Joseba SALBADOR

La bajada de los carburantes, un alivio para el consumidor en el inicio del nuevo año

Aunque no con la celeridad que sería deseable ni en la misma proporción, la bajada del petróleo ha comenzado a repercutir en los precios de los carburantes, que inician el año en mínimos históricos, lo que supondrá un pequeño alivio para las economías domésticas y también para los profesionales que dependen del gasóleo. Esta situación, provocada por el exceso de oferta de petróleo, puede suponer además un importante estímulo para el crecimiento de la economía.

La caída en picado que inició en junio el precio del petróleo sigue sin encontrar suelo y en el arranque de 2015 ha vuelto a marcar mínimos históricos que no se habían visto desde el año 2009. Si en el mes de junio el barril de crudo Brent alcanzaba los 115,5 dólares, el pasado viernes la cotización se cerraba en 56,42 dólares, lo que supone un abaratamiento de nada menos que el 51,1%.

Las razones que se esconden detrás de este descenso son varias, pero se pueden resumir en un exceso de oferta provocado por la caída del consumo mundial y por la falta de acuerdo entre los países productores para limitar la producción.

Habitualmente, la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) -que produce la tercera parte del petróleo que se consume en el mundo- había respondido a las caídas de precios del crudo con recortes en la producción. No obstante, en su última reunión en Viena, los ministros de la OPEP han decidido mantener su oferta de petróleo sin cambios, lo que ha intensificado el descenso de precios en los mercados internacionales.

Pero, ¿qué interés pueden tener los productores en que se mantengan estos precios tan bajos? Aunque haya países como Venezuela, Irán o Argelia, que desearían recortar la producción y elevar los precios, ya que sus economías se están empezando a ver afectadas, todo parece indicar que ha sido Arabia Saudí, el mayor exportador mundial de crudo, el que ha logrado imponer su criterio con el fin de mantener su parte de cuota ya que, a diferencia de otros países, puede soportar estos precios durante más tiempo.

La clave de ello se encuentra en los bajos costes de producción de Arabia Saudí y de otros países del Golfo -apenas 4 o 5 dólares por barril-, elemento que quieren aprovechar para mantener su cuota de mercado ante la llegada de crudo no convencional obtenido mediante la fractura hidráulica o «fracking».

Solo con esa técnica, EEUU produce más de un millón de barriles diarios de petróleo, un crudo que hasta hace poco no estaba en el mercado pero que supone mayores costes de producción, con lo que su rentabilidad es más baja. Según los cálculos de los expertos, este petróleo no es rentable por debajo de los 60 dólares el barril.

El ministro saudí de Petróleo, Ali al-Naimi, llegaba a afirmar recientemente que no se recortará la producción de crudo aunque el precio del barril baje hasta los 20 dólares, y se mostraba convencido de que el mundo no volverá a conocer un barril por encima de 100 dólares. Con ello, Arabia Saudí quiere transmitir el mensaje de que «los países productores de mayor eficiencia son los que merecen cuota de mercado».

Perspectivas para 2015

Esta situación parece que se va a prolongar durante el año que acabamos de estrenar, ya que la producción, al menos a corto plazo, no se va a reducir, y el consumo seguirá contrayéndose, con lo que el desfase entre oferta y demanda seguirá sin corregirse.

La Agencia Internacional de la Energía (AIE), que reúne a los principales países consumidores de energía, calcula que en 2015 la demanda de petróleo se reducirá hasta los 93,3 millones de barriles diarios (mbd), 900.000 menos que en el ejercicio que acaba de concluir.

De momento, no se espera que las cuotas de producción de la OPEP registren cambios hasta junio, mes en el que está fijada la próxima reunión ministerial del grupo. Sin embargo, no se descarta que se convoque un encuentro extraordinario si los precios siguen en caída libre, tal y como sucedió en 2009 cuando bajaron hasta 35 dólares.

Los analistas descartan cualquier movimiento brusco y las apuestas ya se centran en dónde puede estar la base de un precio que lleva meses de caída en picado y que puede bajar aún más.

Ahorro para el consumidor

Sea de una forma o de otra, lo cierto es que esta situación ha supuesto una excelente noticia para las economías domésticas, y también para los profesionales cuyos negocios dependen en gran medida del gasóleo.

Aunque no con la celeridad que sería deseable ni en la misma proporción que el petróleo, los precios de las gasolinas ya han comenzado a bajar. Si el pasado mes de junio el litro de gasolina se vendía a 1,48 euros y el del gasóleo a 1,37, el mes de diciembre se cerraba con unos precios de 1,16 y 1,12 euros, respectivamente, con lo que se sitúan en niveles de hace cuatro años. Con estos precios, un conductor puede ahorrarse un total de 12 euros cada vez que llena un depósito de 50 litros de gasóleo, mientras en el caso de la gasolina, el ahorro se eleva hasta los 16 euros.

