Iñaki ALTUNA
BAIONA

Reacción prefabricada de Madrid para recordar que París continúa inmóvil

«El Gobierno francés se desvincula del acto de la Asamblea sobre ETA y sus presos». Este era el título del despacho difundido el mismo jueves por la agencia Europa Press, tras la reunión de París. La contundencia del encabezamiento invitaba a pensar en que se había producido alguna reacción oficial de las autoridades galas, lo que, en cierta forma, daría relevancia a la Conferencia de París y reconocería su impacto en las esferas políticas republicanas.

Pero nada de eso. El texto del teletipo ya no era tan rotundo, y deslizaba que la información y el contundente titular tenían como origen unas indeterminadas «fuentes diplomáticas francesas». Así pues, una agencia española recababa la reacción de un interlocutor difuso sobre una noticia que, realmente, no estaba teniendo ningún eco entre los medios con sede central en Madrid, es decir, entre los clientes de la propia agencia.

La respuesta a tan paradójica situación llegó poco después, también desde Madrid, cuando el ministro español del Interior, Jorge Fernández Díaz, hizo unas declaraciones en el Congreso para «celebrar que Francia se desvincule» de la citada Conferencia.

La pregunta consiguiente es lógica: ¿Por qué se tomaron la molestia de tener que responder a la Conferencia si esta ya estaba siendo silenciada por los principales medios de comunicación españoles? ¿Por qué tuvieron que forzar desde Madrid una reacción de «Francia» cuando el Gobierno galo no tendría ni remotamente la intención de pronunciarse sobre la cuestión?

Todos estos interrogantes se pueden responder desde una misma constatación: el Gobierno del PP necesita como el comer que el Estado francés siga reafirmándose en que no se moverá ni un milímetro respecto a la política marcada en Madrid, pues cualquier gesto contrario, aunque el movimiento fuera mínimo, supondría una auténtica bofetada y retrataría de forma descarnada la intransigencia de Mariano Rajoy y los suyos.

Dicho de otro modo, el hecho de que, pese a no tener una gran cobertura mediática, importantes personalidades y agentes referenciales franceses demanden una política activa por la paz genera semejante preocupación en el Ministerio de Fernández Díaz que se ve obligado a dejar constancia de que su inmovilismo es compartido por el Gobierno de Valls, no vaya a tener nadie la ocurrencia de ponerlo en entredicho.