Ainara LERTXUNDI
DONOSTIA
Elkarrizketa
CARLOS UGARTE
RESPONSABLE DE COMUNICACIONES EXTERNAS DE MÉDICOS SIN FRONTERAS

«La gente se está tirando al mar porque no le dejan otra salida»

Carlos Ugarte es responsable de Comunicaciones Externas de Médicos Sin Fronteras (MSF), ONG que el pasado día 2 puso en marcha una operación de rescate y salvamento de inmigrantes en el Mediterráneo.

Desde que el 2 de mayo la ONG Médicos Sin Fronteras, junto a la Estación de Ayuda a Migrantes en el Mar (MOAS), pusiera en marcha por cuenta propia una operación de rescate y salvamento en el Mediterráneo ha rescatado a 1.256 personas y asistido en el salvamento a 101. Al barco MY Phoenix, con una capacidad máxima para 400 personas, se ha sumado con el fin de reforzar esta tarea el buque Bourbon Argos, con capacidad para transportar a entre 300 y 350 personas. El miércoles realizó su primera misión asistiendo a 319 hombres, 141 mujeres y 17 niños que navegaban en un barco de pescadores. La mayoría provenían de Eritrea y, algunos, de Bangladesh. Ese mismo día el Phoenix practicó otros dos rescates.

Con una Europa blindada por tierra, «la gente se está tirando al mar porque no le están dejando otra salida», denuncia en esta entrevista Carlos Ugarte, responsable de Comunicaciones Externas de MSF. Rechaza con vehemencia la sustitución de la operación Mare Nostrum por la Tritón de la Agencia Frontex, orientada exclusivamente al control de fronteras.

¿Qué objetivos persigue esta misión de búsqueda y rescate?

El primero, salvar vidas. Y, el segundo, llamar la atención sobre un problema porque son las organizaciones de la sociedad civil –en este caso la Estación de Ayuda a Migrantes en el Mar (MOAS, por sus siglas en inglés) y Médicos Sin Fronteras– las que están haciendo un trabajo que le corresponde a Europa. Nos parece absolutamente impresentable que no se haga nada por evitar esta situación.

¿Cómo la van a desarrollar?

En principio, la mantendremos hasta octubre, porque estos meses coinciden con el periodo de más travesías. El MY Phoenix tiene 40 metros de eslora y una capacidad máxima de 400 personas. La tripulación está compuesta por 20 profesionales con experiencia en labores de búsqueda y rescate. A bordo llevamos un equipo médico que se encarga de las consultas y de los tratamientos que sean necesarios –deshidratación, quemaduras, hipotermias–. También está preparado para enfrentar situaciones más complejas como emergencias obstétricas y dispone del equipo necesario para hacer reanimación y soporte vital básico, por si hiciera falta. Nuestro barco opera en la zona donde hay más riesgo de naufragio, que suele ser el Canal de Sicilia, más próximo a las costas libias que a las europeas. Los barcos que se emplean para las travesías de inmigrantes suelen estar para el desguace y se sobrecargan enormemente, por lo que las condiciones de navegabilidad son muy malas, produciéndose así los naufragios a pocas millas de la costa libia. El barco cuenta también con dos drones que incorporan en su interior cámaras de seguridad, que servirán para hacer una búsqueda más activa y abarcar un mayor espacio. Trabajamos en colaboración con el Centro de Coordinación de Salvamento Marítimo de Italia, de manera que cuando practiquemos un rescate ellos tengan pleno conocimiento y así podamos coordinarnos para el desembarco.

Una vez rescatados, ¿cuál será el futuro más inmediato de estos inmigrantes?

Nosotros les prestamos asistencia a bordo y, después, los ponemos en manos de las autoridades italianas. Esta misión no pretende hacer un seguimiento de la persona desde que sale de la costa libia hasta después de que llega a Europa. Nuestro objetivo es impedir que estas personas se ahoguen en el mar y darles una primera asistencia. Después, serán las autoridades del país donde desembarquen las que se harán cargo de ellas en función de si son solicitantes de asilo, refugiados, inmigrantes económicos… Eso no nos corresponde. Nosotros no hacemos distingos con nadie.

¿Qué factores están generando esta continua tragedia?

Estimaciones de la última década apuntan a que en el Mediterráneo se han podido ahogar más de 20.000 personas. Lo que aquí ha levantado la alarma es que en un solo día murieran 800. Se trató de la tragedia más grave ocurrida en el Mediterráneo de la que se tiene constancia. Ello provocó la reunión de urgencia de la Comisión Europea y todo un revuelo mediático. Pero lo cierto es que ésta no es una situación nueva, sino que se viene repitiendo porque la Unión Europea se ha encargado de poner todo tipo de barreras físicas para impedir el acceso a Europa por tierra: ha levantado un muro en Bulgaria para no permitir la entrada en territorio europeo a quienes huyen del conflicto sirio; ha hecho otro tanto entre Grecia y Turquía con el mismo fin; en Ceuta y Melilla hay vallas... Al final, todo ese flujo de personas se ha redirigido hacia Libia por ser en estos momentos un Estado fallido en el que campan a sus anchas mafias de todo tipo, entre ellas, las que trafican con personas. Han sido las políticas migratorias de la UE, extremadamente restrictivas, las que, al no habilitar canales de entrada legales y seguros, están provocando hechos como, por ejemplo, que el año pasado la Marina italiana rescatara a 69.000 refugiados sirios de morir ahogados. Personas que a priori tenían derecho a entrar en Europa, porque todos los países de la UE han suscrito convenios en materia de protección a refugiados y solicitantes de asilo que no se están aplicando. Si a quienes huyen de situaciones de conflicto se les niega el visado humanitario o no se les aplican políticas de reasentamiento, y si a consecuencia de las barreras físicas puestas en tierra rediriges los flujos migratorios hacia el mar, estás contribuyendo a crear una crisis humanitaria. También queremos denunciar eso. La gente se está tirando al mar porque no le está quedando otro remedio.