Estos descensos suponen un 21,6% en el caso de la gasolina y un 18,2% en el caso del gasóleo, muy lejos, en cualquier caso, del 51,1% registrado por el barril de crudo. Los operadores petrolíferos, sin embargo, aseguran que sí están trasladando a las gasolinas la bajada del crudo y matizan que en el coste de un litro de carburante, la materia prima solo supone un 31% del total en el caso de la gasolina, y un 35% en el precio del gasóleo, por lo que «hacer comparaciones porcentuales es erróneo».

La Asociación de Operadores de Productos Petrolíferos, que aglutina a compañías como Repsol, Cepsa y BP, subraya asimismo que el resto de los componentes del precio de las gasolinas son costes fijos que no se ven afectados por la cotización internacional. De ellos, la carga fiscal (IVA e impuesto de hidrocarburos) supone más de la mitad del precio final.

No obstante, existe un tercer factor que apenas se menciona, como es el polémico margen de distribución (la diferencia entre la cotización internacional y el precio de venta) que supone alrededor de un 12% del total y que, según advertía recientemente la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia, está subiendo mes tras mes.

Según los últimos datos, referidos a noviembre, este margen bruto se situó en 18 céntimos por litro de gasolina, un 0,3% más que en octubre, y en 17,5 céntimos por litro de gasóleo, un 0,9 % más.

Esta podría ser la explicación de lo que los transportistas definen como un comportamiento de «cohetes y plumas», ya que cuando sube el precio del crudo, aumenta como un cohete el de los carburantes, pero cuando baja, el descenso es como la caída de una pluma.

En cualquier caso, lo cierto es que el litro de gasóleo ya está rondando el euro en algunas gasolineras e incluso menos, sobre todo en las estaciones de servicio independientes o las vinculadas a los centros comerciales.

Subida del PIB

Además del beneficio directo que supone para el bolsillo de los consumidores, el abaratamiento de las gasolinas supone también un estímulo para el crecimiento económico. Lo confirmaban recientemente los responsables del departamento de estudios de Laboral Kutxa, para quienes el aumento del Producto Interior Bruto vasco del 1,8% pronosticado para 2015 podría incrementarse aún en otras tres décimas en el caso de que el precio del crudo se mantenga en estos niveles tan bajos durante un tiempo. A su juicio, esta situación beneficiará «a todos los países que tienen dependencia de esta materia prima como es la zona euro».

Sin embargo, esta no deja de ser un arma de doble filo ya que, debido a su gran influencia en la inflación, podría terminar provocando también el temido escenario de la deflación, aquel en el que la bajada generalizada de precios se retroalimenta por la caída de la demanda y de la actividad económica.

Tocar fondo

Los analistas descartan cualquier movimiento brusco y las apuestas ya se centran en dónde puede estar la base de un precio que lleva meses de caída en picado y que puede bajar aún más.

Exceso de oferta

Las razones que se esconden detrás de la caída de los precios del crudo se pueden resumir en un exceso de oferta provocado por la caída del consumo mundial y en la falta de acuerdo entre los países productores para limitar la producción.

-51,1%, el petróleo

El barril de crudo Brent ha pasado de los 115,5 dólares que alcanzó el pasado mes de junio a los 56,42 del pasado viernes, lo que supone un abaratamiento del 51,1% en solo seis meses.

Hasta 16 euros

En comparación con junio de 2014, un conductor puede ahorrarse un total de 12 euros cada vez que llena un depósito de 50 litros de gasóleo, cifra que aumenta a 16 euros en el caso de la gasolina.

Lo que gana el bolsillo de los países importadores lo pierde el de los exportadores

Si la bajada de los precios de los combustibles supone una buena noticia tanto para los consumidores como para las economías europeas, al mismo tiempo representa un gran problema para los países productores. Es decir, lo que gana el bolsillo de los países importadores lo pierde el de los exportadores del oro negro.

Y es que las economías más expuestas a la exportación del petróleo, sobre todo Rusia, Venezuela, Irán y Nigeria, han comenzado ya a sufrir un drástico descenso de sus ingresos y la única salida que tienen por ahora es devaluar sus monedas, como ha sucedido en el caso de Rusia, para al menos mantener estable el nivel de ingresos y poder seguir financiando sus presupuestos.

De esta forma, y frente a la teoría de que una caída del precio del petróleo se traduce en un mayor crecimiento, hay quien sostiene lo contrario, es decir, que este nuevo escenario puede terminar lastrando la tendencia del PIB a nivel mundial, toda vez que países como Venezuela o Rusia podrían empezar a registrar variaciones negativas de crecimiento a partir de 2015, lo que podría terminar provocando un aumento de la tensión en la relaciones internacionales, tal y como ha sucedido en ocasiones anteriores y como explicaremos en la edición de mañana. J.S.

«Cohetes y plumas»

Los transportistas denuncian que el mercado responde a un comportamiento de «cohetes y plumas», ya que cuando sube el precio del crudo, aumenta como un cohete el de los carburantes, pero cuando baja, el descenso es como la caída de una pluma.