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La Haya

El Tribunal de la Haya insta a croatas y serbios a «pasar página»

El Tribunal Internacional de Justicia de La Haya rechaza en una sentencia salomónica las denuncias recíprocas por genocidio interpuestas primero por Croacia y luego por Serbia en la guerra que siguió a la desintegración de Yugoslavia. El fallo, que pone fin a 15 años de litigio, insta a ambos países a «pasar página» y cooperar para consolidar la paz y la estabilidad en los Balcanes. Zagreb y Belgrado han acogido sin grandes aspavientos el fallo.

Ni Serbia ni Croacia cometieron genocidio durante la guerra que les enfrentó entre 1991 y 1995, sentenció salomónico el Tribunal Internacional de Justicia de la Haya, que apeló a los dos paíse a pasar página y a cooperar por la paz y la estabilidad en los castigados Balcanes.

Tras recordar que «el genocidio presupone la intención de destruir a un grupo, siquiera en parte», el juez Peter Tonka concluyó que, aunque las dos partes cometieron crímenes, estos no tuvieron como objetivo destruir al otro grupo étnico sino «desplazarlo por la fuerza».

La proclamación en 1991 de la independencia por parte de Croacia, que formaba parte de la República Federal de Yugoslavia (RFY), desató una guerra entre el incipiente Ejército croata y las milicias serbias que, apoyadas por Belgrado, aspiraban a crear un Estado único reuniendo a todas las minorías serbias en una suerte de Gran Serbia.

Croacia acusó en 1999 a Serbia, como heredera de la RFY de «desplazamiento, muerte, tortura y detención ilegal de un gran número de croatas» de las regiones de Knin, el este y oeste de Eslavonia, y de Dalmacia.

Concretamente, denunció 20.000 muertos, 55.000 heridos y más de 3.000 desaparecidos, además de una «amplia destrucción de propiedades» durante la ofensiva militar serbia, que tuvo su colofón en el sitio serbio a la ciudad de Vukovar.

Serbia hizo lo propio en 2010 interponiendo una denuncia contra Zagreb por la Operación Tempestad, día festivo en Croacia, y que consistió en la expulsión forzosa -que incluyó asimismo todo tipo de crímenes- de 200.ooo serbios del enclave de las Krahinas.

Belgrado acusaba asimismo a Croacia de genocidio contra la minoría serbia y otros grupos étnicos en todo el territorio.

Para rechazar estas acusaciones cruzadas de genocidio, los jueces se apoyan en los procesos seguidos por el Tribunal Penal internacional para la Antigua Yugoslavia y recuerdan que ningún procesado, tampoco el fallecido presidente serbio Slobodan Milosevic, fue perseguido por genocidio en Croacia.

Sin embargo, ese mismo tribunal sí ha condenado por genocidio a varios dirigentes de las milicias serbias por su participación en la masacre de Srebrenica (Bosnia), que sí fue reconocida como genocidio en 2007.

Más de 8.000 hombres y menores bosnios (de familias y clanes históricamente musulmanes) fueron masacrados por las milicias serbias al mano de Ratko Mladic, hoy en día encarcelado y procesado por genocidio en La Haya.

Finalmente, los jueces instaron a las dos partes a sentarse en una mesa y asumir sus responsabilidades, reparando a las víctimas para consolidar la paz y la estabilidad en la región.

Una decisión salomónica esperada por las dos partes

Ambas partes ya habían anunciado que respetarían el veredicto. Serbia adelantó que el de ayer era un acontecimiento vital para apuntalar las relaciones bilaterales, cada vez mayores. Croacia adelantó antes de la sentencia que al haber sido admitida a trámite ya se daba por satisfecha.

El presidente de Croacia, Ivo Josipovic, mostró su descontento por el fallo. Más matizado, el presidente serbio, Tomislav Nikolic, lo calificó de injusto pero alentador. Más allá, los analistas coincidían en que lo mejor era una sentencia salomónica sin vencedores ni vencidos y que permita seguir avanzando hacia la normalización, lo que llevará tiempo. GARA