La resolución ha conseguido el visto bueno mayoritario –436 votos a favor, 241 en contra y 32 abstenciones– de los grupos populares (PPE), socialdemócratas (S&D) y liberales (ALDE) gracias a un compromiso sobre el asunto más polémico para la Eurocámara, el sistema de arbitraje para los inversores.
Los eurodiputados, que hace un mes decidideron posponer el debate, han reclamado finalmente un sistema «no discriminatorio» con las empresas locales o extranjeras del que formen parte «jueces independientes» y que «no anteponga los intereses privados a los públicos».
La resolución reclama que Estados Unidos se comprometa a respetar los estándares laborales de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) o se arriesgará a un veto del hemiciclo europeo al acuerdo cuando se vote, una vez negociado. La posición adoptada establece otras peticiones, como la protección de los servicios públicos europeos, el respeto a los estándares medioambientales en la Unión Europea (UE), la transparencia en las negociaciones y una mayor inclusión de la sociedad civil en el proceso.
Los más críticos con la votación y la existencia misma del TTIP han sido los ecologistas europeos y la Izquierda Unitaria Europea (GUE/NGL), a la que pertenecen el representante de EH Bildu, que han votado en contra por considerar, entre otros asuntos, que se verán afectos los estándares laborales y medioambientales europeos.