde los grupos criminales campan a sus anchas.

Sin embargo, la actual situación ha dejado a la gente sin elección real. El proyecto nacional ucraniano es inaceptable. El ruso, por la coyuntura internacional, inviable. Lo que queda es la construcción de algo en medio que no parece ser del gusto popular, porque traerá dificultades al ciudadano de a pie.

En el lado ucraniano la preocupación es distinta. En caso de que Donetsk y Lugansk puedan consolidar un proyecto de Estado independiente, Kiev teme que otras regiones con las que tiene poca afinidad ahora, como Odessa o Járkov, sigan el mismo camino, poniendo en duda el Estado Ucraniano en sí. La puerta de los cambios se ha abierto definitivamente de nuevo en la ex URSS.

Los señores de la guerra buscan consolidar su poder

Ganarán las elecciones figuras del ámbito militar de las repúblicas de Donetsk y Lugansk. En la actual situación de guerra, más o menos activa, no hay casi alternativas civiles a estos personajes. En Donetsk el presidente será Aleksander Zajarchenko. Sus competidores son puramente candidatos técnicos. Están ahí para que haya votación, para nada más. Situación similar ocurre con el Parlamento, donde el partido República de Donetsk obtendrá la mayoría. Esta realidad de la política de los territorios rebeldes da a entender la inexistencia real de competencia política.

En Lugansk la situación es algo más abierta debido a que hay más señores de la guerra locales. No es seguro que tras los comicios todos acaten las ordenes del gobierno.

Esta es la parte más criticada por los detractores de estas elecciones. En contraposición, sus defensores dicen que en tiempos de guerra son necesarios líderes militares, y la votación les dará más apoyo popular y legitimidad para llevar a cabo la campaña militar y, después, ceder el testigo. P. G.