Maitane ALDANONDO

Gïk vino azul: Color y sabor para revolucionar la industria vinícola

Cinco jóvenes vascos han desarrollado un vino con características únicas y particulares. El deseo de transgredir es el motor de este proyecto innovador que tras dos años de desarrollo empieza a darse a conocer y a lograr el interés de los consumidores.

Gïk es un vino azul, más dulce y más fácil de beber; pero también es el proyecto transgresor de cinco jóvenes vascos. No les agradaba ni la industria del vino ni la propia bebida, por lo que decidieron transformarlo en todos los sentidos. La idea se le ocurrió al donostiarra Taig Mac Carthy hace ya dos años tras leer el estudio de mercado del consejo regulador de una denominación de origen. Se reunió con el director de marketing del consejo para proponerles cómo adaptar el producto a los clientes. No guarda buen recuerdo de aquel encuentro, pero esa fue la semilla del proyecto. «Nos dijeron que cambiar el vino era algo impensable, pero es el mundo perfecto para hacer una revolución, agitar un poco las cosas». Antes de llevarla a cabo puso a prueba su idea. Modificó una foto de una botella de vino convirtiéndola en azul y la puso a la venta en Internet. Fijó unos indicadores y decidió que si los alcanzaba lo llevaría a cabo. Lo logró y tuvo que pensar cómo hacerlo de verdad.

Han necesitado dos años para tener el vino con el sabor y la tonalidad precisas. Consiguen el color mezclando uva tinta y roja, añadiendo pigmento púrpura de uva tinta –antocianina–, que lo hace azul, e indigotina para lograr el tono índigo. El color responde a la asociación entre el azul y la innovación, pero también hace referencia al libro “La estrategia del océano azul”. «Hay océanos rojos tintados de sangre porque hay muchos tiburones y tienen mucha competencia. Habla de cómo descubrir un océano azul, olvidarte de las variables de mercado, crear nuevas... La idea de crear un océano azul convirtiendo un líquido rojo en azul nos parecía poético». En el proceso les han ayudado AZTI y la UPV, institución que Mac Carthy considera «esencial» porque gran parte del desarrollo se ha hecho en su laboratorio y la Gïk está alojada en ITEC, su vivero de empresas. Es una sociedad de bienes compuesta por Mac Carthy, Aritz e Imanol López, Iñigo Alday y Gorka Maiztegi, y planean convertirse en sociedad limitada.

Comenzaron con una tirada de 80 botellas para probar el sabor y el olor. Realizaron una de 400 de cara a Navidades, y les sirvió para ver las carencias de su infraestructura. Mejoraron la web, la forma de pago y automatizaron los pedidos. Entonces, aparecieron en televisión y llegó el boom. Mac Carthy lo ilustra con un dato: «Al día siguiente debíamos a los clientes 2.000 botellas, la web se cayó». Hasta hace poco han vendido sin tener el vino, porque ningún comprador quería renunciar a vino. En lo que va de año han facturado 30.000 euros, la mayoría en el último mes.

El responsable admite que la innovación ha sido muy complicada, «no porque sea difícil de hacer, sino porque al ser un producto único en su categoría es complicado de encajar». Sin embargo, cree que el aprendizaje es muy positivo: «Es lo mejor a lo que puedo dedicar mi existencia. Cada mes soy capaz de hacer cosas que el anterior me parecían magia negra». Su vino se vende en todo el Estado mediante la web a 8 euros la botella. Su reto es asentarse como empresa y ampliar mercados, llegando a ser globales. Mac Carthy admite que «sueño con esto, estamos muy enfocados. Yo quiero que esto me obligue a viajar, a ir a Japón, a muchos sitios».

 

cambiar las costumbres del sector, más allá del producto

El afán innovador y diferenciador de Gïk no se limita exclusivamente al producto, también se refleja en otros aspectos del negocio. En vez de los medios habituales, la venta y distribución de su vino la realizan exclusivamente a través de la web. Han creado una zona para negocios donde se registran y pueden hacer los pedidos. El responsable de Gïk Taig Mac Carthy admite que «a muchos negocios les parece raro, pero cuando lo prueban les gusta porque es mucho más cómodo». También explica que para evitar ser catalogados, elaboran el vino en distintas bodegas. Posiblemente la siguiente tirada la hagan en una bodega de la Comunidad de Madrid y otra de la Rioja Alavesa. «Queremos huir de la denominación de origen. No nos parece que tenga sentido, no nos identificamos».