Arantxa MANTEROLA

Algo está cambiando pero todavía queda camino por hacer

Novedades, haberlas haylas, pero si se miran de cerca las cosas cambian muy poco a poco. Una vez más queda claro que los abertzales de izquierda son parte insoslayable del panorama político-electoral pero en algunos ámbitos, incluso cercanos a su base, cuesta reconocerlo sin tapujos.

Se está hablando en estas elecciones de novedades. Sí, hay cambios en el sistema electoral, la primera vuelta ha dejado un panorama novedoso, hay fuerzas que están consolidándose y convertiéndose en alternativa real... Sin embargo, conviene escrutar más de cerca tales novedades, porque en algunas cuestiones no lo son tanto.

Por ejemplo, la tradición de ocultarse en la neblina de los «sin siglas», sin etiqueta, independientes diversos de izquierda o de derecha, sobre todo en este tipo de comicios tan locales, aparece esta vez más vigente que nunca. Es sabido que en Ipar Euskal Herria – y en general en todo el Estado– la persona del o la candidata tiene frecuentemente mucha más influencia que su adscripción política. Es más, aun siendo su militancia pública y notoria, muchos se escabullen de ella en un intento de abarcar todo lo posible, yendo más allá de los afines a su formación política.

Y así, esta vez en que además había que presentarse en pareja, se han producido unos «matrimonios» cuando menos extraños, lo que hace difícil seguir la pista si se quiere analizar el lugar que ocupan las tendencias en el panorama político-electoral.

Esta especie de repelús a las siglas se está confirmando respecto a los abertzales de izquierda, aunque por otras razones. Y es que tener que referirse irremediablemente a ellos por el espacio que ocupan, ya sin ningún lugar a dudas, en el mapa electoral sí resulta novedoso para algunos. De hecho, cuesta. Para muestra un par de botones. El binomio del PS del cantón de Donibane Lohizune dio a conocer ayer su consigna de voto para la segunda vuelta, pero en su comunicado prefirió no mencionar a EH Bai y se refugió en la frase «apoyaremos a la formación política de izquierda» que no es otra que el tándem de EH Bai.

La obsesión de resguardarse frente a etiquetas políticas crea a veces situaciones un tanto peculiares, por no decir incomprensibles, que bien pudieran constituir materia de estudio para los politólogos. Es lo que sucede en el caso del cantón de Uztaritze-Errobi-Uztaritze, en el que el domingo confrontarán el binomio de centristas y derecha con los abertzales de izquierda. Pues bien, la pareja independiente formada por Maite Haran-Larre, concejala de Uztaritze de la mayoría abertzale que gestiona el municipio, y por el alcalde de Sara Battit Laborde, que también cojea de las mismas ideas, ha preferido no posicionarse y no dará ninguna recomendación a sus votantes. Una forma de salvaguardar una suerte de neutralidad respecto a las organizaciones políticas definidas, que consideran como un activo para futuras contiendas electorales a nivel local.

En el campo abertzale del centro-derecha, tampoco los jeltzales se posicionan para la segunda partida. Optan por resguardarse en la libertad del electorado para elegir porque son «demócratas».

O sea, todavía hoy, las siglas siglas EH Bai siguen «tiñendo» mucho. Por tanto, nada nuevo bajo el sol... de algunos.

En cambio, sí ha habido novedad en el paisaje electoral vasco, aunque no se ha destacado en demasía, quizás precisamente por el «tinte» antes mencionado. En el Estado se habla de tripartidismo al referise a las grandes tendencias electorales por el hecho, ya insoslayable, de tener que asumir la presencia del FN como algo no coyuntural sino consolidado.

Ese fenómeno se ha dado también en Ipar Euskal Herria, pero en los territorios vascos, en realidad, se debería hablar de cuatripartidismo por el enraizamiento de los abertzales de izquierdas, claramente demostrado en varias contiendas. Es más, por orden de influencia electoral, a nivel global serían estos la tercera opción por delante de los ultraderechistas, que han sido los únicos, además de EH Bai, con candidatos en todos los cantones vascos sin vestirse de lagarterana.