Arantxa MANTEROLA
BAIONA

Personas muy ligadas a los ámbitos de poder, en el Manifiesto de París

La Conferencia de París ha dejado un legado, el Manifiesto por la Paz en Euskal Herria donde se apela a dar pasos concretos en el proceso de resolución del conflicto. Lo han firmado 110 personalidades, muchas de ellas con gran poder de influencia en diversos ámbitos, en particular sobre los poderes políticos e institucionales franceses.

El Manifiesto por la Paz en Euskal Herria presentado anteayer en la Conferencia de París ha sido suscrito por 110 personalidades de diferentes ámbitos. Como ocurre a menudo, y más aún si no se trata de personas del entorno cercano, entre tanta cantidad sobresalen inicialmente las más conocidas. Pero analizando más en detalle esta inédita lista de apoyos lograda por los organizadores de la Conferencia (Bake Bidea y LDH), se constata la diversidad de los firmantes y también su extenso ámbito de influencia.

Aparecen por supuesto, dado el objetivo del encuentro, personas relevantes del campo de los derechos humanos, de sectores humanitarios, médicos y religiosos, pero también del mundo de la cultura y artes escénicas como, por ejemplo, el actor y realizador Mathieu Kassovitz. Pero, dada la naturaleza del documento, hay que centrarse en los signatarios del sector político y/o institucional.

En ese sentido, destaca primero la implicación de un exministro de Interior y Defensa como Pierre Joxe, que, como destacó en el encuentro, tuvo estrecha relación con Felipe González cuando el expresidente español aún estaba en la clandestinidad en el Estado francés y, más tarde, con sus «colegas Barrionuevo y Corcuera» (en este punto Joxe introdujo una mención indirecta a la guerra sucia de los GAL).

Tampoco resulta baladí que un exprimer ministro socialista como Michel Rocard, que llegó a constituir una corriente muy potente dentro del PS y cuyos sectores –un tanto desperdigados en la vorágine interna que vive el partido estos últimos años– intenta aglutinar Manuel Valls, se encuentre entre los firmantes. El primer ministro actual ha sido considerado muchas veces como «hijo político» de Rocard.

Los nombres de otros firmantes aparecen con una escueta descripción al lado. Es el caso de Jean-Pierre Mignard, presentado como «abogado». Sin embargo, una simple incursión en su curriculum vitae es suficiente para captar el peso del personaje, sobre todo en el entorno socialista. Ha conjugado su compromiso político con su experiencia profesional en casos de gran envergadura a nivel internacional en los que el Estado francés estaba involucrado. Mignard está considerado además como uno de los asesores más cercanos y que obtiene más receptividad por parte del actual presidente, François Hollande.

Otro letrado que ha firmado el Manifiesto, Georges Kiejman, tampoco desmerece en cuanto a «servicios prestados» a los gobernantes socialistas de su época. Abogado muy polémico y reconocido profesionalmente, llegó a ostentar cargos en varios gobiernos a principios de los años 90 y fue también asesor directo del presidente Mitterrand, al igual que el propio Louis Joinet que presidió este evento de París.

Joinet ejerció como magistrado, fiscal general y experto para Naciones Unidas. Y lleva «casi 50 años implicado en la cuestión vasca, porque empecé como antifranquista», reconocía a GARA anteayer en la Asamblea Nacional. Fue el primer ministro Pierre Mauroy quien le encargó la labor «de ocuparme, más allá de las respuestas represivas, de la violencia política por medios políticos; es decir, buscar soluciones políticas para que todo el mundo pueda salir con la cabeza alta. Casi lo conseguimos en tiempos de Rocard y Bérégovoy», dice. En ello sigue.

Por parte del PS, puede decirse que entre los firmantes hay personas influyentes en las corrientes más importantes del partido («rocardianos», pro-Hollande), pero también que, dada la situación, son personas con capacidad para mover muchos hilos en la sombra por su relación directísima con los ámbitos del poder.

Izquierda, centro y derecha

Del lado de los ecologistas o de la izquierda más radical (como la del NPA), e incluso del centrismo, el compromiso mostrado ha sido más claro. La prueba es que en la misma Conferencia se encontraban Philippe Poutou, dirigente de NPA; Emmanuelle Cosse, secretaria nacional de Europe Ecologie-Les Verts; Jean-Christophe Lagarde, presidente de la UDI; mientras que el del MoDem, François Bayrou, se excusó por problemas de agenda.

La presencia de la derecha es más mitigada, pero además de intervinientes directos como el consejero vasco Max Brisson y el propio Marc Gentilini (miembro cualificado de la Fundación Chirac) destacan la presencia y la firma del exministro y actual eurodiputado por la región parisina Alain Lamassoure.