¿La apuesta por la operación Tritón explica también el aumento de las muertes?

En un año, Mare Nostrum rescató a más de 150.000 personas en situación de riesgo en el mar. Cuando la Comisión Europea decidió suspenderla en noviembre, sabía que en Libia había una montaña de gente esperando a partir hacia Europa. Fue una decisión muy temeraria y a los hechos me remito. En 2013, en el Mediterráneo fallecieron 3.500 personas y solo en los primeros tres meses de 2015, fueron 1.700. Es evidente que al suspender la Operación Mare Nostrum, la UE asumía que iba a haber un mayor número de personas muertas en el mar. El límite de actuación de Tritón, de la Agencia de Control de Fronteras de la UE (Frontex) y con un enfoque exclusivo de control y seguridad de las fronteras europeas, se ciñe a 30 millas en aguas territoriales italianas y lo que ocurra más allá no es de su incumbencia. El problema es que los naufragios se dan en zonas mucho más próximas a las aguas libias que a las italianas.

¿En qué estado se suelen encontrar cuando son rescatados?

Experimentan, por lo general, una brutal sensación de desarraigo puesto que han tenido que abandonar su país y lo que había sido su vida hasta ese momento; y de desamparo absoluto, porque además de tener que huir únicamente con lo puesto, han tenido que sufrir el calvario de los traficantes de personas, que recurren a métodos crueles como la violación de mujeres, extorsión, palizas, malos tratos… para sacarles hasta el último dólar. Y después, se deben montar en un pesquero de 30 metros en el que igual viajan hasta mil personas. ¡Imagínate el terror que un padre o una madre debe sentir por su propia vida y por la de su hijo al cual se lo está llevando de un país en guerra! ¡No es algo voluntario! El panorama es desolador.

 

«Los bombardeos que plantea la UE no sirven para nada»

¿Cómo valora la cumbre extraordinaria de la UE a pocos días de producirse esta tragedia?

Fue muy frustrante e hipócrita. Arrancó con un minuto de silencio; sin embargo, cuando finalizó, no se acordó ninguna medida para evitar catástrofes como ésta. Todo aquel con un mínimo de humanidad esperaba que se retomara una misión encaminada al rescate y salvamento y, lamentablemente, eso no se hizo. Tampoco se habló de establecer nuevas vías seguras de entrada en Europa. Fue una especie de cortina de humo, de la que no salió nada que dé respuesta a la crisis humanitaria que generó la convocatoria de esta cumbre.

¿Contribuirá en algo bombardear a los barcos que trafican con inmigrantes?

No sirve para nada. Si realmente queremos quitarles el negocio a las mafias, debemos dejarles sin clientela. Nadie se pone en manos de esas mafias para hacer un viaje tan arriesgado y en condiciones tan precarias voluntariamente; lo hace porque no le queda otra salida. Además, es muy complicado determinar qué barco se dedica a esto y cuál no. Veo harto complicado poder hacer tal diferenciación. Y, en tal caso, lo debería de pedir el Gobierno libio y en Libia no hay gobierno, es un Estado fallido. Y tiene 2.000 kilómetros de costa. La experiencia nos dice que cuando taponas una salida, se abren otras en otro lugar. Aunque bombardeen cuatro barcos grandes en el puerto de Trípoli, saldrán cuatro botes más pequeños de cualquier otro punto. Eso es como ponerle puertas al campo.

¿Qué medidas de urgencia plantean para atajar este drama humanitario?

La primera, las más inmediata y obvia, es la puesta en marcha de una misión de rescate y salvamento. La segunda, establecer medidas que permitan que no se tengan que subir a un barco, habilitar fórmulas para permitir que puedan entrar en Europa de forma segura y legal. Se podrían tramitar visados humanitarios. Tercero, incrementar sustancialmente las políticas de reasentamiento de refugiados. De los cuatro millones de refugiados sirios, Turquía tiene acogidos a un millón y medio. En Jordania, el campo de refugiados fronterizo con Siria constituye en volumen demográfico la tercera ciudad del país. En Líbano, hay un millón de personas viviendo en condiciones bastante lamentables… Estos tres países junto con una parte más pequeña de Irak están asumiendo el 95% de esos cuatro millones de refugiados. Europa el año pasado acogió a 36.000. España ofreció 130 plazas de reasentamiento. Esa es una realidad vergonzosa.A. LERTXUNDI