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Obama presenta unas cuentas con reforma fiscal e inversiones masivas

El presidente de EEUU, Barack Obama, envió ayer al Congreso su presupuesto de casi 4 billones de dólares para el año fiscal 2016, rechazado de antemano por los republicanos pues contempla más gasto público y subida de impuestos para los más ricos y sobre los beneficios de las empresas en el extranjero.

«Desde mi llegada a la Casa Blanca, hemos reducido nuestros déficit en unos dos tercios», dijo Obama al defender su plan, que contempla más presupuesto para Defensa y el fin de los recortes automáticos del gasto público que entraron en vigor en marzo de 2013. Obama presentó su plan presupuestario en la sede del Departamento de Seguridad Nacional (DHS), con el objetivo de instar a la oposición republicana a no permitir que esa agencia gubernamental se paralice a partir del 27 de febrero, cuando se quedará sin fondos para trabajar.

En una muestra de las prioridades de la etapa final de su segundo mandato, el presidente reveló un presupuesto caracterizado por una importante reforma fiscal y un alza sensible de los gastos federales en Educación, Infraestructura e incluso Defensa.

El presupuesto prevé una ayuda adicional de 1.000 millones de dólares a Centroamérica, en particular a El Salvador, Honduras y Guatemala. Estos fondos serán utilizados para reforzar la seguridad y frenar la «migración clandestina».

El voluminoso documento del presupuesto enviado al Congreso, que es al mismo tiempo que una relación de gastos una especie de programa político, previsiblemente suscitará la oposición de los republicanos que ahora dominan ambas cámaras del Congreso. Según un alto cargo de la Casa Blanca, este presupuesto «colocará a las familias de clase media y a nuestra economía en el centro del debate, sin dejar de avanzar en el frente de la disciplina fiscal. No es necesario escoger entre ambos, se puede hacer las dos cosas», enfatizó.

En su discurso semanal, Obama defendió su plan de inversiones, haciendo hincapié en la reducción del déficit, el regreso al crecimiento y la creación de empleo «a su ritmo más rápido desde los 90». Para 2015, el Gobierno de EEUU prevé un crecimiento del 3,1 %.

Obama propone un plan de inversión de seis años en infraestructuras (autopistas, puentes, etc...) por un monto de 478.000 millones de dólares. Este gasto sería financiado, en parte, por un impuesto sobre los beneficios obtenidos en el extranjero por los grupos multinacionales de EEUU.