Los mercados financieros acogieron ayer con subidas los esfuerzos de los nuevos dirigentes griegos para negociar su deuda, y que están llevando sus propuestas a varios países europeos en una gira que ayer recaló en Roma. La bolsa de Atenas, que había mostrado sus recelos ante la victoria de Syriza con fuertes caídas, ha recuperado su valor anterior a las elecciones con el alza de más del 11% registrada ayer. También el resto de plazas europeas, aunque con moderación, registraban ganancias llevadas por cierto optimismo ante las nuevas ideas puestas sobre la mesa y la apertura de la negociación.

En Roma, el primer ministro de Grecia, Alexis Tsipras, recibió el respaldo del primer ministro italiano, Mateo Renzi, y aseguró que el Gobierno heleno está trabajando para llevar a Bruselas un proyecto económico de aplicación a medio plazo, con el que lograr un cambio en Europa y poner fin a las políticas de austeridad. «Hay que cambiar la política europea y poner fin a la austeridad. No queremos que exista una brecha entre norte y sur, sino que hay que retomar los intereses iniciales de la Unión Europea y crear un futuro de esperanza y dignidad», afirmó.

Por su parte, Renzi aseguró que «existen las condiciones para encontrar un punto de acuerdo con las instituciones europeas». «Daré mi mayor apoyo al primer ministro Tsipras, en términos de cooperación bilateral y disponibilidad al diálogo en todas las instancias» europeas, añadió.

Canje por nuevos bonos

Renzi vio en las elecciones griegas «un mensaje de esperanza que viene de una generación entera que pide mas atención e interés para los que sufren la crisis». «El mundo pide a Europa invertir en crecimiento y no en austeridad», explicó.

A la vez, el ministro griego de Finanzas, Yanis Varufakis, que se reunió en Roma con su homólogo, Pier Carlo Padoan, planteó la alternativa que ha calmado a mercados y gobiernos. En una entrevista con el «Financial Times», sugirió un programa de cambio de los 315.000 millones de euros de deuda, que evite la «quita» que rechazan de plano algunos socios europeos.

El plan consistiría en canjear su actual deuda externa por dos nuevos tipos de bonos: el primero de ellos estaría vinculado al crecimiento económico nominal y sustituiría a los préstamos concedidos por sus socios europeos, mientras que el segundo, al que se refirió como «bonos perpetuos», sustituiría a la deuda griega en manos del BCE.

El ministro defendió que esta propuesta sería una forma de «ingeniería de deuda inteligente» que evitaría la necesidad de utilizar el término «quita», que es políticamente inaceptable para Alemania y otros países.

Las explicaciones del portavoz del Gobierno griego, Gabriel Sakellaridis, que insistió en la anulación de la deuda, no empañaron el optimismo de mercados y gobernantes. «Cuando decimos anulación, esto puede hacerse a través de diversos medios técnicos. Una de las soluciones técnicas es la presentada ayer por Varufakis», indicó.

El ministro griego de Finanzas tendrá ocasión de presentar hoy esta alternativa en Frankfurt al presidente del BCE, Mario Draghi, y mañana a su homólogo alemán, Wolfgang Schäuble, uno de los mayores opositores a las intenciones del Gobierno griego. La canciller alemana, Angela Merkel, se mantiene firme pero señaló que «esperamos las propuestas y, después, entraremos en las discusiones».